EL ARTE DE SER FELIZ Ignacio Larrañaga - OpenDrive
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<strong>Ignacio</strong> <strong>Larrañaga</strong> <strong>EL</strong> <strong>ARTE</strong> <strong>DE</strong> <strong>SER</strong> F<strong>EL</strong>IZ<br />
El estado de obsesión depende también de los estados de ánimo;<br />
cuando un sujeto se halla en un estado altamente nervioso será presa de una<br />
crisis obsesiva mucho más fácilmente que cuando está relajado y tranquilo.<br />
Hay tres cosas que andan danzando en una misma cuerda: la<br />
dispersión, la angustia y la obsesión. Ellas tres actúan entre sí como madres<br />
e hijas, como causa y efecto. Pero, muchas veces, no se sabe quién<br />
engendra a quién, quién es la madre y quién es la hija. Incluso sus<br />
funciones pueden ser alternadamente indistintas: la angustia genera<br />
obsesión, la obsesión a su vez, engendra angustia y, de todas formas, la<br />
dispersión siempre engendra, o al menos favorece, ambos estados.<br />
Las obsesiones nacen casi siempre en un temible círculo vicioso: la<br />
vida agitada, las responsabilidades fuertes y un entorno vital estridente y<br />
subyugador.<br />
Todo esto conduce a una desintegración de la unidad interior con<br />
una gran pérdida de energías, por lo que el cerebro tiene que acelerar la<br />
producción de energías con la consiguiente fatiga cerebral.<br />
Esta fatiga cerebral deriva rápidamente en la fatiga mental. La<br />
fatiga mental, a su vez, no es otra cosa que debilidad mental. Y debilidad<br />
mental significa que todos los estímulos exteriores e interiores se te prenden<br />
y te dominan, y tú no puedes ser dueño de tus mundos interiores porque<br />
precisamente los pensamientos y las emociones más desagradables se<br />
apoderan y se instalan en ti, sin motivo ni razón, y dominan sin contrapeso<br />
los mecanismos de tu libertad. Y aquello a lo que temes y a lo que te<br />
resistes se te fija y te domina en la medida en que lo temes y te resistes.<br />
Esto sucede porque los pensamientos obsesivos son más fuertes<br />
que tu mente que está muy débil. Y está débil tu mente porque tu cerebro<br />
está muy fatigado y, a su vez, tu cerebro está muy fatigado porque tiene que<br />
producir aceleradamente grandes cantidades de energías. Esto, a su vez,<br />
sucede porque necesita reponer muchas energías debido a la dispersión y<br />
nerviosismo que hay en ti. Y, siendo la obsesión más fuerte que la mente,<br />
ésta acaba siendo derrotada por aquélla. Y la mente, al sentirse dominada<br />
por la obsesión e incapaz de expulsarla, queda presa de una angustiosa<br />
ansiedad que deriva en una fatiga y una debilidad mentales cada vez<br />
mayores, y entonces la fuerza de la obsesión es mucho más considerable y<br />
te domina sin contrapeso.<br />
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