EL ARTE DE SER FELIZ Ignacio Larrañaga - OpenDrive
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<strong>Ignacio</strong> <strong>Larrañaga</strong> <strong>EL</strong> <strong>ARTE</strong> <strong>DE</strong> <strong>SER</strong> F<strong>EL</strong>IZ<br />
los sujetos deprimidos tienen, por lo general, un aspecto saludable, no<br />
tienen síntomas de enfermedad, todos sus órganos están sanos. El médico<br />
dice que no tiene nada. Los familiares y compañeros, con susposiciones<br />
gratuitas, comienzan a decir que son puros caprichos y que se hace el<br />
enfermo. Y, creyendo hacer un bien le dicen: "haz un esfuerzo, hombre, no<br />
tienes nada, convéncete de que son cosas de tu cabeza". Como se podrá<br />
imaginar, con esto hemos tocado el techo más alto del drama humano y del<br />
absurdo.<br />
Después de eso, ya se puede comprender que los que están cerca<br />
del paciente pueden influir decisivamente para bien o para mal.<br />
Las familias y, en general, los que rodean al enfermo necesitan<br />
tomar conciencia de la naturaleza de la depresión y dar al paciente afecto,<br />
mucho afecto, más que nunca. Deben tener con él una enorme comprensión<br />
y una infinita paciencia. Todo lo que se diga al respecto, cualquier<br />
insistencia en este sentido será poco.<br />
La angustia Hay que distinguir la angustia de la ansiedad. En la<br />
angustia se da una sensación física de opresión, ahogo y encogimiento que<br />
afecta directamente a la zona visceral y se localiza también, aunque en<br />
menor grado, en el plexo solar, en la zona cardiaca y en la garganta.<br />
La ansiedad, en cambio es una perturbación más bien psíquica, de<br />
carácter más cerebral que somática. La angustia tiene un efecto<br />
sobrecogedor y paralizante por lo general; en la ansiedad, por el contrario,<br />
se produce un efecto como de sobresalto con tendencia a la fuga.<br />
En la mayoría de los casos, sin embargo, coexisten las dos<br />
sensaciones, resultando difícil distinguir la línea divisoria entre ambas. Por<br />
tanto, la angustia, son matices diferentes de una misma enfermedad.<br />
También es fácil confundir la angustia con el miedo y, desde luego,<br />
en toda angustia hay buena dosis de miedo. Mucho más próximo a la<br />
angustia está el temor, por ser un sentimiento ante lo desconocido.<br />
Los estados de ánimo se entrecruzan, como se ve, y se dan<br />
transiciones permanentes entre la angustia, el miedo, la ansiedad, el temor,<br />
la obsesión y la tristeza.<br />
Puede haber una angustia vital y una angustia reactiva. Gran parte<br />
de las veces se trata de una angustia reactiva. La angustia vital es aquella<br />
que se produce sin motivos ni estímulos exteriores. Existe, pues, una<br />
personalidad genéticamente angustiosa.<br />
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