12.05.2013 Views

Relato de un naufrago.pdf

Relato de un naufrago.pdf

Relato de un naufrago.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

embarcación se estabilizaba, yo echaba por la borda el agua sanguinolenta. Poco a poco la<br />

superficie quedó limpia y las fieras se aplacaron. Pero <strong>de</strong>bía cuidarme: <strong>un</strong>a pavorosa aleta<br />

<strong>de</strong> tiburón la más gran<strong>de</strong> aleta <strong>de</strong> tiburón o <strong>de</strong> animal alg<strong>un</strong>o que haya visto en mi vida-<br />

sobresalía más <strong>de</strong> <strong>un</strong> metro por encima <strong>de</strong> la borda. Nadaba apaciblemente, pero yo sabía<br />

que si percibía <strong>de</strong> nuevo el olor <strong>de</strong> la sangre habría dado <strong>un</strong>a sacudida que hubiera volteado<br />

la balsa. Con gran<strong>de</strong>s precauciones me dispuse a <strong>de</strong>spresar mi pescado.<br />

Un animal <strong>de</strong> medio metro está protegido por <strong>un</strong>a dura costra <strong>de</strong> escamas. Cuando <strong>un</strong>o trata<br />

<strong>de</strong> arrancarlas siente que están adheridas a la carne, como láminas <strong>de</strong> acero. Yo no disponía<br />

<strong>de</strong> ningún instrumento cortante. Traté <strong>de</strong> quitarle las escamas con las llaves, pero ni<br />

siquiera conseguí <strong>de</strong>sajustarlas. Mientras tanto, me di cuenta <strong>de</strong> que n<strong>un</strong>ca había visto <strong>un</strong><br />

pez como aquel: era <strong>de</strong> <strong>un</strong> ver<strong>de</strong> intenso, sólidamente escamado. Des<strong>de</strong> niño he relacionado<br />

el color ver<strong>de</strong> con los venenos. Es increíble, pero a pesar <strong>de</strong> que el estómago me palpitaba<br />

dolorosamente con la simple perspectiva <strong>de</strong> <strong>un</strong> bocado <strong>de</strong> pescado fresco, tuve <strong>un</strong> momento<br />

<strong>de</strong> vacilación ante la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que aquel extraño animal fuera <strong>un</strong> animal venenoso.<br />

Mi pobre cuerpo<br />

Sin embargo, el hambre es soportable cuando no se tienen esperanzas <strong>de</strong> encontrar<br />

alimentos. N<strong>un</strong>ca había sido tan implacable como en aquel momento en que yo, sentado en<br />

el fondo <strong>de</strong> la balsa, trataba <strong>de</strong> romper la carne ver<strong>de</strong> y brillante con las llaves.<br />

Al cabo <strong>de</strong> pocos minutos comprendí que necesitaba proce<strong>de</strong>r con más violencia si en<br />

realidad quería comerme mi. presa. Me puse en pie, le pisé fuertemente la cola y le meti el<br />

cabo <strong>de</strong> <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los remos en las agallas, Tenía <strong>un</strong>a caparazón gruesa y resistente.<br />

Barrenando con el cabo <strong>de</strong>l remo logré por fin <strong>de</strong>strozarle las agallas. Me di cuenta <strong>de</strong> que<br />

todavía no estaba muerto. Le <strong>de</strong>scargué otro golpe en la cabeza. Luego traté <strong>de</strong> arrancarle<br />

las duras láminas protectoras <strong>de</strong> las agallas y en ese momento no supe si la sangre que<br />

corría por mis <strong>de</strong>dos era mía o <strong>de</strong>l pescado. Yo tenía las manos heridas y en carne viva los<br />

extremos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos.<br />

La sangre volvió a revolver el hambre <strong>de</strong> los tiburones. Cuesta trabajo creer que en aquel<br />

momento, sintiendo en torno <strong>de</strong> mí la furia <strong>de</strong> las bestias hambrientas, sintiendo<br />

repugnancia por la carne ensangrentada, estuve a p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> echar el pescado a los tiburones,<br />

como lo hice con la gaviota. Me sentía <strong>de</strong>sesperado, impotente ante aquel cuerpo sólido,<br />

impenetrable.<br />

Lo exploré minuciosamente, buscando sus partes blandas. Al fin encontré <strong>un</strong> resquicio<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las agallas; con el <strong>de</strong>do empecé a sacarle las tripas. Las vísceras <strong>de</strong> <strong>un</strong> pez son<br />

blandas e inconsistentes. Se dice que si a <strong>un</strong> tiburón se le da <strong>un</strong> fuerte tirón en la cola, el<br />

estómago y los intestinos salen <strong>de</strong>spedidos por la boca. En Cartagena he visto tiburones<br />

colgados <strong>de</strong> la cola, con <strong>un</strong>a enorme, oscura y viscosa masa <strong>de</strong> vísceras pendiente <strong>de</strong> la<br />

mandíbula.<br />

Por fort<strong>un</strong>a, las vísceras <strong>de</strong> mi pescado eran tan blandas como las <strong>de</strong> los tiburones. En <strong>un</strong><br />

momento las saqué con el <strong>de</strong>do. Era <strong>un</strong>a hembra: entre las vísceras había <strong>un</strong> sartal <strong>de</strong><br />

huevos. Cuando estuvo completamente <strong>de</strong>stripado le di el primer mordisco. No pu<strong>de</strong><br />

penetrar la corteza <strong>de</strong> escamas. Pero a la seg<strong>un</strong>da tentativa, con renovadas fuerzas, mordía<br />

<strong>de</strong>sesperadamente, hasta cuando me dolieron las mandíbulas. Entonces logré arrancar el<br />

primer bocado y empecé a masticar la carne fría y dura.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!