Formato PDF - Casa de la Danza

PORTADA
Su gran estatura -1,89 centímetrosestá
aderezada por un amplio sentido
del humor y una gran simpatía
natural. José Carlos Martínez
(Cartagena, 1969), Bailarín Estrella del
Ballet de la Ópera de Paris, habla con
la sinceridad y madurez propia de
quien sabe que atraviesa su momento
de madurez artística y se plantea una
vida después del escenario. A sus 37
años, el intérprete cartagenero se
encuentra en el cenit de su éxito, celebrando
una década en la máxima categoría
de la compañía parisina, una de
las cunas más señeras en la historia del
Ballet con mayúsculas. Una casualidad
hizo que comenzara en el arte de
Terpsícore, al descubrir a la edad de
diez años la danza, a través de su hermana
pequeña. Al cabo de tres años,
su primera profesora, Pilar Molina, le
animó a continuar ampliando su formación.
Así recaló el bailarín cartagenero
en Cannes, en el Centro de Rosella
Hightower. Obtener el Premio de
Lausanne (1987) le puso en bandeja la
entrada en la Escuela de la Ópera de
Paris. A partir de ahí, pronto empieza a
despuntar, siendo seleccionado para el
Cuerpo de Baile de la compañía gala
en 1988, por un Jurado presidido por
Rudolf Nureyev. En menos de diez años,
Martínez escala toda la jerarquía de
grados del Ballet de la Ópera parisina:
Solista (1990-1997), Primer Bailarín
(1992-1997), y, finalmente, Bailarín
Estrella (a partir de 1997). Tampoco tardan
en llegar los galardones: Prix
L'Arop (1991), Prix Carpeaux (1992),
Premio de la Prensa Española (1993),
Premio Danza&Danza (1998), Premio
Leonide Massine (1998), y un largo
etcétera. En un momento de altibajo
profesional, José Carlos se vio refrendado
por la obtención de la Medalla de
Oro del Concurso Internacional de
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JOSE CARLOS MARTÍNEZ
LA ALTURA DE UNA ESTRELLA CON GRAN SENTIDO DEL HUMOR
JOSÉ CARLOS MARTÍNEZ, UNA DÉCADA COMO BAILARÍN ESTRELLA DEL BALLET DE LA ÓPERA DE PARÍS
Por Iratxe de Arantzibia
Varna (1992), siendo el único español
que la posee. Su país también se acuerda
de él, reconociendo su trayectoria
con el Premio Nacional de Danza
(1999), mientras que su lugar de adopción
le distingue con el nombramiento
como Caballero de la Orden de las
Artes y las Letras (2001). Muy querido
en su localidad de origen, Cartagena
no ha dudado en otorgarle la Medalla
de Oro (2001), así como en apoyar
masivamente su candidatura al Premio
Príncipe de Asturias (2004). En la actualidad,
compagina su faceta como intérprete
con una incipiente carrera como
coreógrafo, habiendo estrenado recientemente
la obra "Favorita" con el junior
ballet de la Escuela de la Ópera de
Paris.
"Ahora sigo bailando y creo que, a nivel
de interpretación, he llegado a una
madurez. Pienso que técnicamente ya
no voy a seguir progresando, sin embargo,
el hecho de haber bailado muchos
ballets y de seguir haciéndolo, de tener
un repertorio bastante amplio, me
ayuda en este momento en el que puedo
ir más lejos, en el que puedo profundizar
más en cada papel de los que hago.
Creo que ya no me queda mucho tiempo
para bailar. Ya voy pensando en
cómo va a seguir evolucionando mi
carrera. Estoy aprovechándolo al máximo.
Intento que cada actuación sea un
momento único, porque nunca se sabe si
un ballet que voy a bailar y está programado,
lo volveré a hacer o será la última
vez que lo hago, porque el repertorio
es muy amplio y, en todo caso, en la
Ópera no se hacen todos los ballets
todos los años. Puede ser que alguno
sea la última vez. Quiero que cada interpretación
sea como que me lo pase muy
bien bailando". De esta manera, define
el bailarín cartagenero el momento pro-
fesional en el que se encuentra, en el
transcurso de una entrevista que tuvo
lugar en su camerino del parisino Palais
Garnier.
SU PRIMER PAPEL INFANTIL, JOHN
TRAVOLTA EN "GREASE"
Un buen día, un niño de diez años
acompañó a su hermana a una fiesta
de su clase de ballet, para ayudarle a
prepararse con el disfraz. Ése fue el primer
contacto de Martínez con la danza.
"Empecé a los 10 años, por casualidad.
Era mi hermana la que iba a clases de
ballet y antes de las vacaciones de
Navidad, había una fiesta de disfraces.
Mi hermana tenía 5 años y mi madre no
pudo ir para ayudarle a vestirse, así que
fui yo. Y Pilar me dijo:' ya que estás aquí,
quédate, no vas a irte'. Y aquello era una
fiesta de disfraces. Todo el mundo bailando,
y pensé que era genial. Al venir
mis padres a buscarme, Pilar les dijo que
el niño tenía ritmo y que si quería, podía
seguir yendo. Después de Navidad, fui a
la primera clase y comprendí qué era
una clase de ballet y pensé que no era
para mí. Pero el espectáculo de la
escuela era dos meses después y la profesora
me dijo: 'tú, si quieres, no hagas
mucha barra, vienes a la escuela, bailas
y te defiendes'. En el espectáculo de la
escuela, bailé "Grease", yo era John
Travolta, que era la moda de la época.
Una vez que me subí al escenario, dije
que estaba de acuerdo en trabajar si
hacía falta para poder bailar en un
escenario". Pilar Molina fue quien, en
cierta manera, le inculcó la manera de
trabajar en la Ópera de Paris, siendo la
enseñanza más preciada de Martínez.
"Lo más importante que me enseñó Pilar
Molina es que había que hacer las cosas
poco a poco, tener paciencia para que