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Testimonios para la Iglesia Tomo 2 - Iglesia Adventista Agape

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Pág. 125<br />

verdad presente. Podía hab<strong>la</strong>r con seguridad; porque estas cosas eran una realidad <strong>para</strong> usted. La verdad<br />

era parte de su ser; los que escuchaban sus fervientes l<strong>la</strong>mados no podían dudar de su sinceridad, y<br />

quedaban convencidos de que <strong>la</strong>s cosas eran así.<br />

En <strong>la</strong> providencia de Dios, su influencia se extendió; además de esto, Dios creyó propio probar<strong>la</strong> dándole<br />

talentos y recursos. Por lo tanto, le fue impuesta una doble responsabilidad. Cuando comenzó a<br />

mejorar su condición, usted dijo: "Tan pronto como pueda conseguirme una casa, daré <strong>para</strong> <strong>la</strong> casa de<br />

Dios". Pero cuando tuvo <strong>la</strong> casa, vio que había que hacer tantos arreglos <strong>para</strong> (255) que todo fuese conveniente<br />

y agradable en derredor, que se olvidó del Señor y de sus derechos sobre usted, y se sintió<br />

menos inclinada a ayudar a <strong>la</strong> causa de Dios que en los días de su pobreza y aflicción.<br />

Buscó <strong>la</strong> amistad con el mundo, y se apartó más y más de Dios. Se olvidó de <strong>la</strong> exhortación de Cristo:<br />

"Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los<br />

cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día" . "Así que el que piensa estar firme,<br />

mire no caiga" (Luc. 21:34; 1 Cor. 10:12).<br />

Hay tres consignas en <strong>la</strong> vida cristiana que deben ser observadas si deseamos evitar que Satanás nos<br />

gane <strong>la</strong> de<strong>la</strong>ntera; a saber: Ve<strong>la</strong>r, orar y trabajar. Es necesario ve<strong>la</strong>r y orar <strong>para</strong> progresar en <strong>la</strong> vida divina.<br />

Nunca hubo en su caso un tiempo más importante que el actual. Su única seguridad consiste en<br />

vivir una vida vigi<strong>la</strong>nte. Vele y ore siempre. ¡Oh, cuán grande preventivo es esto contra <strong>la</strong> tentación y<br />

el peligro de caer en <strong>la</strong>s trampas del mundo! ¡Cuán fervientemente debiera usted haberse dedicado al<br />

trabajo durante los últimos años cuando su influencia era extensa!<br />

Amada hermana, <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza de los hombres y <strong>la</strong> adu<strong>la</strong>ción corriente en el mundo han ejercido en usted<br />

una influencia mayor de lo que cree. No ha aprovechado sus talentos, dándolos a los banqueros. Usted<br />

es por naturaleza afectuosa y generosa. Ha ejercido estos rasgos de carácter hasta cierto punto, pero no<br />

tanto como Dios requiere. La mera posesión de estos dones excelentes, no es suficiente; Dios exige que<br />

se los mantenga en constante ejercicio, porque, valiéndose de ellos, él bendice a los que necesitan ayuda<br />

y lleva a cabo su obra en favor de <strong>la</strong> salvación del hombre.<br />

El Señor no depende de <strong>la</strong>s almas mezquinas <strong>para</strong> cuidar a los pobres que merecen ayuda, ni <strong>para</strong> sostener<br />

su causa. Los tales son demasiado estrechos de mente; le mezquinarían <strong>la</strong> más pequeña limosna a<br />

los necesitados en sus tribu<strong>la</strong>ciones. También quisieran que <strong>la</strong> causa se empequeñeciera <strong>para</strong> que estuviera<br />

de acuerdo con sus ideas limitadas. Economizar dinero sería <strong>la</strong> idea predominante entre ellos. Parece<br />

que su dinero es de más valor <strong>para</strong> ellos que <strong>la</strong>s preciosas almas por <strong>la</strong>s cuales Cristo murió. Las<br />

vidas de los tales, en lo que concierne a Dios y al Cielo, son (256) peores que si no existieran. Dios no<br />

les va a confiar una obra tan importante.<br />

"Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron<br />

al socorro de Jehová, el socorro de Jehová contra los fuertes" Jueces 5:23). ¿Qué hizo Meroz? Nada.<br />

Ese fue su pecado. La maldición de Dios recayó sobre ellos por lo que no hicieron. El hombre de<br />

mente egoísta y estrecha es responsable por su mezquindad; pero los que tienen sentimientos bondadosos<br />

y generosos impulsos, y amor por <strong>la</strong>s almas, tienen una tremenda responsabilidad; porque si permiten<br />

que esos talentos queden sin usar y se desperdicien, serán considerados siervos infieles. La mera<br />

posesión de estos dones no basta. Los que los poseen deben darse cuenta de que sus obligaciones y responsabilidades<br />

son mayores.<br />

El Maestro requerirá de cada uno de sus mayordomos que rinda cuenta de su mayordomía, <strong>para</strong> ver lo<br />

que ha ganado con los talentos que les confió. Los que reciban recompensas no se adjudicarán el mérito<br />

por haber negociado con diligencia; le darán toda <strong>la</strong> gloria a Dios. Hab<strong>la</strong>n de lo que se les entregó como<br />

de "tu dinero", no el propio. Cuando se refieren a <strong>la</strong> ganancia tienen cuidado de dec<strong>la</strong>rar de dónde<br />

procedió. El capital fue ade<strong>la</strong>ntado por el Maestro. Negociaron con él de manera que tuvieron éxito, y<br />

le devolvieron al Dador el capital y los intereses. El recompensa sus esfuerzos como si el mérito les correspondiera,<br />

cuando lo deben todo a <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong> misericordia del generoso Dador. Sus pa<strong>la</strong>bras de<br />

aprobación inmerecida resuenan en sus oídos: "Bien, buen siervo fiel; sobre poco has sido fiel, sobre<br />

mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor" (Mat. 25:21).

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