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Testimonios para la Iglesia Tomo 2 - Iglesia Adventista Agape

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Pág. 22<br />

ficio, deberíamos por lo menos sobrepasar a los que están dedicados a cualquier otra empresa, ya que el<br />

objetivo que estamos tratando de alcanzar es de un valor más elevado que el de ellos. El tesoro que estamos<br />

procurando es imperecedero, eterno, inmortal, sobremanera glorioso; mientras que el que procura<br />

el mundano dura sólo un día; se desvanece, perece y es tan efímero como <strong>la</strong> nube matutina.<br />

Levante <strong>la</strong> cruz, levánte<strong>la</strong>, hermano D., y al hacerlo, se asombrará (44) al ver que el<strong>la</strong> lo eleva y lo sostiene.<br />

En <strong>la</strong> adversidad, <strong>la</strong> pobreza y el pesar, será fortaleza y sostén <strong>para</strong> usted. Descubrirá que de el<strong>la</strong><br />

penden <strong>la</strong> misericordia, <strong>la</strong> compasión, <strong>la</strong> simpatía y un amor indescriptible. Será <strong>para</strong> usted una prenda<br />

de inmortalidad. ¡Oh, si usted pudiera decir con Pablo: "Lejos esté de mí gloriarme, sino en <strong>la</strong> cruz de<br />

nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo"! (Gál. 6:14).<br />

El Espíritu del Señor ha estado luchando con su esposa por algún tiempo. Si usted se sometiera a Dios,<br />

el<strong>la</strong> tendría fortaleza <strong>para</strong> decidirse y tratar de vivir <strong>la</strong> verdad. Si decide apartarse de <strong>la</strong> verdad, no caerá<br />

solo; no so<strong>la</strong>mente perderá su propia alma, sino que será un instrumento <strong>para</strong> apartar a otros del camino,<br />

y <strong>la</strong> sangre de <strong>la</strong>s almas manchará sus ropas. Si hubiera conservado su integridad, su madre, su<br />

hermano E., y alguien que se encuentra al borde de <strong>la</strong> tumba, estarían ahora gozando del consuelo del<br />

Espíritu de Dios, y tendrían una buena experiencia en <strong>la</strong> verdad. Recuerde siempre que somos responsables<br />

de <strong>la</strong> influencia que ejercemos. Nuestra influencia reúne con Cristo, o esparce. Estamos ayudando<br />

a <strong>la</strong>s almas a recorrer <strong>la</strong> estrecha senda de <strong>la</strong> santidad, o somos un estorbo, una piedra de tropiezo<br />

<strong>para</strong> el<strong>la</strong>s, apartándo<strong>la</strong>s del camino. Usted, mi estimado hermano, no tiene tiempo que perder. Dedíquese<br />

con seriedad a redimir el tiempo, porque los días son malos. Sus re<strong>la</strong>ciones, aquellos cuya compañía<br />

ha elegido, son un estorbo <strong>para</strong> usted. Salga de entre ellos; sepárese. Acérquese a Dios y únase más estrechamente<br />

con su pueblo. Su interés y sus afectos deben tener a Cristo y a sus seguidores como centro.<br />

Ame más a los que aman más a Cristo. Rompa <strong>la</strong>s cadenas que lo han unido a los que no aman a<br />

Dios ni a <strong>la</strong> verdad. ¿Qué comunión tiene <strong>la</strong> luz con <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s? ¿O qué parte tiene el creyente con el<br />

infiel?<br />

Usted está en inminente peligro de naufragar en <strong>la</strong> fe. Necesita toda <strong>la</strong> fortaleza que puede obtener del<br />

pueblo de Dios, que posee esperanza, valor y fe. Pero no descuide <strong>la</strong> oración, <strong>la</strong> oración secreta. Persevere<br />

en <strong>la</strong> oración; aliente un espíritu de verdadera devoción. Tiene una obra que hacer en sus actividades<br />

comerciales. Exactamente qué, no se lo puedo decir; pero algo anda mal. Investigue cuidadosamente.<br />

Estamos trabajando <strong>para</strong> <strong>la</strong> eternidad. Todos nuestros actos, todas nuestras pa<strong>la</strong>bras, serán (45) pesados<br />

en <strong>la</strong>s ba<strong>la</strong>nzas del santuario. Un Dios justo e imparcial decidirá todos nuestros casos, cada suceso<br />

de <strong>la</strong> historia de nuestra vida. "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en<br />

lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto" (Luc. 16:10).<br />

No permita que nada le impida progresar en el camino de <strong>la</strong> vida perdurable. Su interés eterno está en<br />

juego. En usted debe hacerse una obra completa. Deberá convertirse plenamente, o no llegará al Cielo.<br />

Pero Jesús lo invita a hacer de él su fortaleza, su apoyo. Será <strong>para</strong> usted una ayuda siempre presente en<br />

todo momento de necesidad; como <strong>la</strong> sombra de un gran peñasco en tierra deso<strong>la</strong>da. No permita que su<br />

gran preocupación sea tener éxito en este mundo; por el contrario, <strong>la</strong> carga de su alma debería ser cómo<br />

alcanzar el mundo mejor, qué hacer <strong>para</strong> ser salvo. Al salvar su propia alma, salvará a otros. Al elevarse<br />

a sí mismo, elevará a los demás. Al aferrarse de <strong>la</strong> verdad y del trono de Dios, ayudará a otros a fijar<br />

su temblorosa fe en sus promesas y en su trono eterno. Usted debe llegar a <strong>la</strong> situación de valorar más<br />

<strong>la</strong> salvación que <strong>la</strong>s ganancias terrenales, y considerar todo como pérdida <strong>para</strong> ganar a Cristo. Su consagración<br />

debe ser completa. Dios no permitirá que usted se reserve algo; no aceptará un sacrificio dividido;<br />

no puede albergar ídolos. Debe morir al yo y al mundo. Renueve cada día su consagración a<br />

Dios. La vida eterna merece un esfuerzo de toda <strong>la</strong> existencia, perseverante e incansable.<br />

Se me mostró que su hermano estuvo convencido de <strong>la</strong> verdad por un tiempo, pero que ciertas influencias<br />

lo indujeron a apartarse. Su esposa le impidió obedecer sus convicciones. Pero en su aflicción el<strong>la</strong><br />

buscó al Señor, y lo encontró. Entonces se preocupó de que su esposo abrazara <strong>la</strong> verdad; se arrepintió<br />

de haberse opuesto a él, de que su orgullo y amor al mundo le habían impedido por tanto tiempo que<br />

recibiera <strong>la</strong> verdad. Como un niño fatigado que procura descanso sin poder obtenerlo, por fin aceptó es-

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