Onésimo Redondo Caudillo de Castilla - Zona Nacional
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ONÉSIMO REDONDO - CAUDILLO DE CASTILLA<br />
Rivera al General Saliquet que era el señalado para ponerse al frente <strong>de</strong>l movimiento en Valladolid y a<br />
Villegas que <strong>de</strong>bía hacer lo mismo en Madrid.<br />
En todas las provincias Falange estaba en tensión y en lucha permanente. En Sevilla los golpes <strong>de</strong><br />
mano y las represalias entre los comunistas y nuestros camaradas estaban a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día. En Valencia<br />
los nuestros actuaban con <strong>de</strong>senvoltura y pocos días antes <strong>de</strong>l movimiento subversivo, asaltaron la Radio y<br />
por el micrófono anunciaron el próximo triunfo <strong>de</strong> la revolución nacional-sindicalista. En Madrid, en la lucha<br />
diaria en la calle, tuvimos que lamentar bajas, pero las represalias fueron también efectivas y seguras; uno<br />
<strong>de</strong> los más <strong>de</strong>stacados enemigos <strong>de</strong> Falange, el Teniente Castillo, cayó acribillado por nuestras balas<br />
justicieras. En todas las <strong>de</strong>más provincias, raro era el día en que la Falange no actuara en aquella guerra<br />
civil sorda, que sostenía, únicamente ella, contra todo un Estado que se había <strong>de</strong>clarado beligerante frente<br />
al fascismo. El asesinato <strong>de</strong> Calvo Sotelo fué ya la nota aguda que señaló la imposibilidad material <strong>de</strong> todo<br />
compás <strong>de</strong> espera.<br />
El día 16 <strong>de</strong> julio nuestros camaradas <strong>de</strong> la vieja guardia recorrieron la provincia entera dando la or<strong>de</strong>n<br />
a los camaradas campesinos <strong>de</strong> que abandonaran sus hogares y pueblos y que se concentraran, haciendo<br />
el viaje por la noche, en los puntos que se les había señalado anteriormente. Así lo hicieron y en la mañana<br />
<strong>de</strong>l 17 aparecieron reunidos los <strong>de</strong> los partidos <strong>de</strong> Nava y Tor<strong>de</strong>sillas en Geria, los <strong>de</strong> Villalón y Rioseco en<br />
el Monte da Torozos, los <strong>de</strong> Valoria en Cabezón, los <strong>de</strong> Peñafiel en Traspinedo, los <strong>de</strong> Medina en Viana y<br />
los <strong>de</strong> Olmedo en Mojados. Como <strong>Onésimo</strong> <strong>Redondo</strong>, en aquel verano <strong>de</strong> 1931 en su primera proclama a<br />
los hombres <strong>de</strong> <strong>Castilla</strong>, había concretamente or<strong>de</strong>nado, los campesinos estaban ya, ahora, en armas, y la<br />
consigna "ro<strong>de</strong>aremos la ciudad con un movimiento renovador <strong>de</strong> masas campesinas", que había dado ante<br />
las elecciones <strong>de</strong> 1933, estaba cumplida: la ciudad sin saberlo tenía, en esta víspera <strong>de</strong> julio, un férreo<br />
cinturón nacional-sindicalista.<br />
Durante este día los campesinos esperaron como pudieron la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> avanzar sobre la ciudad, que no<br />
terminaba <strong>de</strong> llegar; algunos <strong>de</strong> los concentrados en el Monte <strong>de</strong> Torozos, más impacientes se aventuraron<br />
a llegar, sin armas, hasta Valladolid, a fin <strong>de</strong> observar la situación y lo único que consiguieron fué verse<br />
<strong>de</strong>tenidos.<br />
Advertido el Gobierno <strong>de</strong> lo que sucedía, or<strong>de</strong>nó por medio <strong>de</strong> las Casas <strong>de</strong>l Pueblo, que se<br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nara la huelga revolucionaria que prendió fácilmente en algunos pueblos <strong>de</strong> la provincia. Aquella<br />
noche <strong>de</strong>l 17 al 18 fué eterna para los que esperaban.<br />
Los camaradas jefes reunidos en la pensión en que viven, vieron caer una a una las horas hasta el<br />
amanecer, sin que llegara la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> echarse a la calle.<br />
Al mediodía <strong>de</strong>l día 18 los camaradas Elías Iglesias, José María Gutiérrez, Suárez Granda, Paulino<br />
Suárez con el capitán Silvela, Ayudante <strong>de</strong>l general Saliquet, y representantes <strong>de</strong> la Guarnición, todos ellos<br />
jóvenes, estaban reunidos en casa <strong>de</strong>l comandante Moyano, esperando al enlace <strong>de</strong> Burgos, que había <strong>de</strong><br />
traer la esperada or<strong>de</strong>n. En vista <strong>de</strong> que no llegaba acordaron que a las cuatro <strong>de</strong> la mañana se produciría<br />
el alzamiento.<br />
El Gobierno sostuvo una conferencia telefónica apremiante con el Gobernador civil <strong>de</strong> la provincia, que<br />
les informó que aquí estaba ya <strong>de</strong> antemano todo perdido y fué entonces cuando acordaron que los<br />
guardias <strong>de</strong> Asalto y Seguridad salieran para reforzar los efectivos <strong>de</strong>l Gobierno hacia la capital <strong>de</strong> España,<br />
<strong>de</strong>jando el armamento aquí al objeto <strong>de</strong> ser entregado a los obreros <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong>l Pueblo. Los guardias <strong>de</strong><br />
Seguridad y Asalto, todos ellos simpatizantes con Falange Española, recibieron la or<strong>de</strong>n con profundo<br />
disgusto. En esos momentos llegó a la pensión don<strong>de</strong> estaban los camaradas jefes <strong>de</strong> Falange el cabo<br />
Hernán<strong>de</strong>z a darles cuenta <strong>de</strong> lo que sucedía con los guardias <strong>de</strong> Asalto. Elías Iglesias y Pedro Rivas,<br />
or<strong>de</strong>naron al cabo Hernán<strong>de</strong>z que sin dilación se fuera al cuartelillo <strong>de</strong> los guardias <strong>de</strong> Asalto y les animara<br />
a que no secundaran la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> marcha y que en esa actitud <strong>de</strong> rebeldía contaran con los <strong>de</strong> Falange. Con<br />
esto y con las palabras <strong>de</strong> otros compañeros, los guardias <strong>de</strong> Asalto y los <strong>de</strong> Seguridad, se iban colocando<br />
en una posición <strong>de</strong> rebeldía pasiva. Cuando el comandante afecto al Gobierno había logrado, sin embargo,<br />
sacarles fuera <strong>de</strong>l cuartel y formarles en la calle al pie <strong>de</strong> las camionetas dispuestas para su traslado, llegó<br />
el capitán Perelétegui, con un grupo <strong>de</strong> jóvenes, en su mayoría falangistas y animó a los guardias a no<br />
obe<strong>de</strong>cer las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Madrid. Los guardias <strong>de</strong> Asalto y Seguridad vitorearon al Ejército y al grito <strong>de</strong><br />
Arriba España secundaron la actitud <strong>de</strong>l capitán <strong>de</strong> artillería. A todo esto, en una esquina próxima esperaban<br />
ya masas compactas <strong>de</strong> socialistas la salida <strong>de</strong> los guardias <strong>de</strong> Asalto y Seguridad, para apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> su<br />
armamento. Al grupo proclamador <strong>de</strong> la rebeldía nacional se unieron los tenientes Fernán<strong>de</strong>z Sanz y Cuadra<br />
y juntos todos, unos en las camionetas preparadas y otros a pie, se lanzaron sobre las seis y media <strong>de</strong> la<br />
tar<strong>de</strong> hacia el centro <strong>de</strong> la población. Los grupos marxistas que ro<strong>de</strong>aban el cuartelillo <strong>de</strong> Asalto a la<br />
expectativa, corrieron en <strong>de</strong>sbandada. Grupos <strong>de</strong> Falange tras <strong>de</strong>l capitán Perelétegui, con algunos<br />
guardias, recorrieron la calle <strong>de</strong> Santiago al grito <strong>de</strong> Arriba España y Viva España. A las siete y media<br />
comenzaron los cacheos <strong>de</strong> elementos sospechosos <strong>de</strong> marxistas. Nuestros camaradas <strong>de</strong> primera línea<br />
concentrados en diversas casas, reciben la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> salir hacia el cuartel <strong>de</strong> Infantería, don<strong>de</strong> fueron<br />
armados. Como sobre las nueve <strong>de</strong> la noche se oyó que la emisora local conectada con Madrid radiaba<br />
noticias alarmistas <strong>de</strong>l Gobierno rojo, varios camaradas nuestros asaltaron la estación cortando la<br />
comunicación con Unión Radio y Suárez Granda acercándose al micrófono dijo: "El movimiento nacional ha<br />
triunfado. Arriba España". Des<strong>de</strong> ese momento no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> funcionar la radio controlada por Falange y los<br />
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