La España de las Autonomías - Fundación Transición Española
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inmediatas, <strong>de</strong> Francia, con el referéndum <strong>de</strong> 1969 que dio lugar al abandono<br />
<strong>de</strong>l General De Gaulle y a la reforma promovida a continuación por el Presi<strong>de</strong>nte<br />
Pompidou bajo el lema “haremos <strong>las</strong> regiones sin <strong>de</strong>shacer Francia” que se p<strong>las</strong>mó<br />
en la Ley <strong>de</strong> 5 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1972; <strong>de</strong> Italia, con la puesta en marcha a principios<br />
<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los setenta <strong>de</strong> <strong>las</strong> Regiones <strong>de</strong> Estatuto ordinario, que habían<br />
estado congeladas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1948; <strong>de</strong> Bélgica, que inició en esos mismos años un<br />
complicadísimo camino para su conversión en un Estado fe<strong>de</strong>ral y <strong>de</strong>l Reino<br />
Unido, que impulsó en 1975, a raíz <strong>de</strong>l informe Kilbrandon, su primer intento <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>volution a Escocia y Gales, avalaban indiscutiblemente mi afirmación.<br />
En esa misma convicción sigo, pero, como entonces dije también, el tránsito <strong>de</strong><br />
la vieja y prestigiosa fórmula <strong>de</strong>l Estado-Nación a un nuevo modo <strong>de</strong> articular<br />
satisfactoriamente <strong>las</strong> tensiones nacionales que se manifiestan en el interior <strong>de</strong>l<br />
Estado iba a exigir un largo periodo <strong>de</strong> tanteos, <strong>de</strong> ensayos, <strong>de</strong> forcejeos, <strong>de</strong> ajustes<br />
y <strong>de</strong> progresivo hallazgo <strong>de</strong> soluciones, porque una operación <strong>de</strong> esa envergadura<br />
histórica no podía resolverse <strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong> una vez y a la primera.<br />
Pues bien, ha llegado el momento <strong>de</strong> aprovechar la experiencia obtenida a lo<br />
largo <strong>de</strong> estos treinta años. En 1978 estábamos a ciegas frente a lo <strong>de</strong>sconocido;<br />
ahora ya sabemos lo que no hay que hacer, que no es poco, y, por lo tanto,<br />
po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos hacerlo mejor. Hay que intentarlo y hay que hacerlo ya,<br />
antes <strong>de</strong> que el barco se hunda.<br />
3. <strong>La</strong> inexistencia en la Constitución <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Estado<br />
Quiero <strong>de</strong>jar claro también <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora que no tengo ningún reproche que<br />
formular a los constituyentes <strong>de</strong> 1978 por el hecho <strong>de</strong> no haber diseñado en<br />
la Norma Fundamental un mo<strong>de</strong>lo territorial <strong>de</strong> Estado ni haber <strong>de</strong>signado<br />
nominatim <strong>las</strong> entida<strong>de</strong>s subestatales que habrían <strong>de</strong> componerlo, como hizo sin<br />
ir más lejos la Constitución italiana <strong>de</strong> 1948, inspirándose, por cierto, en nuestra<br />
Constitución republicana <strong>de</strong> 1931, aunque no contara para ello con más ni con<br />
mejores apoyos históricos que los que nosotros hubiéramos podido invocar.<br />
El Título VIII <strong>de</strong> la Constitución lo fió todo al principio dispositivo y al eventual<br />
ejercicio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a la autonomía reconocido por el artículo 2 <strong>de</strong> ésta a “<strong>las</strong><br />
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