La España de las Autonomías - Fundación Transición Española
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Digo esto para <strong>de</strong>jar claro que eso que interesadamente se <strong>de</strong>nominó “café para<br />
todos” por quienes no sólo querían ser autónomos, sino también, y sobre todo,<br />
distintos para tener una posición superior a la <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, no fue en absoluto<br />
el resultado <strong>de</strong> una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong> nadie con el propósito <strong>de</strong> diluir la<br />
presencia y la importancia <strong>de</strong> <strong>las</strong> tres Comunida<strong>de</strong>s Autónomas ya constituidas<br />
(en rigor, sólo la <strong>de</strong> Cataluña, pues el País Vasco nunca tuvo este tipo <strong>de</strong> complejo<br />
y Galicia se conformó siempre con ir al rebufo <strong>de</strong> <strong>las</strong> otras dos). Fue simplemente<br />
el resultado <strong>de</strong> una dinámica política que, por <strong>las</strong> razones más atrás apuntadas<br />
generalizó <strong>de</strong> forma espontánea la <strong>de</strong>manda autonómica, en unos términos que<br />
en el año 1981 ni el Gobierno ni la oposición pudieron evitar.<br />
<strong>La</strong> Comisión hubo, pues, <strong>de</strong> aceptar la generalización <strong>de</strong>l fenómeno. Lo hizo <strong>de</strong><br />
buen grado, a<strong>de</strong>más, por enten<strong>de</strong>r que “no es saludable para la organización<br />
<strong>de</strong>l Estado el mantenimiento por mucho tiempo <strong>de</strong> una doble y contradictoria<br />
faz, <strong>de</strong> manera que sus estructuras respondan a la vez a los principios <strong>de</strong> la<br />
centralización más severa y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scentralización más profunda. Si ello<br />
se permitiera, el Estado, como totalidad organizativa, tendría que ajustarse<br />
simultáneamente a dos patrones distintos, or<strong>de</strong>narse sobre la base <strong>de</strong> dos<br />
mo<strong>de</strong>los opuestos, producir normas <strong>de</strong> estructura y alcances diferentes para<br />
cada parte <strong>de</strong>l territorio, <strong>de</strong>sarrollar políticas distintas en cada espacio concreto,<br />
funcionar, en fin, con arreglo a dos mentalida<strong>de</strong>s. En esas condiciones, sería muy<br />
difícil, si no imposible, que la máquina administrativa, quienquiera que sea el<br />
que la maneje, consiga asegurar un nivel mínimo <strong>de</strong> operatividad social” (sic en<br />
el Informe, apartado II.1).<br />
Si en este punto había poco que hacer −resolver los “flecos” y cerrar el mapa<br />
autonómico, cosa que hicieron los acuerdos políticos firmados el 31 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong><br />
1981−, sí lo había y mucho en todo lo <strong>de</strong>más. Había que evitar, por lo pronto,<br />
que <strong>las</strong> Comunida<strong>de</strong>s Autónomas reprodujeran en su propio espacio territorial la<br />
organización <strong>de</strong>l Estado. Había que evitar también que su constitución redundara<br />
en un aumento <strong>de</strong> la burocracia y, por supuesto, había que evitar igualmente que<br />
los costes totales <strong>de</strong>l sistema se dispararan.<br />
Sobre todo ello el Informe <strong>de</strong> la Comisión hizo advertencias muy precisas y<br />
formuló, incluso, propuestas concretas, que los acuerdos políticos subsiguientes<br />
hicieron suyas. Merece la pena reproducir en este momento en su literalidad <strong>las</strong><br />
más significativas. He aquí algunas <strong>de</strong> <strong>las</strong> advertencias:<br />
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