Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
de las dos casas y el establo. Los samuráis<br />
formaron dos anillos de vigilancia,<br />
el primero en torno a la casa principal, y<br />
el segundo en el pequeño patio interior.<br />
Dos samuráis permanecían en la estancia<br />
contigua a la de Yoko en estado de<br />
máxima alerta.<br />
Esa noche los miembros de la caravana<br />
tomaron una cena fría. Poco a poco<br />
las sombras fueron extendiéndose por<br />
toda la aldea, hasta que la única iluminación<br />
fue la que ofrecían las hogueras,<br />
los faroles y las lámparas de aceite. Fujio<br />
estaba en la casa colocando sus equipajes<br />
y preparando las esteras para pasar<br />
la noche. Atsuo se encontraba comprobando<br />
los distintos puestos de vigilancia,<br />
todo se veía en calma. Se acercó al<br />
establo y comprobó que los animales<br />
estaban tranquilos. A pesar de todo,<br />
algo le alertó. Hizo ademán de salir y se<br />
deslizó a un lugar más lóbrego. Permaneció<br />
totalmente inmóvil y en silencio.<br />
De repente observó una zona más oscura<br />
entre las vigas del techo, la que juraría<br />
que se había movido. Un suave roce<br />
a su izquierda le hizo prepararse para<br />
el ataque, cuando un suave susurro le<br />
frenó.<br />
- No Atsuo-san, por favor, no se inquiete<br />
–dijo una voz desconocida para<br />
él–. Soy Shinzo Kaito y me envía el señor<br />
Hirotoshi Katsuro.<br />
- ¡Vaya! Buen susto me ha dado Kaito,<br />
pero me alegro de oírle. Takeshi me dijo<br />
que me dejaría un mensaje bajo la silla<br />
de montar.<br />
- Y así debía haber sido –dijo Kaito.<br />
- ¿Quién nos ataco este mediodía en<br />
el claro? –preguntó Atsuo.<br />
-Era Taiki del clan Gensai, lo vimos<br />
demasiado tarde –dijo Kaito–. Debía<br />
llevar allí desde ayer. No pudimos<br />
Ramón Plana - EL PERGAMINO DE ISAMU - I<br />
impedirlo pero le costó la vida.<br />
- ¿Quién puede tener interés en matar<br />
a la señora Yoko? –inquirió Atsuo.<br />
- No lo sabemos, estamos investigando<br />
ya en Edo para descubrirlo –respondió<br />
Kaito-. Tendremos que ser muy precavidos.<br />
¡Psss cuidado!<br />
Un samurái se acercó al establo haciendo<br />
la ronda de vigilancia. Ambos<br />
dejaron de hablar hasta que se alejó.<br />
- Kaito, si usted ha llegado hasta aquí<br />
-dijo Atsuo-, nuestra vigilancia no debe<br />
ser muy buena.<br />
Kaito sonrió en la penumbra.<br />
- No crea Atsuo-san, usted no sabe<br />
lo que me ha costado. Pero no se preocupe,<br />
cuatro de mis hombres vigilan la<br />
aldea por orden de Katsuro.<br />
Atsuo le miró a la cara. Estaban a menos<br />
de un metro de distancia y, aunque<br />
era de noche, la luz de los fuegos y las<br />
lamparillas de aceite daban un poco de<br />
claridad en algunas zonas del interior<br />
del establo. Pudo apreciar que, aunque<br />
relajado, Kaito estaba vigilante, su postura<br />
le permitiría desenvainar el ninjato<br />
que llevaba a la espalda a la mínima señal<br />
de peligro. A pesar de todo lo ocurrido<br />
ese día parecía mantener una gran<br />
calma. Una cosa le intrigaba aún a Atsuo.<br />
- Dígame Kaito, ¿por qué ha venido<br />
hasta el establo, si podía dejarme el<br />
mensaje debajo de la silla?<br />
El ninja se volvió hacia él y le miró a<br />
los ojos.<br />
- Verá Atsuo-san, sentía mucha curiosidad<br />
por conocerle a usted. He oído<br />
hablar mucho del golpe de la golondrina,<br />
pero no he conocido a nadie capaz<br />
de aplicar esa técnica –le observó con<br />
admiración–. Usted ha tenido que entrenar<br />
mucho para conseguir esa per-<br />
15