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- Siento mucho lo que le está ocurriendo<br />
a su familia en este momento.<br />
- Gracias…<br />
- ¿No le importará si le hago algunas<br />
preguntas?<br />
- Por supuesto –contestó Jon.<br />
- Su padre es…<br />
- Hallam. HallamFreyd, el tercer hijo<br />
de mi abuelo Cechron. Murió de fiebre<br />
hace varios años.<br />
- Margaret me contó que teníais pensado<br />
casaros muy pronto. ¿Cuándo es<br />
la fecha de la boda?<br />
- Dentro de cinco días -contestó el joven,<br />
mirando a su futura esposa-. Aunque<br />
seguramente lo pospongamos…<br />
- ¡No! –exclamó con sorpresa Margaret,<br />
que cogió con ambas manos la de<br />
Jon-. No deberíamos permitir que ese<br />
desalmado consiga fastidiar lo único feliz<br />
que nos queda. ¡Piénsalo! -Jon negó<br />
con la cabeza.<br />
- Cuando encontremos al culpable,<br />
ya veremos. Pero no me pienso casar<br />
mientras mis seres queridos…<br />
Se produjo un silencio incómodo, y<br />
Ryley tomó algunas notas más en su<br />
pergamino.<br />
- Señorita Margaret, hay algo que<br />
llevo todo el día deseando preguntarle<br />
–dijo Ryley, guardando el papel y la<br />
pluma-. ¿Cómo sabía que Legyn sería la<br />
siguiente víctima?<br />
- Pues verá… No me he atrevido a hablar<br />
hasta ahora porque no podía estar<br />
segura de ello… pero creo que sé quién<br />
es el culpable… -admitió ésta, provocando<br />
exclamaciones en todos los presentes-.<br />
El orden de las muertes… todo<br />
parecía indicar que la próxima víctima<br />
sería Legyn…<br />
- Sí, ya había pensado en ello –afirmó<br />
Ryley-. ¿Y quién cree usted que es el<br />
Víctor M. Yeste - HASTA QUE LA MUERTE OS... <strong>Nº2</strong><br />
asesino?<br />
Súbitamente, los ojos de Margaret se<br />
agrandaron y señaló hacia la ventana.<br />
- ¡ÉL! –gritó con todas sus fuerzas.<br />
En un segundo pueden pasar muchas<br />
cosas. Múltiples reacciones ante<br />
un mismo estímulo. Unos se quedaron<br />
paralizados mirando a Margaret. Otros<br />
giraron la cabeza hacia la ventana, sólo<br />
para ver una figura alejarse por el jardín.<br />
Ryley no lo perdió en nada banal.<br />
Se lanzó de cabeza hacia el pasillo y salió<br />
al exterior junto a Hyron. Éste ladró<br />
con fuerza sin parar y corrió hacia la silueta<br />
que acababa de salir del recinto y<br />
se alejaba por el camino.<br />
- ¡Ataca, Hyron! ¡Ataca! –jaleó Ryley,<br />
ganando distancia en su persecución.<br />
El can lo consiguió alcanzar y mordió<br />
la pierna del fugitivo. Éste la agitó<br />
e hizo que lo soltara, para luego virar<br />
hacia la izquierda y meterse en un callejón<br />
entre dos casas pequeñas. El perro<br />
lo persiguió y el detective perdió momentáneamente<br />
de vista a su oponente.<br />
Cuando llegó a la esquina, descubrió al<br />
hombre parado en mitad del corredor.<br />
Hyron lo había adelantado y le gruñía<br />
con fiereza. Aunque su aspecto no era<br />
muy amenazador, la callejuela era bastante<br />
estrecha y, seguramente, el sospechoso<br />
se lo estaba pensando dos veces<br />
antes de atreverse a sobrepasarlo.<br />
No contaba con mucho tiempo. Ryley<br />
se apresuró a toda prisa en dirección a<br />
su contrincante y, de un empujón, ambos<br />
cayeron al suelo, con tan mala suerte<br />
que Ryley se dio un golpe en la cabeza.<br />
La vista se le nubló y su adversario<br />
aprovechó la distracción para colocarse<br />
encima y propinarle varios puñetazos<br />
en la cara. Hyron ladró todavía más<br />
fuerte, pero no era de los que se lanza-<br />
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