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- Era la policía… Me han dicho que<br />
les ha llamado una mujer muy asustada<br />
porque cree que su hijo está poseído o<br />
en un raro trance -la informa Manu escépticamente.<br />
- ¡Qué bien! ¿Ahora somos Constantine?<br />
No sabía que también hiciéramos<br />
exorcismos -bromea Victoria. Manu se<br />
encoge de hombros.<br />
- La mañana está tranquila, no perdemos<br />
nada por acercarnos, ¿no?<br />
- Manda a otros -contesta Victoria,<br />
desentendiéndose.<br />
- No. ¡Venga! Sabes que no me gusta<br />
estar encerrado.<br />
- Bueno… Pero como lo único que le<br />
pase al hijo es que esté drogado me invitas<br />
a comer -le reta Victoria, cogiendo<br />
el abrigo.<br />
El edificio es uno más entre miles. En<br />
una zona ni buena ni mala, ni cara ni<br />
barata. Suben al piso de la mujer, que<br />
les está esperando impacientemente.<br />
Les invita al salón y los tres se acomodan<br />
en los sofás. La señora pasa los cincuenta<br />
años y parece que está buscando<br />
algo en la habitación o repasando el<br />
polvo de todos los rincones, porque su<br />
mirada oscila de un lado para otro. Sin<br />
embargo, su lengua no se mueve, y se<br />
sumergen en un silencio incómodo que<br />
Victoria decide romper.<br />
- La policía nos ha dicho que cree que<br />
su hijo está en trance o poseído, ¿qué le<br />
hace pensar eso?<br />
- Pues… Verá… Apenas sale de su habitación,<br />
ya casi no habla. Él… no es el<br />
mismo… -contesta nerviosa la mujer.<br />
- ¿Y desde cuándo está así? -interviene<br />
Manuel.<br />
- Va a hacer prácticamente un mes.<br />
Yo pensaba que estaría disgustado por<br />
alguna muchacha, pero sigue igual y…<br />
Cris Miguel - VICTORIA #2<br />
- ¿Sabe si toma algún tipo de drogas?<br />
-interrumpe Victoria.<br />
- ¡¿Mi hijo?! Por supuesto que no -responde<br />
tajante-. Nunca lo ha hecho, ni se<br />
ha metido en líos.<br />
- ¿Podemos verle? -pregunta con cautela<br />
Manuel.<br />
- Sí, vengan.<br />
Rápidamente, la mujer se levanta y<br />
encara el pasillo. Se vuelve a mirarles<br />
para asegurarse que la siguen. Se detiene<br />
en la segunda puerta. Llama. Victoria<br />
y Manuel se quedan unos segundos<br />
esperando, hasta que finalmente la mujer<br />
se hace un lado y les permite entrar.<br />
Victoria pasa delante. El joven que se<br />
encuentra en la habitación tiene la mirada<br />
perdida. Está sentado en la cama<br />
contemplando la pared de enfrente; ni<br />
se inmuta con su presencia.<br />
- Hola soy Victoria y él es mi compañero<br />
Manuel, trabajamos para la Organización…<br />
¿Me escuchas? -el chico no<br />
hace ningún signo de asentimiento.<br />
- Déjenos solos con él -le dice Manuel<br />
a la señora, que asiente y cierra la puerta<br />
tras de sí-. Muy bien chaval cuéntanos<br />
que te ocurre.<br />
Silencio.<br />
- Estamos aquí para ayudarte, pareces<br />
asustado. ¿Qué te da tanto miedo? -pregunta<br />
Victoria, acuclillándose delante<br />
de él. El chico fija su vista en ella.<br />
- ¡Mira! Empieza a reaccionar -comenta<br />
Manuel.<br />
- Dinos qué te pasa -el joven la mira<br />
fijamente, pero vuelve a bajar la vista-.<br />
Está bien -dice Victoria levantándose-,<br />
no vamos a perder más tiempo. No sé<br />
qué coño te ocurre, pero no somos tus<br />
psicólogos. Supongo que sabes a qué<br />
nos dedicamos, sino míralo en Internet.<br />
Ten mi tarjeta -el chico alarga el brazo y<br />
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