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Gure - Urremendi. Landa Garapen Elkartea

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MUNDUTIK ZEHAR Antonio Pou<br />

ENSOÑACIÓN POSIBLE<br />

Suena el despertador y los sueños se interrumpen<br />

bruscamente. Una ducha, o quizá un simple lavado<br />

de cara, un café y ya estamos preparados para vivir,<br />

un día más; bien despiertos y atentos a la<br />

realidad de cada día... pero, ¿eso es realmente así?<br />

Los estudios indican que, para la mayoría de nosotros,<br />

las tres cuartas partes de ese tiempo que suponemos<br />

estamos completamente despiertos, nos lo pasamos<br />

en ensoñación, es decir, en un estado no demasiado<br />

diferente del que tenemos cuando estamos<br />

durmiendo. ?La vida es sueño?, decía Calderón, y<br />

parece que no andaba muy desencaminado.<br />

Ensoñamos en esos pequeños fragmentos de tiempo<br />

que, mientras vamos conduciendo, trabajando,<br />

comiendo, hablando con otra persona, la mente<br />

deja de atender y se dedica a divagar, a imaginar, a<br />

construir discursos mentales, a rebatir argumentos<br />

imaginarios. ?Oye, ¿me estás escuchando?? ? ¿Qué?<br />

Sí, sí, claro, cómo no...<br />

Mientras ensoñamos no percibimos el paso del<br />

tiempo y por eso nos parece que seguimos atentos...<br />

hasta que nos sorprende ese coche que<br />

se nos viene encima. Luego te recriminas por no<br />

haber estado alerta, pero la cosa no tiene nada de<br />

raro, es así como nos ha hecho la Naturaleza; somos<br />

máquinas de imaginar y esa misma capacidad de<br />

fantasear es la que ha permitido el desarrollo<br />

actual.<br />

La vía del menor esfuerzo es la<br />

ensoñación. Si queremos estar<br />

despiertos hace falta un esfuerzo<br />

consciente para alargar los<br />

momentos en los que sí<br />

estamos atentos a la realidad<br />

que nos rodea. Es<br />

precisamente en esos<br />

momentos de lucidez<br />

cuando de verdad nos<br />

damos cuenta de que<br />

estamos vivos. Quizá<br />

36 URREMENDi<br />

esa sea una de las razones por la que nos arrimamos<br />

al riesgo, porque en esos momentos la mente se afila:<br />

estamos realmente despiertos.<br />

De alguna manera sabemos que la ensoñación nos<br />

deja desprotegidos ante los peligros y buscamos<br />

refugio en lo colectivo, en la suposición de que alguien<br />

estará alerta... pero quizá eso sea mucho suponer.<br />

Así, ensoñando, desaparecen de nuestra atención,<br />

individual y colectiva, aspectos esenciales de la<br />

realidad.<br />

El otro día volví a mirar las cifras del crecimiento de<br />

la población mundial. Varias páginas de Internet las<br />

proporcionan, actualizadas al segundo.<br />

Evidentemente es solo una fórmula, porque nadie<br />

lleva la cuenta real con tanto detalle, pero en todo<br />

caso es seguro que ya hemos superado los 6.800<br />

millones de personas.

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