Libro Uno El niño y su Privación - Luz al Atardecer
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16 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />
con cinco clavos doblados. Billy se trepaba sobre el banco para verse<br />
a fin de que pudiera usar el peine de hoj<strong>al</strong>ata para <strong>al</strong>isarse <strong>su</strong>s<br />
despeinados rizos.<br />
Charles había construido <strong>su</strong> mesa para comer y bancos de viejas<br />
tablas de establo. Los bancos se parecían a bancas de iglesia. Billy<br />
siempre se sentaba junto a <strong>su</strong> padre en la cena. Sopa de frijoles era la<br />
comida gener<strong>al</strong>, acompañada con pan de maíz, cebollas hervidas, y<br />
mantequilla. <strong>El</strong>la horneaba el pan de maíz en un sartén, entonces lo<br />
ponía sobre una charola y pasaba la charola <strong>al</strong>rededor de la mesa<br />
para que así todos pudieran tomar un pedazo mientras la pasaba.<br />
Billy siempre tomaba la esquina porque ella tenía una gran cantidad<br />
de mendrugos y a él le gustaba mojar los mendrugos de pan de maíz<br />
en <strong>su</strong> sopa.<br />
EL 14 DE MAYO DE 1914, Billy recibió otro hermano, Edgar Lee<br />
Branham. Por los pocos años siguientes, la vida de Billy cayó en una<br />
forma cómoda. Cada Sábado por la tarde, <strong>su</strong> padre pedía prestada<br />
una mula y un carro cubierto del Sr. Wathen, cargaba a la familia, y<br />
viajaban siete millas [11.27 kilómetros] <strong>al</strong> pueblo a comprar los<br />
víveres. Los cuatro Branhams más chicos botaban de un lado a otro<br />
en la parte de atrás en un montón de paja, pero Billy lograba <strong>su</strong>birse<br />
enfrente de la carreta con <strong>su</strong> mamá y <strong>su</strong> papá. Billy siempre estaba<br />
emocionado respecto a ir a la tienda porque él sabía exactamente lo<br />
que <strong>su</strong>cedería. Charles, quien ganaba $ 3.50 dólares a la semana, a<br />
menudo gastaba $ 3.00 dólares de esto en la tienda de abarrotes.<br />
Ocasion<strong>al</strong>mente él gastaba el dinero en un saco de azúcar sin refinar<br />
o g<strong>al</strong>letas s<strong>al</strong>adas; pero la mayoría de las veces él compraba<br />
<strong>al</strong>imentos básicos como frijol, papas, y harina de maíz— el tipo de<br />
<strong>al</strong>imento que <strong>al</strong>canzara una gran distancia. Después que Charles<br />
pagaba <strong>su</strong> cuenta, el Sr. Grover, el abarrotero, le daba una bolsita de<br />
barras de caramelo sabor menta para <strong>su</strong>s pequeñines.<br />
En la parte trasera de la carreta cinco pares de ojos esperaban<br />
ansiosamente mientras papá dividía cuatro barras de caramelo en<br />
partes igu<strong>al</strong>es entre <strong>su</strong>s cinco hijos. Enseguida los cuatro Branhams<br />
más pequeños chupaban <strong>su</strong>s caramelos de menta hasta convertirlos<br />
en una astilla. Pero Billy era astuto. Él chupaba el <strong>su</strong>yo por un rato,<br />
entonces envolvía <strong>su</strong> caramelo en un pedazo de papel de estraza<br />
arrancado de una bolsa de la tienda de abarrotes y lo guardaba en <strong>su</strong><br />
Su Primera Visión 17<br />
bolsillo. Él tenía una utilidad para él más tarde.<br />
<strong>El</strong> Sábado por la noche ellos llenaban el gran lavadero de cedro<br />
con agua c<strong>al</strong>iente y tomaban <strong>su</strong> baño seman<strong>al</strong>, uno tras otro, sin<br />
cambiar el agua. <strong>El</strong>la t<strong>al</strong>laba ásperamente a Billy con jabón de lejía,<br />
diciendo, ―Deseo ver que estés tan limpio como una cebolla pelada.‖<br />
Entonces lo secaba frotándolo con una to<strong>al</strong>la de saco de harina hasta<br />
que sentía como si le arrancara la piel. <strong>El</strong>la sabía que Billy no estaba<br />
comiendo una dieta b<strong>al</strong>anceada, así que cada semana después de <strong>su</strong><br />
baño ella hacía que él se tomara una cucharada de aceite de ricino, el<br />
cu<strong>al</strong> ella creía que le ayudaría a prevenir resfriados. Billy miraba a<br />
esa gran cuchara llena con ese aceite de ricino grasiento y rogaba,<br />
―Oh, mamá, por favor no me hagas tomarlo. Me pone tan enfermo.<br />
No puedo soportarlo.‖<br />
<strong>El</strong>la contestaba, ―Si no te pone enfermo, no te hará ningún bien.‖<br />
Billy se tapaba la nariz y tomaba la cucharada en <strong>su</strong> boca,<br />
intentaba tomársela, se atragantaba, se estremecía todo, y fin<strong>al</strong>mente<br />
conseguía bajarlo.<br />
<strong>El</strong> Domingo <strong>El</strong>la cocinaba ―C<strong>al</strong>do de Res‖ —el cu<strong>al</strong> consistía de<br />
nabos, zanahorias, col, papas, frijoles, harina de maíz y un pedazo<br />
grande de carne de res; todo esto hervido junto en la olla. Lo que<br />
sobraba les servía para comer por dos o tres días.<br />
<strong>El</strong> lunes <strong>El</strong>la lavaba la ropa afuera de la cabaña en un gran b<strong>al</strong>de<br />
de hierro c<strong>al</strong>entado sobre un fuego abierto. Billy, siendo el mayor,<br />
tenía que cortar ramas de <strong>al</strong>garrobo para el fuego. También se<br />
<strong>su</strong>ponía que él llenara el b<strong>al</strong>de con agua— un quehacer difícil para<br />
un <strong>niño</strong> de <strong>su</strong> edad y <strong>su</strong> tamaño.<br />
―William,‖ llamaba ella.<br />
―Sí, mamá.‖<br />
―Ve <strong>al</strong> mananti<strong>al</strong> y trae una cubeta de agua.‖<br />
Billy pensaba en cuánto esa pesada cubeta de cedro cansaría <strong>su</strong><br />
hombro, aún cuando fuera solamente a la mitad. Él buscaba a tientas<br />
en <strong>su</strong> bolsillo ese pedazo de caramelo de menta envuelto en papel.<br />
Entonces él encontraba a <strong>su</strong> hermano Edward, y decía, ―Humpy‖ —<br />
Billy a menudo llamaba a <strong>su</strong> hermano Humpy— ―Te diré lo que<br />
haré. Te dejaré lamer en este caramelo hasta que cuente hasta diez, si<br />
vas a traer esa cubeta de agua en mi lugar.‖ Edward iba con gusto<br />
por el agua y Billy lo premiaba <strong>al</strong> ofrecerle la barra de menta. Billy<br />
comenzaba a contar, ―<strong>Uno</strong>, dos, tres…‖<br />
Edward, lamiendo tan rápido como podía, se quejaba, ―No tan