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Libro Uno El niño y su Privación - Luz al Atardecer

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86 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />

Después de leer de cabo a rabo el Nuevo Testamento por segunda<br />

ocasión, Billy entendió que necesitaba ser bautizado. Él leyó en<br />

Mateo 28 donde Jesús les dijo a Pedro y a los otros discípulos el<br />

―Haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre<br />

del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.‖ Luego leyó en Hechos el<br />

capítulo 2 donde varias semanas después Pedro le ordenó a la gente<br />

que ―bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Je<strong>su</strong>cristo.‖ Le<br />

parecía a Bill que si <strong>al</strong>guien sabía a lo que Jesús se refirió cuando<br />

dio Su gran comisión, debían haber sido Pedro y el resto de los<br />

discípulos. Así que Billy le pidió <strong>al</strong> Dr. Davis que lo bautizara de la<br />

misma manera que bautizaron los apóstoles en el <strong>Libro</strong> de los<br />

Hechos. Aunque esto rezaba contrario a la doctrina de la Iglesia<br />

Misionera Bautista, el Dr. Davis lo complació, y Billy fue bautizado<br />

en el Nombre del Señor Je<strong>su</strong>cristo.<br />

Habían pasado los meses desde <strong>su</strong> accidente en las Obras de Gas<br />

de New Albany. La s<strong>al</strong>ud de Billy se había empeorado en vez de<br />

mejorarse. Ahora <strong>su</strong> cabeza se sacudía incluso cuando él traía<br />

puestos los lentes gruesos. Su estómago le dolía la mayor parte del<br />

tiempo, a pesar de <strong>su</strong> régimen <strong>su</strong>ave de apenas agua y jugo de<br />

ciruela pasa. Lo más <strong>al</strong>armante de todo, él podía sentir que <strong>su</strong> fuerza<br />

y energía estaban menguando lentamente a causa de <strong>su</strong> dieta<br />

desequilibrada.<br />

Pero ahora él tenía una medicina nueva— fe. Él leyó donde Jesús<br />

dijo, ―Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.‖ 2<br />

Luego le leyó en Santiago 5, ―¿Está <strong>al</strong>guno enfermo entre vosotros?<br />

Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con<br />

aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe s<strong>al</strong>vará <strong>al</strong> enfermo,<br />

y el Señor lo levantará…‖ Esa fue <strong>su</strong> respuesta. Inmediatamente<br />

después de leer esto, Billy corrió a la casa del Dr. Davis, pidiéndole<br />

<strong>al</strong> anciano que lo ungiera con aceite y ofreciera oración. Entonces,<br />

regocijándose y declarando <strong>su</strong> sanidad, se marchó a casa.<br />

Esa noche en la cena Billy puso <strong>su</strong> Biblia sobre la mesa, anunció<br />

<strong>su</strong> sanidad, y declaró que de ahora en delante él comería como el<br />

resto de ellos.<br />

Angustiada en esta idea, <strong>su</strong> madre advirtió, ―Billy, yo no tengo<br />

inconveniente en que tengas religión, pero tú sabes lo que dijo el<br />

doctor— Un bocado de <strong>al</strong>imento sólido te costará la vida.‖<br />

________________________<br />

3 Mateo 21:22<br />

Primera Prueba de Fe 87<br />

Billy respondió, ―Yo también sé lo que Dios dijo, ¡y Él dijo que<br />

estoy sano! ¿Podemos orar?‖ Nunca antes había sido ofrecida una<br />

oración en la mesa de los Branham. Charles no <strong>su</strong>po qué hacer así<br />

que tan sólo se movió nerviosamente en <strong>su</strong> silla. <strong>El</strong>la le echó a <strong>su</strong><br />

hijo una mirada desv<strong>al</strong>ida de preocupación, luego prorrumpió en<br />

lágrimas. Billy inclinó <strong>su</strong> rostro y oró, ―Dios, si muero, voy <strong>al</strong> hogar<br />

confiando en Ti. Tu P<strong>al</strong>abra dice que estoy sano. Tengo que<br />

considerar ya sea lo que dijo el doctor o considerar lo que Tú dijiste.<br />

Yo he tomado la p<strong>al</strong>abra del doctor por un año y no estoy mejor; de<br />

hecho, me estoy empeorando. Ya no consideraré lo que dijo el<br />

doctor. Ahora estoy considerando lo que Tú dijiste. Por favor<br />

bendice este <strong>al</strong>imento para nuestros cuerpos; lo pido en el Nombre<br />

de Tu Hijo, Je<strong>su</strong>cristo. Amén.‖<br />

Apartando con la mano el vaso de jugo de ciruela pasa, Billy<br />

mismo se sirvió frijoles, cebollas, y pan de maíz. Tan pronto como el<br />

primer bocado tocó <strong>su</strong> estómago, comenzó a regresarlo. Él puso <strong>su</strong><br />

mano sobre <strong>su</strong>s labios para mantenerlo en <strong>su</strong> boca, luego lo tragó de<br />

nuevo. Lo devolvió de inmediato. Una vez más él lo tragó. Una y<br />

otra vez <strong>su</strong> estómago protestaba por la invasión de <strong>al</strong>imento sólido,<br />

teniendo nauseas, bañando <strong>su</strong> garganta y boca con ácido que<br />

quemaba. Billy se negó a considerar <strong>su</strong> estómago. Él mantenía <strong>su</strong>s<br />

pensamientos en lo que Dios dijo <strong>al</strong> respecto, no a cómo él se sentía;<br />

y él continuó tragando aquel mismo bocado de frijoles hasta que<br />

fin<strong>al</strong>mente aquello se aplacó.<br />

Después de la cena, Billy se encerró en <strong>su</strong> cuarto. Su estómago le<br />

dolía tan gravemente que ello producía lágrimas en <strong>su</strong>s ojos.<br />

Periódicamente él eructaba y agua ácida s<strong>al</strong>ía a gotas de <strong>su</strong> boca.<br />

Débilmente él cantaba un corito sencillo que había aprendido en la<br />

iglesia, ―Yo puedo, lo haré, sí creo; Yo puedo, lo haré, sí creo; Yo<br />

puedo, lo haré, sí creo, que Jesús me sana ahora.‖ Él se desplomó en<br />

<strong>su</strong> cama. Con una voz apenas más <strong>al</strong>ta de un murmullo dijo, ―Señor,<br />

te estoy tomando en Tu P<strong>al</strong>abra.‖<br />

Su madre tocó la puerta, ―¿Cómo te sientes, Billy?‖<br />

―Me siento bien.‖<br />

―Llamé <strong>al</strong> doctor. Él dijo que te vas a morir.‖<br />

Billy se tragó el ácido estomac<strong>al</strong> en <strong>su</strong> boca, ―No me voy a morir,<br />

mamá. Me siento espléndidamente‖— no refiriéndose a los sentidos<br />

de <strong>su</strong> cuerpo, pero cómo se sentía él en cuanto a la promesa de Dios.<br />

A la mañana siguiente aquella olla de frijoles todavía estaba en la

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