Libro Uno El niño y su Privación - Luz al Atardecer
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90 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />
Billy Branham<br />
Capítulo 11<br />
Ordenado Para un Evangelio<br />
Sobrenatur<strong>al</strong><br />
1932<br />
WILLIAM BRANHAM y el Dr. Davis compartían un respeto<br />
mutuo— Billy fue inspirado por el ejemplo de fe del anciano y el Dr.<br />
Davis estaba igu<strong>al</strong>mente impresionado con el celo del joven. No<br />
pasó mucho tiempo antes que el pastor hiciera una <strong>su</strong>gerencia— t<strong>al</strong><br />
vez Bill debería considerar el entrar <strong>al</strong> ministerio. <strong>El</strong> Dr. Davis<br />
estaba facultado por <strong>su</strong> organización nacion<strong>al</strong> a conceder ―permisos<br />
de obrero‖ a personas prometedoras lo cu<strong>al</strong> efectivamente los hacía<br />
ministros reconocidos en la Iglesia Misionera Bautista sin importar<br />
ningún entrenamiento form<strong>al</strong>. Billy no se había olvidado de <strong>su</strong><br />
promesa solemne— cuando la muerte había venido a reclamarlo el<br />
año anterior, él le había prometido <strong>al</strong> Señor que, si únicamente él<br />
podía tener otra oportunidad en la vida, él predicaría el Evangelio<br />
desde las esquinas y a los cuatro vientos. Él ahora se sentía jubiloso<br />
de tener esa oportunidad.<br />
Así que, próximo a la Navidad del año de 1932, el Dr. Roy Davis<br />
ordenó a William Marrion Branham como un ministro del Evangelio<br />
de Je<strong>su</strong>cristo, de acuerdo a las leyes y ordenanzas de la Iglesia<br />
Misionera Bautista. Billy tenía 23 años de edad.<br />
<strong>Uno</strong>s cuantos días después de esta ordenación, Bill estaba<br />
trabajando en New Albany en <strong>su</strong> trabajo menos favorito— cortando<br />
los servicios de aquellas personas que no podían pagar <strong>su</strong>s recibos<br />
de agua, gas, o electricidad. Él tocó en una puerta para informarles a<br />
los ocupantes que él tenía que apagar <strong>su</strong>s luces. La mujer que<br />
contestó la puerta comenzó a m<strong>al</strong>decirlo despiadadamente.<br />
En <strong>su</strong> primera oportunidad, Bill dijo, ―Mujer, Ud. no debería de<br />
m<strong>al</strong>decir de esa manera. ¿No tiene Ud. temor de Dios?‖<br />
―Tú pequeño idiota cabeza rizada,‖ regañó ella, ―si yo quisiera que