Libro Uno El niño y su Privación - Luz al Atardecer
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68 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />
años más.<br />
<strong>El</strong> trabajar para el Servicio Público de Indiana le sentaba bien<br />
<strong>al</strong> temperamento de Billy. Su trabajo lo mantenía <strong>al</strong> aire libre todo el<br />
año y las tareas variaban de semana en semana así que él rara vez<br />
estaba aburrido. Una semana él podía estar excavando zanjas para<br />
tender tuberías princip<strong>al</strong>es para gas; otra semana podría estar<br />
tomando lectura de medidores, o reparando fugas de gas, o<br />
<strong>su</strong>biéndose a postes de energía a reparar líneas de transmisión<br />
eléctrica. La única parte del trabajo que a él no le agradaba era cortar<br />
la electricidad a los clientes que no podían pagar <strong>su</strong>s recibos. Y con<br />
la Depresión acentuándose, eso <strong>su</strong>cedía muy a menudo para hacer lo<br />
que él no quería.<br />
Tan contento como Billy estaba con <strong>su</strong> trabajo en la compañía de<br />
servicio público, con todo y eso los $ 8.00 dólares a la semana no<br />
<strong>al</strong>canzaban en una familia de 11 personas. Así que cuando se le<br />
ofreció trabajo de media jornada como un Guardabosque Suplente<br />
del Estado de Indiana, él aprovechó la oportunidad. Eso significaba<br />
que él s<strong>al</strong>dría de la ciudad en una base regular a hacer una ronda por<br />
las regiones apartadas. La idea de que se le pagara por hacer lo que a<br />
él le encantaba hacer de todos modos parecía perfecta. En re<strong>al</strong>idad,<br />
nunca re<strong>su</strong>ltó así. Su pago debía de ser una comisión sobre el<br />
número de infracciones que él expidiera a los violadores de la ley de<br />
caza. Pero Billy nunca podía él mismo intentar extender una<br />
infracción. Él sentía que se podía lograr más <strong>al</strong> sentarse con un<br />
cazador furtivo y explicarle sobre los beneficios de la conservación<br />
de la caza y la importancia de obedecer las leyes estat<strong>al</strong>es. En efecto,<br />
Billy acababa donando <strong>su</strong> tiempo; pero para él, la satisfacción que<br />
ganaba de s<strong>al</strong>ir de la ciudad y recorrer a pie el campo poblado de<br />
árboles era <strong>su</strong>ficiente recompensa.<br />
Un día Billy fue programado a hacer una ronda por el Parque<br />
Estat<strong>al</strong> de Henryville, a 20 millas [32.19 kilómetros] <strong>al</strong> norte de<br />
Jeffersonville. Tan pronto como él abordó el autobús Greyhound,<br />
una sensación extraña recorrió <strong>su</strong> cuerpo— como una presión, casi<br />
como si <strong>al</strong>guna fuerza desconocida estuviera apretándolo. <strong>El</strong> autobús<br />
estaba atestado; los pasajeros ocupaban cada asiento, y muchos<br />
estaban de pie en el pasillo. Billy se abrió paso a empujones hacia el<br />
centro del autobús, deteniéndose entre una mujer robusta de mediana<br />
edad y un marinero. La mujer <strong>al</strong>zó la vista y dijo, ―Hola,‖ mientras<br />
el autobús se <strong>al</strong>ejaba de la estación.<br />
Sigue la Señ<strong>al</strong> 69<br />
Billy contestó, ―Cómo le va,‖ y miró hacia afuera de la ventana,<br />
observando pasar las casas. Aquella fuerza extraña estaba<br />
apretándolo más fuertemente ahora. Parecía estar procediendo de<br />
esta mujer fornida. Por el rabillo de <strong>su</strong> ojo, Billy podía adivinar que<br />
ella estaba mirando fijamente directamente <strong>al</strong> rostro de él. <strong>El</strong>la lo<br />
hacía sentirse incómodo.<br />
Pronto ella comenzó la conversación. ―¿Eres un ofici<strong>al</strong>?‖<br />
Billy llevaba puesto <strong>su</strong> uniforme de guardabosque, con una pistola<br />
metida en una funda de pistola en <strong>su</strong> costado. ―Soy un ofici<strong>al</strong> de<br />
conservación,‖ correspondió él.<br />
―Estás solo, ¿verdad?‖<br />
Billy disimuló <strong>su</strong> asombró, ―No, señorita,‖ mintió él.<br />
―Bueno, no estás en tu hogar,‖ dijo ella.<br />
―Estoy en lo que pudiera considerarse un hogar.‖<br />
<strong>El</strong>la meneó la cabeza. ―No, tú naciste para el Oeste.‖<br />
Eso le produjo una conmoción a Billy tanto como si ella le hubiera<br />
derramado agua helada sobre <strong>su</strong> cabeza. ―Oiga, ¿de qué está Ud.<br />
hablando?‖<br />
<strong>El</strong>la dijo, ―T<strong>al</strong> vez es mejor que me explique. Ves, soy una<br />
astróloga.‖<br />
Billy gimió en <strong>su</strong> interior, pensando, ―Aquí está otra de esa gente<br />
rara.‖ Él se apartó de ella, más cerca del marinero.<br />
<strong>El</strong>la lo siguió, tamb<strong>al</strong>eándose con la vibración del autobús. <strong>El</strong>la<br />
dijo, ―Me gustaría platicar contigo unos cuantos minutos.‖ Billy se<br />
mantenía mirando hacia adelante, actuando como si no la oyera. <strong>El</strong>la<br />
persistía, ―¿Podría platicar contigo sólo un momento?‖<br />
Billy la ignoraba. Él pensó, ―Esto no es muy cab<strong>al</strong>leroso de mi<br />
parte, pero no quiero platicar con ella.‖<br />
Sin embargo la mujer no lo dejaba en paz. ―Oye, tú, el ofici<strong>al</strong> de<br />
conservación, ¿podría hablar contigo un minuto?‖<br />
Billy fin<strong>al</strong>mente se dio la media vuelta y dijo bruscamente, ―¿Qué<br />
desea?‖ Él se sintió culpable por <strong>su</strong> manera de actuar tan ruda, pero<br />
re<strong>al</strong>mente él no deseaba platicar con una astróloga. Él se acordaba de<br />
lo que la gitana adivina le había dicho en el carnav<strong>al</strong> y el recuerdo lo<br />
inquietaba.<br />
La mujer preguntó, ―¿Eres un Cristiano?‖<br />
―No,‖ dijo con brusquedad. ―Y ¿a Ud. qué le importa?‖<br />
<strong>El</strong>la se encogió de hombros. ―Oh, tan sólo preguntaba. ¿Sabías que<br />
naciste bajo una señ<strong>al</strong>?‖