¿DERECHO VS. OBLIGACIÓN? - Arba | Agencia de Recaudación ...

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EN BLANCO
Nuestra gente
Leyla junto a su hija a poco de llegar al país.
Volar a pequeña escala
POR MARTÍN BOZO
Roberto Rimoldi nació en la localidad
bonaerense de Pergamino, en la cual
vivió hasta 1966. A los veinte años vino a
estudiar Arquitectura a La Plata, ciudad
en la que concluyó su carrera, formó su
familia y vive actualmente.
Comenzó a trabajar en el Ministerio
en 1972. Siempre estuvo ligado a la Dirección
Provincial de Catastro, específicamente
a la Dirección de Valuaciones
Catastrales, y pasó por diferentes áreas,
hasta ocupar el cargo de jefe del Departamento
de Estudios Valuatorios, oficina
que aún dirige.
Cuando emigró de su ciudad natal
dejó allí la infancia, parte de la adolescencia,
el barrio, el club y los amigos. Más
allá de la melancolía que implican esas
circunstancias, Roberto pudo llevarse un
hobby que, cuarenta años más tarde de
aquella mudanza, sigue siendo uno su
preferido: el Aeromodelismo.
La práctica del aeromodelismo reúne
en sí misma un conjunto de cualidades
que la hacen única en su especie. Conocimientos
elementales de electrónica,
principios de la aeronáutica, motores y
metales, entre otros, son requisitos fundamentales
para construir pequeños aviones
reales, reducidos a escala, y aplicar
sobre ellos las leyes aerodinámicas que
rigen su vuelo.
Una colombiana suelta en Rentas
POR FERNANDO MANRIQUE
Llegó a la Argentina en diciembre del
’91 con su primera hija en brazos y acompañada
de su marido. A mediados del
año siguiente se instaló definitivamente
en el país. Su nombre es Leyla Elena
Robinson, nació en Colombia en una isla
del Caribe llamada San Andrés, a 720 km.
del noroeste de la costa.
La ciudad que eligió para vivir fue Mar
del Plata, donde trabaja en Rentas desde
agosto del ’98. Adaptarse a la vida en la
«ciudad felíz» no le fue tan fácil a Leyla,
«la gente es muy cerrada, sobre todo el
marplatense; recién pude acostumbrarme
cuando mis dos hijos comenzaron a
ir al colegio y empecé a relacionarme con
los padres, además de la familia de mi
marido que se portó bárbaro».
A su esposo, que es argentino y también
trabaja en Rentas, lo conoció en la ciu-
Su entusiasmo
por los aviones y esta
llamativa actividad
nació desde muy chico,
por medio de un
vecino, quien era el
Presidente del Aeroclub
de Pergamino y
tenía la costumbre de
llevar a los niños del
barrio a experimentar
un vuelo en avioneta.
Otras de las cosas que
estimularon a Roberto
a iniciarse en este hobby fueron las
publicidades que había en las revistas de
aventura sobre pequeños modelos de
aviones para armar, aunque recuerda que
los padres a veces no contaban con suficiente
dinero para adquirirlos debido a
que eran muy costosos.
Ya de adulto y con una situación económica
más estable, Roberto pudo acceder
de lleno al aeromodelismo que, de
acuerdo con la tecnología y los materiales
que se utilizan hoy en día, también resulta
bastante oneroso.
En la actualidad, Rimoldi cuenta con
una flota de doce aeromodelos. Para dirigirlos
utiliza la modalidad de radio
control, la cual implica la utilización de
equipos electrónicos de avanzada tec-
dad de Caracas en Venezuela, ya que ella
vivió allí varios años. Antes Leyla conocía
muy poco de la Argentina, «sólo había visto
novelas como por ejemplo Pinina con
Andrea del Boca, u otra con Lidia Lamaison.
También sabía su ubicación geográfica
y me encantaba cómo hablaban, en
especial el tono de los cordobeses».
Recordar la vida en San Andrés, que
actualmente tiene alrededor de 65 mil habitantes,
significa para Leyla añorar un poco
la temperatura promedio de 28 grados, las
playas con arena blanca y aguas cristalinas,
el importante turismo y la pesca de
especies que no se ven por estas tierras.
«A las 8 íbamos a las playas donde regresaban
las barcas con la pesca obtenida
durante la madrugada. Unas lanchitas
también traían la leche y el pan. Como
no hay mucho ganado porque falta terre-
Rimoldi con uno de los doce aeromodelos
que componen su flota.
nología. El club Cruz del Sur, un predio
de cuatro hectáreas en la zona de Gorina,
es el espacio de encuentro que eligieron
Roberto y un grupo de amigos
para llevar a cabo este hobby durante el
fin de semana. Allí, numerosos aviones
se apoderan del cielo mediante espectaculares
acrobacias para, posteriormente,
emprender el desafío de lograr un
preciso aterrizaje.
Amante del automovilismo, el básquet
y el jazz, Roberto Rimoldi se define
como un músico frustrado que asegura
haber encontrado en el aeromodelismo
una disciplina muy atractiva, que le permite
«desenchufarse» de los problemas
cotidianos para disfrutar de la magia de
la aviación a pequeña escala.