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Diario de una Bandera-Comandante Franco - Zona Nacional

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DIARIO DE UNA BANDERA. CTE. FRANCO. ED. 1922 20 Parte:El territorio <strong>de</strong> Melilla<br />

mulos. Varias cargas tiradas por tierra retienen a su inmediación a los soldados <strong>de</strong> la retaguardia con<br />

su oficial, servicio éste <strong>de</strong> lo más penoso en campaña; no ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar nada tras <strong>de</strong> sí, <strong>de</strong>be entrar el<br />

último en el vivac. Así llega, ya entrada la noche, al campamento, en busca <strong>de</strong>l merecido <strong>de</strong>scanso, la<br />

sufrida sección <strong>de</strong> este servicio.<br />

AL DÍA SIGUIENTE se reanuda la marcha a Tetuán. Raya el alba cuando se alinea, sobre la<br />

carretera polvorienta, la Ban<strong>de</strong>ra con su impedimenta, y pronto se rompe la marcha en dirección a<br />

Tetuán; a la salida <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro el calor se hace sentir, no obstante ser esta época la <strong>de</strong>l clima más<br />

agradable en esta zona, y los soldados recorren la recta carretera esperando dar vista a la ciudad <strong>de</strong> las<br />

mezquitas. Las conversaciones se animan; un cabo, antiguo oficial <strong>de</strong>l Ejército, cuenta a otros sus<br />

operaciones en aquellos campos; vivió en Tetuán don<strong>de</strong> tiene amigos y amigas y su escuadra lo pasará<br />

bien; otro explica a los camaradas inmediatos la situación, a la <strong>de</strong>recha, <strong>de</strong> la finca Ruiz Albert, don<strong>de</strong><br />

se produjo la agresión, comienzo <strong>de</strong> la campaña; un cabo habla <strong>de</strong> Alarcón y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción que<br />

hace <strong>de</strong> la ciudad, y todos esperan contemplar la paloma dormida.<br />

Un grito <strong>de</strong> alegría parte <strong>de</strong> la vanguardia, (Ya se ve Tetuán!, las siluetas <strong>de</strong> sus torres se dibujan<br />

en el horizonte y el griterío recorre las filas; al final <strong>de</strong> las huertas, majestuosa Y blanca, se alza la<br />

ciudad; la alcazaba <strong>de</strong>staca sus murallones ocres sobre las albas casas y a su píe, como ropa tendida,<br />

blanquean las sepulturas y azulejos <strong>de</strong> los cementerios.<br />

Las huertas <strong>de</strong> la vega han recobrado su antigua paz; la guerra se ha alejado <strong>de</strong> aquellos lugares<br />

y sus torres blancas y cerradas sirven <strong>de</strong> recreo a los ricos <strong>de</strong> la ciudad, a cuyos muros nos<br />

aproximamos.<br />

En la Puerta <strong>de</strong> la Reina se <strong>de</strong>tiene la columna; ante nuestros ojos se presenta la parte más bella<br />

<strong>de</strong> la huerta tetuaní, 1 as casitas blancas duermen entre el ver<strong>de</strong> arbolado y en el fondo <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong><br />

Kitzan, sobre <strong>una</strong> pequeña colina <strong>de</strong> espesos olivos, se levanta la torre <strong>de</strong>l Morabo.<br />

Por esta puerta, entran en la ciudad gentes <strong>de</strong>l campo: moras sucias y <strong>de</strong>sgreñadas, cargadas con<br />

haces <strong>de</strong> leña; burros enanos que se tambalean con su pesada carga y moritos chicos <strong>de</strong> caras sucias,<br />

que miran con curiosidad a los nuevos soldados, -(Paisa, trai pirra! -es su saludo favorito, y algunos<br />

espléndidos les arrojan alg<strong>una</strong> moneda que se disputan, mientras otros, más prácticos, les contestan<br />

con dichos y bromas.<br />

Después <strong>de</strong> un pequeño alto, <strong>de</strong>sfilan por la plaza <strong>de</strong> España, ante nuestro general en jefe, los<br />

legionarios; la gente se apiña a su paso. Y es ante el <strong>de</strong>sfile <strong>de</strong> estos recios soldados cuando se sienten<br />

las gran<strong>de</strong>zas <strong>de</strong> la raza.<br />

A la caída <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un largo <strong>de</strong>scanso, llega a las lomas <strong>de</strong> Beni-Madan la Ban<strong>de</strong>ra<br />

en marcha. Una hora antes había salido la impedimenta con <strong>una</strong> sección <strong>de</strong> protección y guías<br />

indígenas.<br />

El sol se pone cuando se trata <strong>de</strong> establecer el vivac, pero los acemileros y moros no aparecen, se<br />

han perdido <strong>de</strong> vista; sin duda, han tomado otro camino Y les habrá sorprendido la caída <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>;<br />

se sube a las alturas, se mira el horizonte, pero la noche va tendiendo su velo, las sombras se<br />

confun<strong>de</strong>n, el vivac se establece y el convoy no llega.<br />

Aunque la región está pacificada, se hace necesario buscar la impedimenta, saber don<strong>de</strong><br />

acampan, y varios policías salen en busca <strong>de</strong> la unidad perdida.<br />

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