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GOBIERNO AUTOMÁTICO EN VELEROS - WINDPILOT

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Introducción<br />

A lo largo de la historia de la humanidad la gente ha navegado en barcos de vela para<br />

comerciar, realizar exploraciones o hacer la guerra. Sin embargo, hasta el siglo XX no surgió<br />

la idea de que un velero podría gobernarse por sí mismo. En el apogeo de los barcos con altos<br />

mástiles, e incluso hasta bien avanzada la era moderna, gobernar una nave significaba<br />

mantener las manos sobre el timón. El reclutamiento de tripulantes resultaba fácil y<br />

económico y todo el trabajo en la cubierta, con los aparejos o con el ancla se realizaba<br />

manualmente. Donde la fuerza bruta no era suficiente, había poleas y jarcias, cables de izado<br />

y, para el ancla, la ventaja mecánica de vigas y de un cabrestante. Algunas embarcaciones<br />

pertenecientes a esta última generación de naves de altos mástiles, decididas a emprender una<br />

batalla perdida de antemano ante la creciente expansión de la flota de barcos de vapor, se<br />

equiparon con pequeños motores accionados a vapor para auxiliar a la tripulación, pero el<br />

gobierno de las naves siguió siendo una tarea estrictamente manual. Había tres vigías de<br />

pilotaje y el trabajo era duro; hasta el simple hecho de amarrar el timón con un cabo de<br />

remolque constituía una ayuda considerable. Las grandes fragatas surcaban los mares sin la<br />

ayuda de motores eléctricos ni de sistemas hidráulicos.<br />

A comienzos del siglo XX la navegación recreativa estuvo estrictamente limitada a la élite.<br />

La navegación a vela era un deporte para gente adinerada que podía disponer de tripulaciones<br />

numerosas y a nadie se le hubiese ocurrido pensar en confiar el principal puesto a bordo, es<br />

decir el mando del timón, a un dispositivo automático.<br />

Sólo después del triunfo de los barcos de vapor y del consiguiente y rápido aumento del<br />

comercio y de los viajes internacionales el timonel fue haciéndose gradualmente innecesario;<br />

el primer piloto automático se inventó en 1950.<br />

Los potentes pilotos automáticos electrohidráulicos no tardaron en formar parte del<br />

equipamiento estándar de todos los barcos nuevos, y aunque se conservó el timón, pasó a estar<br />

situado junto a los controles automáticos, cuya importancia aumentaba día a día. Los barcos<br />

comerciales y las embarcaciones de pesca adaptaron rápidamente los sistemas eléctricos o<br />

hidráulicos para casi todas las tareas realizadas encima y debajo de la cubierta, desde los<br />

dispositivos de carga, los cabrestantes del ancla y los controles de los winches hasta las<br />

cabrias para la recuperación de las redes y el amarre. Antes de que los grandes barcos se<br />

hubiesen convertido en complejos sistemas de generadores y consumidores de electricidad, y<br />

siempre que el motor principal se mantuviese en funcionamiento, se disponía de energía en<br />

abundancia.<br />

En la actualidad, las flotas comerciales y pesqueras de todo el mundo son gobernadas<br />

exclusivamente por pilotos automáticos, un hecho que debería inducir a la reflexión al<br />

navegante de alta mar. Hasta el vigía más atento situado en el puente de un barco contenedor<br />

navegando a 22 nudos es incapaz de impedir que la nave avance un poco más antes de virar<br />

suavemente hacia un lado. Un barco de carga en el horizonte aparece rápidamente, en<br />

particular desde que la altura de visión en un velero es prácticamente igual a cero. Las<br />

colisiones entre veleros y barcos contenedores, tal como las ha inmortalizado Mike Peyton en<br />

sus historietas, están presentes en la mente de todo navegante. Historias truculentas aparecen<br />

una y otra vez en las revistas sobre temas náuticos y en casi todas ellas el velero acaba mal. A<br />

veces los navegantes son rescatados y la historia tiene un final feliz. El relato de un navegante<br />

solitario que se interpuso sin proponérselo en el rumbo de una flotilla mercante con una<br />

balandra gobernada automáticamente mientras él se hallaba durmiendo acaparó la atención de<br />

la prensa de todo el mundo. Este incidente, tan impresionante como excepcional, terminó en<br />

los tribunales.

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