Capítulo 11: El Bosquejo y Bibliografía Selecta

286 ANGEL M. IvlERGAL
da alli voces, demandando 10 que Ie pareee que Ie esd.
bien, y el suspira par todo ella y, como quiere contestar
a todo, 10 uno 10 lIeva par un camino, 10 otro 10 lIeva
par cera, y asi nunea esd el pceador en un ser, porque
el mismo se deja combatir de todos aquellos vientos.
De forma que, si Ie preguntasen a un hombre que dijese
que es 10 que codieia y como tiene figurado eI estado
de su bienaventuranza, responderia can una torre de
viento sacada de su corazon, que en una parte de ella
acertaria y en otra desvariaria; en una pareeeria euerdo
y en otras pareeeria loco, porque eonfesaria que 10 que
el deseaba era un contentamiento muy grande para todos
sus sentidos; que nunea oyese ni viene eosa que Ie diese
desabrimiento, sino grandisimo placer y deleite; que
nunea jamas errase ni fuese engaiiado; que tuviese la mayor
honra, la mayor ventaja, las mayores riquezas que se
pudiesen imaginar; que nunea enfermase, ni la muerte tu­
"iese poder en eI; que fuese inmortal como Dios, y que
tuviera seguridad que en ninguna manera podria venir
a menos ni inudarsele ni disminuirsele nada de esto.
Este es su pareeer; sino que habemos dicho en pocas
palabras 10 que' eI diria por muehas, y Ie habemos hecho
gracia de muchas otras vanidades que el en su eonfesion
manifestaria. Y dado caso que el peeado y eeguedad del
hombre sea causa que haya en estos sus deseas grande
mezcla de locura a 10 menos se 'saca en limpio que este
apetito, tan natural y tan comtin a todos, da a entender
que hay algun estado en que eI pudiese