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1 Levantate y habla

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26<br />

¿Quién es este profeta?<br />

creí que cuando fui a Pasadena, quizá yo podría contribuir a<br />

ayudarle a Dios a devolver a la Iglesia al carril por lo que Él me<br />

había revelado en Mensaje de Malaquías.<br />

En el tiempo que estuve sentado allí, pensé, lo claro que llegó<br />

a ser para mí que la Iglesia de Dios Universal no iba a volver nuevamente<br />

al carril. Eso fue muy perturbador.<br />

¿ Q u é l e pa s ó a l a i G l e s i a d e d i o s ?<br />

Saliendo de la oficina del Sr. Tkach esa noche, yo estaba más descorazonado<br />

de lo que alguna vez había estado en mi vida. Yo no<br />

sabía lo que iba a pasar. Nosotros habíamos tenido la verdad de<br />

Dios todos esos años, lo que quizás yo había dado por sentado, y<br />

he aquí que yo había <strong>habla</strong>do con un hombre en la misma cima,<br />

que contribuyó grandemente a que esos cambios ocurrieran.<br />

Qué experiencia tan aterradora. ¿Por qué permitiría Dios a<br />

un líder como ese estar sobre Su Iglesia? Esto me mortificaba<br />

profundamente.<br />

Mi hija, que estaba en aquel tiempo trabajando en la Sede en<br />

Pasadena, iba a viajar de regreso con nosotros. Ella tenía una<br />

pequeña camioneta de color amarillo, y yo permití que ella usara<br />

mi boleto de avión para que así yo pudiera conducir la camioneta<br />

hasta casa. El viaje me tomó tres días. Yo necesitaba esos días<br />

para ordenar las cosas en mi mente. A medida que manejaba, los<br />

problemas de la Iglesia pesaban tanto en mi mente que yo a veces<br />

tenía que detener la camioneta y caminar a su alrededor un poco.<br />

¿Qué estaba pasándole a la Iglesia de Dios?, me preguntaba.<br />

Fue aproximadamente en aquel tiempo que comencé a apreciar<br />

más profundamente el liderazgo del Sr. Armstrong. Empecé<br />

a ver el valor de ese hombre para la Iglesia de Dios. Cuando él<br />

murió, la Iglesia se quedó esencialmente, sin su cabeza. Fue la<br />

experiencia emocional y espiritual más terrible por la que yo haya<br />

pasado alguna vez. ¡Mi vida eterna estaba en riesgo!<br />

Aunque de algún modo sabía, que Dios estaba trabajando conmigo.<br />

Eso me dio esperanza. Agradecí a Dios porque Él ya me<br />

había revelado Mensaje de Malaquías, aunque yo no sabía que quería<br />

Él hacer con esa revelación. Yo no podía imaginar siquiera una<br />

nueva iglesia siendo levantada. Pero pronto empecé a comprender,<br />

después de que fui despedido, que algo así tenía que pasar.

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