1 Levantate y habla

El trono y el legislador 55
esta hermosa visión al mundo. Así que Dios envió a Su mensajero
(eso es lo que significa “ángel” al comienzo del versículo). Yo no
pienso que Dios esté hablando sobre un ángel aquí. Yo creo que
este es el hombre que Dios levantó para guiar a Su Iglesia durante
la era de Filadelfia —Herbert Armstrong—. Pero aun cuando esto
se refiera a un ángel, tiene que haber un mensajero humano.
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes
poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”
(versículo 8). Los filadelfinos no han negado el nombre de
Dios. La palabra nombre significa la autoridad, o gobierno de Dios.
Dios envía a un hombre—a un legislador—¡para implementar
Su ley! Es imposible hacer la Obra de Dios sin Su gobierno.
La gran visión de Dios es sobre “la llave de David”. Él le da la
autoridad a Su líder para proclamar Su visión fundamental a través
de una puerta que Él abre.
Dios le dio la visión de la llave de David al Sr. Armstrong.
Dios ha continuado extendiendo nuestra comprensión de esta
visión a través de mí, después de la muerte del Sr. Armstrong.
Dios ha abierto la puerta para que nosotros llevemos esta visión
al mundo entero.
Pero note lo que dice en el versículo 9: “He aquí, yo entrego
de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo
son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren
a tus pies, y reconozcan que yo te he amado”. ¡Eso es gobierno!
Dios les hará regresar y guardar la ley antes de que ellos sean
alguna vez judíos espirituales.
Hoy, muchos del propio pueblo de Dios dicen que son judíos
espirituales, pero mienten. ¿Cómo puede ser removida esta división?
Sólo podemos llegar a unirnos por la visión de la llave
de David. La rebelión laodicena gira alrededor de esta visión y la
ley de Dios. ¡Gira alrededor del cetro y el legislador!
Los laodicenos han perdido ésta la más grande de todas las
visiones debido a su problema de gobierno.
En ésto es donde casi todo el pueblo de Dios está engañado
en los “últimos días”. Quizás sea este el más grande engaño en
toda la historia de la Iglesia de Dios. Ellos dicen que son judíos
mientras que rechazan al Judío—Jesucristo—a través del cuál se
les da la salvación. También rechazan al hombre que Él usa para