1 Levantate y habla

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entiendían que fue profetizado que Él vendría dos veces. Esta es
la razón por la que rechazaron a Cristo cuando El vino a esta
tierra la primera vez. No les gustó la idea de que Él viniera en
una mula. Ellos querían un Dios con poder. Ellos querían un
Dios que pudiera liberarlos de los romanos y darles de nuevo
la estatura que ellos sentían que merecían. Ellos conocían todas
las profecías acerca del Dios de poder que vendrá a esta tierra.
Lo que ellos no entendieron fue que Cristo no vendría en esa
forma hasta Su Segunda Venida. Sin embargo, estos sacerdotes y
Levitas podían ver claramente en las Escrituras que de hecho un
Mesías vendría.
Ellos también sabían que un Elías precedería la venida del
Mesías; la Biblia aclara esto en escrituras como Malaquías 4:5-6.
Estos eran los sacerdotes y Levitas, gente que conocía las
escrituras.
Los judíos también sabían acerca de otro hombre, otro profeta,
asociado con este gran evento del tiempo del fin. Vendría
un Elías y también un profeta desconocido antes del retorno
de Cristo. Cuando los judíos preguntaron acerca de “ese profeta”,
se vé que ellos sabían a quién se referían, y parece que
Juan también. Debería de haber habido alguien más, además de
Elías — alguien a quien la profecía coloca cerca del tiempo del
fin, cerca del retorno de Cristo. Él no era Elías; él realmente era
desconocido en cuanto a un nombre se refiere. El era simplemente
llamado “ese profeta”.
¿ Q u i é n e s “ e s e p r o f e ta” ?
¿Quién es este profeta?
Este profeta sin nombre es mencionado de nuevo en el versículo
25 de Juan 1: “Y preguntáronle, y dijéronle: ¿Por qué pues
bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni [ese] profeta?” En
otras palabras, ellos le preguntaron, ¿Qué estás haciendo, si no
eres uno de esos hombres? ¿Debieras acaso ni siquiera estar bautizando
gente?
Algunos comentaristas dicen que “ese profeta” es Cristo, pero
eso no tiene sentido; porque ese profeta es presentado en ésta
lista como alguien distinto de Cristo y de Elías.
Pasajes en las S. Escrituras, tales como en Deuteronomio
18:15-19 y en Hechos 7:37-38 claramente se refieren a Jesucristo.