Estudios Revista Ecléctica. Número 114 - Christie Books
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consiste en poseer habilidad y hacer lo contrario<br />
de lo que se aconseja a los demás hagan—,<br />
sino en el de que posee un juicio<br />
equilibrado, exento de influencias interesadas,<br />
es decir, es un hombre libre, capaz de<br />
criticar y de juzgar, puesto que sabe exonerarse<br />
del inútil fárrago de los preconceptos<br />
arbitrarios.<br />
La crítica, que es el espíritu de justicia,<br />
impide al individuo que caiga en la degradación;<br />
detiene la actividad cuando ésta corre<br />
el riesgo de perjudicar a un segundo y tapona<br />
los oídos para que no demos crédito a las absurdas<br />
especies que circulan y a los falsos<br />
testimonios. La crkica es el valladar que divide<br />
el razonar sereno, de la falta de control;<br />
el análisis alquitarado, de las revelaciones<br />
descabelladas; la imparcialidad de los sentimientos<br />
viles, tales como el rencor, la enemistad,<br />
el sectarismo, el odio, la venganza y<br />
la parcialidad.<br />
La crítica viene a ser la guía, la brújula de<br />
los individuos, en el proceloso mar de esta<br />
sociedad corrompida. Ella enseña a distinguir<br />
lo verdadero de lo falso; nos induce a<br />
«ser nosotros mismos» y a no elaborar nuestra<br />
opinión basándonos en la ajena. La crítica<br />
exige independencia y sinceridad.<br />
Al propio tiempo, no obstante, aprovecha<br />
todos los detalles para hacer patente la verdad.<br />
Y, como quiera que el hombre libre es-<br />
La función moral de la prensa<br />
© faximil edicions digitals 2006<br />
cucha tan sólo a su conciencia, puede permitirse<br />
interrogar a sus semejantes, analizar los<br />
hechos y extraer de ellos un juicio sano y<br />
personal que permite respetar las opiniones<br />
de los demás sin compartirlas y aun modificándolas<br />
de manera que se adecúen al buen<br />
sentido. Tal es la nobleza y la utilidad de la<br />
crítica.<br />
La crítica sincera y leal, independiente y<br />
emancipada de las presiones de todos los<br />
credos, lleva a la exacta visión de las cosas,<br />
a la comprensión de la vida, y es un elocuentísimo<br />
exponente de la superioridad del hombre<br />
que ha sabido pertrecharse contra los<br />
embates del sectarismo y del fanatismo que<br />
en todos los medios causan estragos.<br />
El hombre que alcanza tal grado de superioridad,<br />
está, realmente, «en posesión de sí<br />
mismo» y no siente atracción alguna por la<br />
política ni por el gregarismo multitudinario;<br />
no obedece a los caprichos de la mayoría de<br />
votantes u opinantes ni se inclina ante la<br />
fuerza bruta. Hállase impermeabilizado para<br />
cuanto sea la expresión de la fealdad en todas<br />
sus innúmeras manifestaciones. Semejantes<br />
hombres, rarísimos en la actualidad, son<br />
ejemplos señeros da sabiduría, y si todos nos<br />
esforzáramos por asemejarnos a ellos, no habría<br />
necesidad de promulgar leyes ni de precaverse<br />
contra la plaga de la calumnia y otras<br />
muchas no menos desastrosas.<br />
El periodismo y la criminología<br />
Santiago Valentí Camp<br />
II Y ÚLTIMO<br />
El estudio biopsíquico de los agresores y<br />
las víctimas ha sido cultivado, no sólo por los<br />
psiquíatras, los educadores, moralistas y jurisconsultos,<br />
sino también por los profesionales<br />
del periodismo, encargados especialmente<br />
de informar al gran público, desde las columnas<br />
de las Gacetas, de los hechos criminosos.<br />
La labor pedagógica que realizan modesta y<br />
escrupulosamente estos abnegados proletarios<br />
del intelecto es por demás útil y estimable.<br />
Aunque un gran eontingente de lectores<br />
no lo aprecie, para reseñar con rapidez y estilo<br />
claro y llano las numerosas modalidades<br />
que revisten los crímenes, y en especial los<br />
sensacionales, célebres y horribles, se necesita<br />
capacidad de comprensión, perspicacia,<br />
diligencia y una intuición no vulgar. Para re-