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Benny Hinn - LA SANGRE.pdf - Ondas del Reino

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<strong>LA</strong> <strong>SANGRE</strong><br />

Dios dio a Israel una condición para Su promesa<br />

de que la tierra sería fructífera para ellos. Esa<br />

condición se basaba en el amor no en obras.<br />

Si obedeciereis cuidadosamente a mis<br />

mandamientos que yo os prescribo hoy,<br />

amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole<br />

con todo vuestro corazón, y con toda<br />

vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra<br />

tierra a su tiempo, la temprana y la<br />

tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu<br />

aceite. Daré también hierba en tu campo<br />

para tus ganados; y comerás, y te saciarás<br />

(Deuteronomio 11.13-15).<br />

Dios enfocó en el amor, no en la ley, por cuanto<br />

no era solamente difícil para los hijos de Israel<br />

obedecer la ley; era imposible. Porque las Escrituras<br />

afirman:<br />

[oo.] el hombre no es justificado por las<br />

obras de la ley, sino por la fe de ]esucristo,[oo.]<br />

por cuanto por las obras de la ley<br />

nadie será justificado (Gálatas 2.16).<br />

Es imposible obedecer la voluntad de Dios con<br />

nuestras propias fuerzas. Como mi suegro, Roy<br />

Harthern, solía decir: «Vivir la vida cristiana no es<br />

difícil; es imposible». Pero Dios envió Su Espíritu<br />

Santo a morar en nuestros corazones y capacitarnos<br />

para obedecer Sus mandamientos. Dios le dijo<br />

a Su pueblo por medio de Ezequiel: «[oo.] pondré<br />

dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis<br />

138<br />

Sublime gracia<br />

en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los<br />

pongáis por obra» (Ezequiel 36.27).<br />

Incluso los primeros cristianos tuvieron que<br />

aprender el hecho de que no somos justificados<br />

por obras sino por la fe en Dios. En Hechos 15.1 se<br />

relata la historia de algunos hombres que «venían<br />

de Judea» y «enseñaban a los hermanos: Si no os<br />

circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis<br />

ser salvos».<br />

¡Hazlo o muere!<br />

Algunos de los discípulos fueron enviados a<br />

Jerusalén para considerar la cuestión. Después de<br />

mucho debate, Pedro se puso de pie y dijo:<br />

Varones hermanos, vosotros sabéis cómo<br />

ya hace algún tiempo que Dios escogió<br />

que los gentiles oyesen por mi boca<br />

la palabra <strong>del</strong> evangelio y creyesen. Y<br />

Dios, que conoce los corazones, les dio<br />

testimonio, dándoles el Espíritu Santo, lo<br />

mismo que a nosotros; y ninguna diferencia<br />

hizo entre nosotros y ellos, purificando<br />

por la fe sus corazones (Hechos<br />

15.7-9).<br />

La ley requería la circuncisión, pero todo lo que<br />

el nuevo pacto exigía es la fe.<br />

Recuérdese, la ley y las obras siempre se han<br />

opuesto a la gracia y a la misericordia.<br />

139

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