Benny Hinn - LA SANGRE.pdf - Ondas del Reino
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<strong>LA</strong> <strong>SANGRE</strong><br />
mente: «Me parece que no te conozco». Entonces,<br />
con mis manos levantadas, le pregunté: «¿Podría<br />
conocerte? ¿Podría realmente encontrarme contigo?»<br />
Entonces sucedió. El Espíritu Santo vino a mi<br />
habitación con una presencia tan innegable que<br />
supe que la promesa de Dios <strong>del</strong> Pentecostés era<br />
cierta. Desde aquel momento el Espíritu Santo ya<br />
no fue una extraña, distante «tercera Persona» de<br />
la Trinidad. Fue real. Tenía personalidad. Se convirtió<br />
en mi amigo más íntimo, consolador y guía.<br />
Posteriormente, Dios empezó a revelarme, por<br />
medio de Su Palabra, que fue la sangre derramada<br />
de Cristo lo que hizo posible que el Espíritu Santo<br />
descendiera.<br />
En el día de Pentecostés Pedro habló de la muerte<br />
y resurrección <strong>del</strong> Señor. Luego continuó:<br />
Así que, exaltado por la diestra de Dios,<br />
y habiendo recibido <strong>del</strong> Padre la promesa<br />
<strong>del</strong> Espíritu Santo, ha derramado esto<br />
que vosotros veis y oís (Hechos 2.33).<br />
Recuérdese que el Señor compró la redención<br />
<strong>del</strong> hombre mediante Su muerte expiatoria y resurrección,<br />
luego ascendió a Su Padre y allí presentó<br />
la sangre que era la evidencia de la redención.<br />
Pero estando ya presente Cristo, sumo<br />
sacerdote de los bienes venideros, por el<br />
más amplio y más perfecto tabernáculo,<br />
no hecho de manos, es decir, no de esta<br />
creación, y no por sangre de machos<br />
cabríos ni de becerros, sino por su pro-<br />
86<br />
Transformado por el poder<br />
pia sangre, entró una vez para siempre<br />
en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido<br />
eterna redención (Hebreos 9.11-12).<br />
Cuando el Padre aceptó la sangre, yo creo que<br />
Jesús recibió <strong>del</strong> Padre el don <strong>del</strong> Espíritu Santo<br />
, 1<br />
para derramarlo sobre los que creyeran en El. Y<br />
ahora el Espíritu Santo está en la tierra para capacitarnos<br />
a vivir la vida cristiana porque Dios,<br />
hablando por medio de Ezequiel, dijo:<br />
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu<br />
nuevo dentro de vosotros; y quitaré<br />
de vuestra carne el corazón de piedra,<br />
y os daré un corazón de carne. Y pondré<br />
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré<br />
que andéis en mis estatutos, y guardéis<br />
mis preceptos, y los pongáis por obra<br />
(Ezequiel 36.26-27).<br />
El Espíritu Santo no solamente nos capacita para<br />
vivir la vida cristiana, sino que también hace muy<br />
real la presencia de Dios para nosotros.<br />
Ni esconderé más de ellos mi rostro;<br />
porque habré derramado de mi Espíritu<br />
sobre la casa de Israel, dice Jehová el<br />
Señor (Ezequiel 39.29).<br />
No debería haberme sorprendido cuando mi<br />
vida fue completamente transformada por el poder<br />
<strong>del</strong> Espíritu Santo. Eso es exactamente lo que<br />
ocurre cuando usted se encuentra con el Espíritu<br />
de Dios. El profeta Samuello describió a Saúl de<br />
esta manera:<br />
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