Benny Hinn - LA SANGRE.pdf - Ondas del Reino
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<strong>LA</strong> <strong>SANGRE</strong><br />
Dependencia total<br />
Un día, mientras leía el Salmo 119, noté la manera<br />
en que David decía: «No puedo hacerlo, Señor.<br />
Sólo Tú puedes hacerlo». Empecé a ver en este<br />
Salmo su total dependencia en Dios.<br />
Haz bien a tu siervo; que viva,<br />
y guarde tu palabra (v. 17)<br />
Abre mis ojos, y miraré<br />
Las maravillas de tu ley (v. 18).<br />
Forastero soy yo en la tierra;<br />
No encubras de mí tus mandamientos<br />
(v. 19).<br />
Aparta de mí el oprobio y el menosprecio,<br />
Porque tus testimonios he guardado<br />
(v. 22).<br />
Abatida hasta el polvo está mi alma;<br />
Vivifícame según tu palabra (v. 25).<br />
Hazme entender el camino de tus mandamientos,<br />
Para que medite en tus maravillas<br />
(v. 27).<br />
Aparta de mí el camino de la mentira,<br />
y en tu misericordia concédeme tu ley<br />
(v. 29).<br />
Por el camino de tus mandamientos<br />
correré,<br />
Cuando ensanches mi corazón (v. 32).<br />
Enséñame, oh Jehová, el camino de tus<br />
estatutos,<br />
y lo guardaré hasta el fin (v. 33).<br />
Dame entendimiento, y guardaré tu ley,<br />
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Úl mano <strong>del</strong> Padre<br />
y la cumpliré de todo corazón (v. 34).<br />
Guíame por la senda de tus mandamientos,<br />
Porque en ella tengo mi voluntad (v. 35).<br />
Inclina mi corazón a tus testimonios,<br />
y no a la avaricia (v. 36).<br />
Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;<br />
Avívame en tu camino (v. 37).<br />
Confirma tu palabra a tu siervo,<br />
Que te teme (v. 38).<br />
Quita de mí el oprobio que he temido,<br />
Porque buenos son tus juicios (v. 39).<br />
He aquí yo he anhelado tus mandamientos;<br />
Vivifícame en tu justicia (v. 40).<br />
Sea mi corazón íntegro en tus estatutos,<br />
Para que no sea yo avergonzado (v. 80).<br />
Sosténme, y seré salvo,<br />
y me regocijaré en tus estatutos (v. 117).<br />
Afianza a tu siervo para bien;<br />
No permitas que los soberbios me opriman<br />
(v. 122).<br />
Ordena mis pasos con tu palabra,<br />
y ninguna iniquidad se enseñoree de mí<br />
(v. 133).<br />
¿Quién hacía la obra? ¿David o el Señor?<br />
Claramente vemos aquí que David estaba diciendo:<br />
«Solamente el Señor puede hacerlo». Todo<br />
lo que tenemos que hacer es rendimos y dejarle<br />
hacer. Así como David, pídale hoy que venga y<br />
obre Su gracia en usted, y diga: Señor, «ordena mis<br />
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