Benny Hinn - LA SANGRE.pdf - Ondas del Reino
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<strong>LA</strong> <strong>SANGRE</strong><br />
¿Por qué le decía esto a la iglesia en Corinto?<br />
¿ Qué cosa haría que convirtieran la comunión con<br />
el Señor en una ceremonia vacía? El apóstol Pablo<br />
da cinco razones:<br />
1. Había divisiones entre ellos. «Pues en<br />
primer lugar, cuando os reunís como<br />
iglesia, oigo que hay entre vosotros<br />
divisiones; yen parte 10 creo» (1 Corintios<br />
11.18).<br />
2. Habla enseñanzas heréticas en la iglesia.<br />
«Porque es preciso que entre vosotros<br />
haya disensiones, para que se hagan<br />
manifiestos entre vosotros los que son<br />
aprobados» (1 Corintios 11.19).<br />
3. Vemos ego{smo en esta iglesia. «Porque al<br />
comer, cada uno se a<strong>del</strong>anta a tomar<br />
su propia cena; y uno tiene hambre, y<br />
otro se embriaga» (1 Corintios 11.21).<br />
4. Menospreciaban la casa de Dios. «Pues<br />
qué, ¿no tenéis casas en que comáis y<br />
bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de<br />
Dios ... ?» (1 Corintios 11.22).<br />
5. Eran arrogantes y menospreciaban a otros.<br />
« ... y avergonzáis a los que no tienen<br />
nada?» (1 Corintios 11.22).<br />
Cuando Pablo advirtió sobre la celebración de<br />
la cena <strong>del</strong> Señor de manera indigna, estaba hablando<br />
de los pecados que había en la iglesia en<br />
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La comunión en la comunión<br />
Corinto. Algunos de sus pecados ¡se cometían<br />
incluso en la mesa <strong>del</strong> Señor!<br />
Pablo dijo que muchos de los corintios estaban<br />
«enfermos y debilitados» y algunos hasta habían<br />
muerto debido a su falta de discernimiento. Eso es<br />
algo negativo. Pero, en igual forma, si participamos<br />
dignamente, creo que será salud y fortaleza, antes<br />
que debilidad y enfermedad. Pablo continúa:<br />
Si, pues, nos examinásemos a nosotros<br />
mismos, no seríamos juzgados; mas siendo<br />
juzgados, somos castigados por el<br />
Señor, para que no seamos condenados<br />
con el mundo (1 Corintios 11.31-32).<br />
Si nos juzgáramos nosotros mismos, entonces<br />
Dios no tendría que juzgarnos. Pero si Él en efecto<br />
juzga, solamente lo hace por causa de nuestra<br />
redención. En el Salmo 32 vemos ambas clases de<br />
juicios: cómo Dios juzgé). al hombre y cómo el<br />
hombre se juzga a sí mismo.<br />
Escuche la manera en que David se describe a sí<br />
mismo mientras «calló»; en otras palabras, mientras<br />
no se juzgaba a sí mismo ni confesaba su<br />
pecado.<br />
Mientras callé, se envejecieron mis<br />
huesos<br />
En mi gemir todo el día (Salmos 32.3).<br />
Aquí vemos que mientras él no confesaba su<br />
pecado, su cuerpo físico fue afectado. Recuerde<br />
que Pablo dijo: «Por lo cual [participar indigna-<br />
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