Benny Hinn - LA SANGRE.pdf - Ondas del Reino
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<strong>LA</strong> <strong>SANGRE</strong><br />
• La ley dice: «Sigue las reglas». La gracia<br />
dice: «Es un don gratuito».<br />
• La ley dice: «Mira tu pecado y vergüenza».<br />
La gracia dice: «Dios te acepta como<br />
eres».<br />
• La ley produce conciencia de pecado. La<br />
gracia nos hace damos cuenta de la justicia.<br />
• La ley dice: «Hazlo o muere». La gracia<br />
dice: «Acepta a Jesús como Salvador, y<br />
vive».<br />
La vid Y los sarmientos<br />
No es nuestra fuerza lo que produce vida, sino<br />
la Suya.<br />
Justo antes de la crucifixión, Jesús cenó con Sus<br />
discípulos, y les dio una de las más grandes lecciones<br />
que encontramos en los Evangelios. Les dijo<br />
que ellos no eran la vid, y que no eran el fruto: eran<br />
los sarmientos.<br />
Somos una salida <strong>del</strong> poder de Dios, no el poder<br />
en sí mismo. Jesús dijo:<br />
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es<br />
el labrador. Todo pámpano que en mí<br />
no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel<br />
que lleva fruto, lo limpiará, para que<br />
lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios<br />
por la palabra que os he hablado.<br />
Permaneced en mí, y yo en vosotros.<br />
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Sublime gracia<br />
Como el pámpano no puede llevar fruto<br />
por sí mismo, si no permanece en la vid,<br />
así tampoco vosotros, si no permanecéis<br />
en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos;<br />
el que permanece en mí, y yo en<br />
él, éste lleva mucho fruto; porque separados<br />
de mí nada podéis hacer (Juan<br />
15.1-5).<br />
El propósito de Dios como el «labrador» es mantener<br />
limpia la vid. El hecho de podar el pecado<br />
no es resultado de nuestro esfuerzo, sino <strong>del</strong> Suyo.<br />
Todo lo que se requiere que hagamos es rendirnos.<br />
Algunos cristianos están batallando queriendo<br />
llevar fruto, pero ningún sarmiento tiene el poder<br />
para hacer que eso ocurra. Jesús estaba diciendo:<br />
«Ustedes no dan fruto. Yo lo produzco. Pero les<br />
doy el privilegio de sostenerlo. El fruto es Mío. La<br />
vid es Mía. El sarmiento está simplemente unido<br />
a Mí. Eso es todo».<br />
Alguien preguntó una vez: «¿Si Dios es quien<br />
hace todo el trabajo, entonces, ¿cuál es mi parte?»<br />
«¡Estar pegado a la planta!», repliqué.<br />
La vid suple la vida a las ramas, y la rama tiene<br />
el privilegio de sostener el fruto. En efecto, nuestra<br />
tarea es convertirnos en «sostenedores <strong>del</strong> fruto».<br />
Observe cuidadosamente lo qué está unido a la<br />
rama. Es el fruto <strong>del</strong> Espíritu Santo, no de la carne.<br />
Llegamos a ser canales por medio de los cuales el<br />
amor, el gozo, la paz Y otro fruto espiritual se da<br />
al mundo (Gálatas 5.22-23).<br />
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