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OFICIOS:<br />
DIBUJANTE<br />
CARLOS NINE, EL COMPADRITO<br />
DEL DIBUJO<br />
“Más que dibujar, hago<br />
tangos en forma visual”<br />
CONSIDERADO UNO DE LOS MEJORES DIBUJANTES E HISTORIETISTAS DEL<br />
PAÍS, A LA HORA DE PENSAR SU TRABAJO, CARLOS NINE RENIEGA DE LAS<br />
CATEGORÍAS TRADICIONALES (“HAY QUIENES CREEN QUE EXISTE EL<br />
'ARTISTA' COMO FORMA SUBREPTICIA DE PERTENENCIA A CIERTA ELITE”,<br />
DIRÁ EN ESTA ENTREVISTA). ADEMÁS, SUBRAYA EL RECONOCIMIENTO<br />
INTERNACIONAL DE LAS EXPERIENCIAS LOCALES EN EL GÉNERO, QUE<br />
DIERON Y CONTINÚAN DANDO CÁTEDRA EN EL MUNDO.<br />
-¿Qué eventos fueron decisivos en su vida para<br />
que llegara a ser artista?<br />
-Cuidado. El uso de los términos es fundamental porque<br />
el lenguaje define. Jamás me definí como artista.<br />
Provengo de una familia de trabajadores: conductores<br />
ferroviarios, carpinteros, metalúrgicos; mi viejo era violinista<br />
y zapatero; tipos que hacían cosas con las manos,<br />
eran trabajadores; y yo también me considero un trabajador,<br />
en mi caso, de la imagen. Provengo de esa <strong>cultura</strong>.<br />
Produzco imágenes con contenido, ya sea una<br />
historieta, una caricatura, una ilustración, una pintura,<br />
una es<strong>cultura</strong>. Hay quienes creen que existe el “artista”<br />
como forma subrepticia de pertenencia a cierta elite,<br />
algo casi aristocrático. En realidad, buscan un pretexto<br />
para diferenciarse de la gente. Eso es un problema.<br />
-Entonces, ¿qué lo llevó a ser un trabajador de<br />
la imagen?<br />
-La escuela pública. Para la época en la que empecé a<br />
ir a la escuela, no existía el preescolar. Entré en la primaria<br />
en <strong>19</strong>50, año del Libertador General San Martín,<br />
y egresé en <strong>19</strong>56. Mi escolaridad fue dentro del peronismo,<br />
pero, por venir de una familia “gorila”, tenía<br />
ante mí un dilema. En la escuela, me decían una cosa,<br />
y en casa, otra. A mí me tocaba resolver el planteo, era<br />
como el tema de la Esfinge. Pocos años después, pude<br />
hacerlo: la escuela pública estaba en lo cierto.<br />
Además, había algo muy interesante: la escuela funcionaba<br />
casi como una editorial. Parece una tontería,<br />
pero, por ejemplo, para muchas fechas (el día de la<br />
primavera, la muerte del general San Martín, etcétera),<br />
la maestra te decía: “Quiero que ilustren esto”.<br />
Te estaban encargando una ilustración. Tenías que dibujar,<br />
todo estaba ilustrado y, si tenías vocación, eso<br />
te ayudaba. Además, cuando detectaban que tenías<br />
habilidad para esa tarea, sentías que te otorgaban la<br />
posesión de cierto poder oscuro. La maestra te mandaba<br />
al pizarrón de la puerta de entrada para ilustrar<br />
el 25 de Mayo o el 9 de Julio, te hacías cargo del<br />
ícono colectivo, como en las cuevas de Altamira.<br />
Igual no alcanzaba para emparejarte con el tipo que<br />
era abanderado, ¿no? El que era abanderado estaba<br />
ahí porque era bueno en matemática. Empecé a vislumbrar<br />
cómo era la estructura real de la sociedad. El<br />
que era bueno en matemática era el realmente valioso.<br />
El que dibujaba bien podría hacerse cargo del<br />
alma, pero nunca tendría el honor de izar la bandera<br />
porque eso estaba reservado al reino de la razón. Me<br />
di cuenta de la que me esperaba.<br />
-¿Cómo fue su paso por la escuela secundaria?<br />
-Fue un momento horrible porque estudiaba por un<br />
extraño mandato: terminada la “primaria” había que<br />
estudiar “bachillerato” o “comercial”. Recién cuando<br />
mi viejo falleció, me dediqué a estudiar en la Escuela<br />
de Bellas Artes, como se la denominaba por entonces.<br />
Sinceré la situación y elegí estudiar aquello que<br />
me gustaba. De todos modos, más allá de las disyuntivas,<br />
tuve una niñez extraordinaria. Mi viejo, por<br />
ejemplo, tenía una zapatería en el barrio y al ser violinista,<br />
tenía una sensibilidad especial para detectar<br />
28 | abril de 2013 | año 5 | nro. <strong>19</strong>