05.06.2013 Views

Jünger, Ernst - la tertulia de la granja

Jünger, Ernst - la tertulia de la granja

Jünger, Ernst - la tertulia de la granja

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Ernst</strong> <strong>Jünger</strong> Tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acero<br />

Por <strong>la</strong> noche leí en el comunicado militar francés estas pa<strong>la</strong>bras! «Ha fracasado una operación alemana<br />

cerca <strong>de</strong> Regniéville; hemos hecho prisioneros». Estos prisioneros habían sido lobos que se habían<br />

extraviado en un aprisco <strong>de</strong> borregos. De esta noticia <strong>de</strong>l comunicado pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir, con gran alegría, que<br />

había supervivientes entre los camaradas que habíamos perdido.<br />

Meses más tar<strong>de</strong> recibí una carta <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>saparecidos, el fusilero Meyer, que en los combates<br />

con granadas <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> operación había perdido una pierna. Largo tiempo había errado con sus<br />

camaradas por <strong>la</strong>s trincheras, viéndose envuelto en un combate con el enemigo. Gravemente herido, había<br />

sido hecho prisionero; antes habían muerto los otros, entre ellos el suboficial Kloppmann. Este era<br />

ciertamente un hombre al que no era posible imaginar prisionero.<br />

Muchas aventuras corrí en <strong>la</strong> guerra, pero ninguna fue tan siniestra como ésta. Todavía se me encoge el<br />

corazón cuando vuelvo a pensar en nuestras extraviadas correrías por aquel<strong>la</strong>s trincheras que nos eran<br />

<strong>de</strong>sconocidas, iluminadas por <strong>la</strong> fría luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> amanecida. Todo aquello parecía acontecer en un sueño<br />

<strong>la</strong>beríntico.<br />

Unos días más tar<strong>de</strong> los alféreces Domeyer y Zürn se infiltraron con varios acompañantes en <strong>la</strong><br />

primera línea enemiga; lo hicieron tras una breve preparación artillera, consistente en el <strong>la</strong>nzamiento <strong>de</strong><br />

unos pocos shrapnels. Domeyer se topó con un soldado francés <strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda reserva, un «territorial»;<br />

éste llevaba unas <strong>la</strong>rgas barbas y le conminó:<br />

—Ren<strong>de</strong>z vous!<br />

Domeyer le replicó rabiosamente:<br />

—Ah non!<br />

Y se aba<strong>la</strong>nzó sobre él. En el transcurso <strong>de</strong> una enconada lucha cuerpo a cuerpo le atravesó el cuello<br />

con un disparo <strong>de</strong> su pisto<strong>la</strong> y hubo <strong>de</strong> volver sin ningún prisionero, como me había ocurrido a mí. Pero<br />

en <strong>la</strong> acción que yo había llevado a cabo se había malgastado una munición que en 1870 habría bastado<br />

para toda una batal<strong>la</strong>.<br />

113 113

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!