05.06.2013 Views

Jünger, Ernst - la tertulia de la granja

Jünger, Ernst - la tertulia de la granja

Jünger, Ernst - la tertulia de la granja

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Ernst</strong> <strong>Jünger</strong> Tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acero<br />

<strong>la</strong>s once y cincuenta vimos con nuestros prismáticos cómo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto campo <strong>de</strong> embudos surgían líneas<br />

<strong>de</strong> tiradores, mientras en <strong>la</strong> retaguardia <strong>la</strong>s baterías enganchaban los caballos y avanzaban al galope para<br />

cambiar <strong>de</strong> posición. Un avión alemán incendió con sus disparos un globo cautivo inglés; los<br />

observadores que en él estaban saltaron en paracaídas. El avión dio aún varias vueltas alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

quienes se ba<strong>la</strong>nceaban en el aire y los tiroteó con proyectiles trazadores — otro indicio <strong>de</strong> que <strong>la</strong> guerra<br />

se volvía cada vez más imp<strong>la</strong>cable.<br />

Tras haber seguido expectantes el ataque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s alturas <strong>de</strong>l parque <strong>de</strong>l castillo, vaciamos un p<strong>la</strong>to<br />

<strong>de</strong> fi<strong>de</strong>os y nos echamos en el he<strong>la</strong>do suelo para dormir <strong>la</strong> siesta. A <strong>la</strong>s tres <strong>de</strong> <strong>la</strong> tar<strong>de</strong> se nos or<strong>de</strong>nó que<br />

avanzásemos hasta el puesto <strong>de</strong> mando <strong>de</strong>l regimiento; se encontraba oculto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> esclusa <strong>de</strong> un<br />

lecho <strong>de</strong>secado <strong>de</strong>l canal. Bajo un tiroteo débil y disperso recorrimos ese camino por secciones. Des<strong>de</strong> allí<br />

<strong>la</strong>s compañías séptima y octava fueron enviadas hacia a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, al jefe <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tropas <strong>de</strong> reserva; iban a<br />

relevar a dos-compañías <strong>de</strong>l 225° Regimiento. Los quinientos metros que habíamos <strong>de</strong> recorrer <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

lecho <strong>de</strong>l canal se hal<strong>la</strong>ban sometidos a un intenso fuego <strong>de</strong> cerrojo. Nos apelotonamos en un grupo<br />

compacto y echamos a correr hacia nuestro objetivo, al que llegamos sin sufrir bajas. Los numerosos<br />

muertos que encontramos <strong>de</strong><strong>la</strong>taban que varias compañías ya habían pagado allí su tributo <strong>de</strong> sangre. Las<br />

tropas <strong>de</strong> refuerzo se apretaban contra los talu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l canal; con una prisa febril estaban ocupadas en abrir<br />

en <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cemento agujeros que les sirvieran <strong>de</strong> refugio. Como todos los sitios estaban ocupados,<br />

y como aquel lugar, que era una divisoria <strong>de</strong> terrenos, atraía hacia sí el fuego, conduje a mi compañía a un<br />

cercano campo <strong>de</strong> embudos situado a <strong>la</strong> <strong>de</strong>recha y <strong>de</strong>jé que cada cual se insta<strong>la</strong>se allí como quisiera. Un<br />

chirriante casco <strong>de</strong> metral<strong>la</strong> fue a estrel<strong>la</strong>rse contra mi bayoneta. Tebbe y su Octava Compañía siguieron<br />

nuestro ejemplo. El y yo elegimos un embudo que nos pareció apropiado y lo cubrimos con una lona <strong>de</strong><br />

tienda <strong>de</strong> campaña. Luego encendimos allí <strong>de</strong>ntro una ve<strong>la</strong>, cenamos, fumamos nuestras pipas y<br />

estuvimos char<strong>la</strong>ndo, todo ello mientras tiritábamos <strong>de</strong> frío. Tebbe, que conservaba maneras <strong>de</strong> dandy<br />

incluso en parajes tan inhóspitos como aquél, estuvo contándome una <strong>la</strong>rga historia acerca <strong>de</strong> una chica<br />

que en Roma había posado <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo para él.<br />

A <strong>la</strong>s once <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche recibí <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> dirigirme a <strong>la</strong> antigua primera línea y presentarme al jefe <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s tropas combatientes. Reuní a mis hombres y los conduje hacia a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte. Caían allí, pero sólo <strong>de</strong> forma<br />

ais<strong>la</strong>da, granadas <strong>de</strong> grueso calibre; una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s reventó <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> nosotros, como un saludo <strong>de</strong>l infierno,<br />

y llenó <strong>de</strong> una humareda negra el lecho <strong>de</strong>l canal. Como si una mano he<strong>la</strong>da <strong>la</strong> hubiera agarrado por <strong>la</strong><br />

nuca, <strong>la</strong> tropa enmu<strong>de</strong>ció; luego, tropezando en <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>mbradas <strong>de</strong> púas y en <strong>la</strong>s piedras <strong>de</strong> los escombros,<br />

me siguió a toda prisa. Cuando uno atraviesa <strong>de</strong> noche una posición no ocupada, aun en el caso <strong>de</strong> que no<br />

haya un fuego especialmente intenso, una sensación <strong>de</strong> inquietud se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l ánimo; se sufren extrañas<br />

alucinaciones visuales y auditivas. Todo es frío y extraño, como en un mundo maldito.<br />

Al fin encontramos <strong>la</strong> angosta abertura por <strong>la</strong> que <strong>la</strong> primera línea <strong>de</strong>sembocaba en el canal y fuimos<br />

avanzando hacia el puesto <strong>de</strong> mando <strong>de</strong>l batallón por unas trincheras atestadas <strong>de</strong> hombres. Entré en el<br />

puesto <strong>de</strong> mando y encontré <strong>de</strong>ntro una aglomeración <strong>de</strong> oficiales y en<strong>la</strong>ces; tan espesa era <strong>la</strong> atmósfera<br />

que se <strong>la</strong> podía cortar con un cuchillo. Allí me enteré <strong>de</strong> que el ataque realizado en aquel punto no había<br />

cosechado muchos éxitos y que era preciso continuar el avance a <strong>la</strong> mañana siguiente. El ambiente en<br />

aquel<strong>la</strong> habitación no era optimista. Dos jefes <strong>de</strong> batallón iniciaron un <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong>bate con sus ayudantes. De<br />

vez en cuando intervenían en <strong>la</strong> conversación, con breves observaciones, los oficiales <strong>de</strong> <strong>la</strong>s armas<br />

especiales; lo hacían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> altura <strong>de</strong> sus camastros, que estaban abarrotados como jau<strong>la</strong>s <strong>de</strong> gallinas. La<br />

humareda producida por los puros era sofocante. En medio <strong>de</strong> aquel apretujamiento los or<strong>de</strong>nanzas<br />

intentaban preparar bocadillos para sus oficiales. Un hombre herido que entró <strong>de</strong> repente provocó <strong>la</strong><br />

a<strong>la</strong>rma al anunciar que el enemigo estaba atacando con granadas <strong>de</strong> mano.<br />

Finalmente pu<strong>de</strong> anotar mi or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> ataque. A <strong>la</strong>s seis <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana <strong>de</strong>bía limpiar con mi compañía el<br />

<strong>de</strong>nominado «Camino <strong>de</strong>l Dragón» y a partir <strong>de</strong> allí limpiar también, hasta don<strong>de</strong> pudiera, <strong>la</strong> Línea<br />

Sigfrido. Los dos batallones <strong>de</strong>l regimiento que ocupaba <strong>la</strong> posición atacarían por nuestra <strong>de</strong>recha a <strong>la</strong>s<br />

siete. Esta diferencia <strong>de</strong> horario me hizo sospechar que el mando no estaba convencido <strong>de</strong> que <strong>la</strong>s cosas<br />

fueran a rodar bien y nos asignaba a nosotros el papel <strong>de</strong> conejillos <strong>de</strong> Indias. Protesté contra <strong>la</strong> dispersión<br />

horaria <strong>de</strong>l ataque y conseguí que también nosotros entrásemos en acción a <strong>la</strong>s siete. La mañana siguiente<br />

mostró que esta modificación fue muy importante.<br />

122 122

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!