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compromisos partidarios constantes recrea el seguimiento crítico del desempeño
político.
En este contexto, la categoría que está puesta en juego es la de
democracia liberal, basada en el consenso social y la participación política. En su
lugar se ha ubicado, al decir de Guehenno, Jean Marie, la sociedad fragmentada
que recobra su unidad sólo “en la sucesión de imágenes a las que los medios
vuelven cada semana. Es una sociedad sin ciudadanos y en definitiva, una no
sociedad.” . En suma la democracia liberal pareciera ser desplazada por la
‘mediocracia’. (Castells, 342 y 349)
Algunos autores como el mismo Manuel Castells plantean que los cambios
en las nuevas tecnologías de la información sobre el debate político y las
estrategias de búsquedas de poder, han ocasionado una crisis en la democracia
en tanto sistema de gobierno basado en la participación política de la ciudadanía.
Por otra parte si reconocemos a la conjunción de conjetura o comprensión
y argumentación o explicación como un método válido en las ciencias sociales
también deberíamos analizar este argumento acerca de nuestro mundo político
contemporáneo a través de otras alternativas.
Porque en realidad otros autores como Bernard Manin ya nos advierten
acerca de una metamorfosis de la representación más que de una crisis de la
democracia, ante lo cual denominan al modelo actual: Democracia de lo público.
La elección de los gobernantes por los gobernados independientemente
de sus características sociales, económicas y culturales, la personalización de la
opción electoral en la figura de los candidatos, la ‘oferta electoral’ incluida la
personalidad del candidato condicionando al potencial votante, el principio de
escisión que el candidato elige, activa y pone a prueba entre otros
potencialmente posibles para incorporar en su discurso electoral, el ‘voto reactivo’
a la oferta electoral son, entre otras, todas nuevas características de este tipo
específico de democracia.
En este sentido el electorado aparece como “un público que reacciona a
los términos que le son expuestos y propuestos en la escena pública (por ello se
ha denominado aquí democracia de lo público a esta forma de representación)”
(Manin, Bernard, 33.)
A estas características se suman otras. Los gobernantes poseen un margen
de independencia en relación a los gobernados fundado en que han sido elegido
por imágenes en tanto representaciones políticas simplificadas pero no vacías de
contenido. La construcción de la opinión pública está mediáticamente
homogeneizada y se manifiesta a través de encuestas no necesariamente atadas
al voto. La discusión deliberativa se realiza dentro de los grupos de interés,
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