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CERVIO, PEDRO.pdf - Universidad de Navarra

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LA INTERIORIDAD EN LOS PRIMEROS DIÁLOGOS DE SAN AGUSTÍN 147<br />

En este diálogo hay numerosas y explícitas referencias a la interioridad.<br />

Los textos <strong>de</strong>l De Ordine nos muestran a las claras cómo Agustín<br />

privilegia la vía antropológica cuando se trata <strong>de</strong> alcanzar el conocimiento<br />

<strong>de</strong> Dios. A su vez, nos ayuda a formarnos una i<strong>de</strong>a más precisa <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al <strong>de</strong><br />

sabiduría que Agustín <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> en este momento.<br />

En el prólogo <strong>de</strong> la obra Agustín hace una breve explicación <strong>de</strong>l movimiento<br />

que <strong>de</strong>be realizar el alma para <strong>de</strong>scubrir que el universo está gobernado<br />

por un Dios provi<strong>de</strong>nte. Agustín empieza constatando el hecho <strong>de</strong> que<br />

hay hombres que <strong>de</strong>sconocen que el mundo está sometido al or<strong>de</strong>n divino:<br />

Y la causa principal <strong>de</strong> este error es que el hombre no se conoce a sí<br />

mismo. Para conocerse es menester separarse <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> los sentidos y<br />

replegarse en sí y vivir en contacto con la voz <strong>de</strong> la razón. Y esto lo consiguen<br />

solamente los que o cauterizan con la soledad las llagas <strong>de</strong> las opiniones<br />

que el curso <strong>de</strong> la vida ordinaria imprime o las curan con la medicina<br />

<strong>de</strong> las artes liberales 110 .<br />

Agustín realiza aquí un diagnóstico <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>scentrado <strong>de</strong> clara<br />

influencia platónica. Quien no se conoce a sí mismo está como fuera <strong>de</strong> sí y<br />

se <strong>de</strong>ja dominar por la opinión (es <strong>de</strong>cir, por aquello que le permiten apreciar<br />

sus sentidos) en vez <strong>de</strong> conseguir el verda<strong>de</strong>ro conocimiento. Pero para llegar<br />

a tener ciencia <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong>l alma y <strong>de</strong> Dios, es imprescindible cultivar<br />

las artes liberales, porque ellas consiguen que el hombre se repliegue en sí<br />

mismo y viva en contacto con la razón. Quien vive así, es capaz <strong>de</strong> conocerse<br />

y, por tanto, está en condiciones <strong>de</strong> reconocer que Dios es provi<strong>de</strong>nte:<br />

Así, el espíritu, replegado en sí mismo, se habilita para conocer la<br />

hermosura <strong>de</strong>l universo, el cual toma su nombre <strong>de</strong> la unidad. Por tanto, no<br />

es dable ver aquella hermosura a las almas <strong>de</strong>sparramadas en lo externo,<br />

cuya avi<strong>de</strong>z engendra la indigencia, que sólo se evita con el <strong>de</strong>spego <strong>de</strong> la<br />

multitud. Y llamo multitud no <strong>de</strong> hombres, sino <strong>de</strong> todas las cosas que abarcan<br />

nuestros sentidos 111 .<br />

Para ilustrar esta i<strong>de</strong>a, Agustín utiliza el símil <strong>de</strong> la esfera. En toda<br />

esfera hay un único punto central equidistante a toda la circunferencia. Si<br />

uno se mueve en cualquier dirección, se pier<strong>de</strong> la conexión con el todo. De<br />

110. «Cuius erroris maxima causa est, quod homo sibi ipse est incognitus. Qui tamen<br />

ut se noscat, magna opus habet consuetudine rece<strong>de</strong>ndi a sensibus et animum in<br />

seipsum colligendi atque in seipso retinendi. Quod hi tantum adsecuntur, qui plagas<br />

quasdam opinionum, quas vitae quotidianae cursus infligit, aut solitudine inurunt aut liberalibus<br />

medicant disciplinis». Ord. 1.1.3.<br />

111. «Ita enim sibi animus redditus, quae sit pulchritudo universitatis, intellegit,<br />

quae profecto ab uno cognominata est idcircoque illam vi<strong>de</strong>re non licet animae, quae in<br />

multa procedit sectaturque aviditate pauperiem, quam nescit sola segregatione multitudinis<br />

posse vitari. Multitudinem autem non hominum dico sed omnium, quae sensus attingit».<br />

Ord. 1.2.3.

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