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DESARROLLO AGRÍCOLA<br />

La Revolución Verde<br />

CON este altisonante y florido<br />

término, una comisión<br />

de "expertos" en<br />

desarrollo, dirigidos por<br />

Lester B. Pearson, ex primer<br />

ministro del Canadá, ha<br />

bautizado el "fabuloso" crecimiento<br />

de la producción agraria<br />

en los "países en desarrollo".<br />

Hemos ironizado un tanto sobre<br />

el título y sobre el calificativo<br />

del crecimiento, que ellos<br />

estudian de veinte años a esta<br />

parte, por dos motivos fundamentales;<br />

a) Porque las estadísticas<br />

sobre la mortalidad por<br />

hambre y crecimiento de la población<br />

siguen siendo de lo más<br />

explicativo, y b) Porque la situación<br />

político-social de los países<br />

del Tercer Mundo—agrarios<br />

primordialmente—es cada día<br />

más explícita.<br />

De las gratuitas afirmaciones<br />

que sacan a la luz los mencionados<br />

estudiosos pagados por el<br />

Banco Internacional de la Reconstrucción<br />

y Fomento, dirigido<br />

por Robert S. Mac Ñamara,<br />

para realizar sus investigaciones,<br />

vamos a entresacar algunas de<br />

las más reveladoras para matizarlas<br />

un poco. Además, ya que<br />

se hace preciso aportar soluciones<br />

no ambiguas, expondremos<br />

a continuación nuestro punto de<br />

vista.<br />

SIGUE<br />

EL UTlFUNDIÓ<br />

La situación objetiva se puede<br />

resumir en pocas palabras:<br />

la distribución de la tierra sigue<br />

siendo mayoritariamente latifundista,<br />

existen grandes proporciones<br />

de campesinos sin tierra,<br />

la forma tradicional de explotación<br />

es el monocultivo, se<br />

practica el préstamo con grandes<br />

intereses y usura, ínfimos<br />

rendimientos por hectárea..., .<br />

consecuentemente, el marco sociológico<br />

en que se desenvuelve<br />

la forma de vida campesina<br />

(grado de civilización, cultura<br />

y mentalidad) es realmente estrecho.<br />

Este contexto económicosocial<br />

en el que se dan las relaciones<br />

de producción agrícola<br />

implican una determinada división<br />

del trabajo a escala internacional;<br />

de esta participación<br />

surgen las potencias del desarrollo<br />

y los "sub" que, por tener<br />

que adecuar sus producciones al<br />

crecimiento económico, deben<br />

admitir unas condiciones y unas<br />

relaciones de intercambio especialmente<br />

duras. (Fiándonos de<br />

los índices O. N. U. - F. A. O. y<br />

del curso de los "terms of trade"<br />

de las materias primas y<br />

de los productos industriales para<br />

los últimos años, vemos el<br />

decrecimiento y crecimiento respectivo<br />

de ambas variables.) De<br />

tal forma que los países industrializados<br />

continúan su ascenso<br />

a costa de los "en vías de desarrollo".<br />

Así parece incontestable<br />

que los cacareos del desarrollo<br />

económico del Tercer Mundo<br />

y los "altruistas" intereses<br />

del Banco Mundial estén directamente<br />

ligados a la continuación<br />

de los beneficios que proporciona<br />

la dominación y su<br />

más inmediata consecuencia. A<br />

mí me parece, pues, que el sostenimiento<br />

de estas taras estructurales<br />

en la agricultura lucran<br />

perfectamente unos interes<br />

e s demasiado determinados.<br />

Por ello, los "expertos" arriba<br />

mencionados en ningún momento<br />

se plantean un problema<br />

tan grave e inmediato como es<br />

el de la propiedad. Ni una sola<br />

palabra sobre la estructura o el<br />

sistema de propiedad. Pero no<br />

se contentan con eso, sino que<br />

se atreven incluso a afirmar que<br />

"será menester aumentar los ingresos<br />

tributarios" (1) de los<br />

campesinos que "son muy pobres";<br />

pero "la nueva tecnología<br />

está incrementando notablemente<br />

ciertos ingresos rurales". En<br />

fin, no haremos ningún comentario,<br />

porque no merece la pena<br />

, criticar Cosas tontas; conviene,<br />

sin embargo, citar la opinión<br />

de Falkowski, que, por lo<br />

menos, ofrece algún punto de<br />

apoyo al estudio, quien—partiendo<br />

de la necesidad de la reforma<br />

agraria en un sentido<br />

clásico, punto que puede ser<br />

muy discutible—aboga por la<br />

mejora del poder de compra de<br />

los campesinos, y para ello "es<br />

muy importante que, durante el<br />

período inmediatamente posterior<br />

a la reforma agraria, las autoridades<br />

fiscales protejan a los<br />

campesinos y a sus nuevas rentas.<br />

No se tratará únicamente de<br />

una política adecuada de contribuciones<br />

(impuestos), sino de<br />

toda una serie de instrumentos<br />

político - económicos empleados<br />

por el Gobierno, tales como la<br />

política de crédito y empréstitos,<br />

la suma de las anualidades<br />

de la tierra, la enmienda del<br />

suelo y otras iniciativas indispensables."<br />

Esta larag cita la<br />

hemos dado porque cuando la<br />

mayoría de los economistas discuten<br />

en tomo a esta posibilidad<br />

radical, pero real, algunos<br />

expertos en desarrollo se empeñan,<br />

con tozudez, en dar la<br />

vuelta a la Historia.<br />

CONTRA LOS<br />

PRIVILEGIOS<br />

Sigamos adelante: En el párrafo<br />

siguiente: al citado se da<br />

otra afirmación, también significativa:<br />

"Las regiones que han<br />

permanecido al margen de la<br />

Revolución Verde, como la mayor<br />

parte de África y América<br />

Latina—es decir, que la Revolución<br />

Verde np sabemos dónde<br />

está—, se enfrentan con ima<br />

empresa más ardua para estimular<br />

el cambio tecnológico en el<br />

sector rural." No nos imaginamos<br />

exactamente cuál puede ser<br />

la "empresa"; desde luego, como<br />

se base en los aumentos<br />

impositivos, sin duda alguna será<br />

dificilísima.<br />

Pues bien, cuando semejantes<br />

autores tratan de engañar—^no<br />

sé a quién, pero lo intentan—a<br />

los lectores, sólo sería necesario<br />

argumentar que sean ellos que<br />

intenten física y personalmente<br />

llevar hasta sus máximas consecuencias<br />

la "Revolución Verde"<br />

(un dato: por lo visto, ya está<br />

en marcha desde hace dos décadas...,<br />

¡y la gente sin enterarse!),<br />

pues las personas con<br />

dos dedos de frente no intentarán<br />

seguir adelante por ese camino.<br />

Para los menos expertos, la<br />

realidad del hambre por falta<br />

de alimentos es una verdad incuestionable.<br />

La solución al<br />

problema viene en función no<br />

de mantener situaciones de privilegios<br />

de países ricos contra<br />

los "en vías de desarrollo", y,<br />

por lo tanto, tampoco está en<br />

la buena voluntad que los primeros<br />

manifiesten; porque la<br />

Historia demuestra la inutilidad<br />

de la espera. El verdadero progreso<br />

está ligado al asentamiento<br />

del campesino sobre la tierra<br />

en explotaciones rentables; al<br />

mismo tiempo que la ayuda de<br />

los Gobiernos a estos establecimientos,<br />

con incentivos económicos<br />

que remuneren convenientemente<br />

el esfuerzo de los<br />

campesinos. De estos beneficios<br />

y exacciones es de donde saldrán<br />

los medios de Capital (aumentados<br />

debidamente con políticas<br />

crediticias) que favorezcan<br />

el desarrollo de la tecnología<br />

y, por lo tanto, unos elevados<br />

índices de producción y<br />

crecimiento.<br />

Antonio Gaitero<br />

(1) "El desarrollo: Empresa<br />

común". Estudio dirigido por<br />

L. B. Pearson. Ed. Tecnos. <strong>Madrid</strong>,<br />

1970.<br />

—¡Qué juventud! A los veinte años ya no creen ni en lo que se deja de creer a los cuarenta. •<br />

•<br />

¡•••••«••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••BBBBBaBaBaBBBaBaBaBBHBBRBaiiaaBMiBBaMi ••••••• •••••••*<br />

MADRID 24 DE AGOSTO DE 1970<br />

? * "^y<br />

L<br />

A economía francesa ha pasado estos últimos dos años<br />

por una serie de situaciones contradictorias que hacían<br />

difícil prever la dirección general de su curso.<br />

En el verano de 1968, inmediatamente después de<br />

las "¡ornadas revolucionarias" de mayo-junio, las<br />

perspectivas eran altamente desfavorables. Las elecciones<br />

legislativas, la elección de una Asamblea Nacional con<br />

una mayoría gubernamental imprevista, consolidaron aparentemente<br />

la situación, pero no en el terreno económico<br />

y, especialmente, en el financiero. La crisis de mayo, seguida<br />

de una alza general de los salarios, provocó una<br />

huida de capitales extranjeros que puso en peligro la<br />

estabilidad del franco. Se produjeron después una serie<br />

de acontecimientos sucesivos que hacían prever una crisis<br />

profunda de todo el sistema político, social y económico<br />

de aquel país: la dimisión de De Gaulle y la devaluación<br />

del franco.<br />

Las nuevas elecciones presidenciales llevaban al Poder<br />

a un hombre, Pompidou, que era mucho más representativo<br />

del capitalismo nacional que el propio De Gaulle.<br />

La entrada en el nuevo equipo gubernamental de Giscard<br />

d'Estaing lo demuestra de una manera particularmente significativa.<br />

De Gaulle, cuya preparación económica era mediocre,<br />

y que carecía totalmente de interés en los problemas<br />

financieros y monetarios, dirigió el país con la displicencia<br />

de un gran señor, interesado únicamente en los problemas<br />

de prestigio nacional y en las cuestiones de política exterior.<br />

Si tenía algunas ideas concretas sobre el problema del oro,<br />

éstas desbordaban el plan propiamente monetario para interesar<br />

sólo el aspecto político del problema. Para De<br />

Gaulle, el oro no era más que un arma en su lucha contra<br />

los Estados Unidos.<br />

Buen resultado<br />

Podemos decir que el nuevo equipo ministerial ha hecho<br />

un buen trabajo; tal como acaba de confirmarlo de<br />

una manera espectacular la reciente decisión de Giscard<br />

d'Estaing de ampliar las posibilidades de la exportación<br />

de capitales nacionales. Esta medida ha sido simultánea<br />

con un aumento, auténticamente espectacular, del fondo<br />

francés de dólares, marcos alemanes, francos suizos y demás<br />

"divisas fuertes". Antes de la crisis de mayo, Francia<br />

era el país con un fondo monetario relativamente más<br />

sólido del mundo. Sus reservas de oro y de divisas fuertes<br />

llegaron a superar la cifra de cinco mil millones de dólares,<br />

más alta en aquel entonces, en cifras absolutas, que las<br />

reservas italiana, alemana y británica; y más alta también,<br />

en valores relativos, que la de los Estados Unidos, consideradas<br />

sólo alrededor de los doce mil millones de dólares,<br />

con una población cuatro veces mayor, un presupuesto<br />

nacional ocho veces más grande y un ingreso nacional<br />

bruto literalmente aplastante por comparación. La huida<br />

de capitales que tuvo lugar después de los acontecimientos<br />

de mayo-junio de 1968, estimulada por las perspectivas<br />

de una inevitable devaluación del franco^ contribuyó a<br />

una sensible disminución de las reservas monetarias. Aquel<br />

fondo básico de toda economía nacional llegó a ser sólo<br />

de mil quinientos millones de dólares. Es decir, en pocos<br />

meses se había producido una baja catastrófica del nivel<br />

de reservas estimada en más de tres mil quinientos millones<br />

de dólares...<br />

Política efe confianza<br />

Todo indica que Francia ha superado aquella etapa realmente<br />

crítica de su historia económica. La devaluación del<br />

franco contribuyó al reingreso de los capitales que habían<br />

huido. Ayudó a aquel movimiento de retorno la revaluación<br />

del marco, y también la absorción de los aumentos<br />

de salarios que significa toda disminución del valor de la<br />

moneda. La nueva estabilidad política y la confianza que<br />

el nuevo equipo dirigente inspira a la alta burguesía francesa<br />

explica el resto del fenómeno. De ahí que a mediados<br />

del mes pasado asistiéramos en Francia a dos medidas indicadoras<br />

de un retorno a la prosperidad: el optimismo bursátil<br />

y la liberalización de la salida de capitales. Todos<br />

los círculos financieros esperaban que una tercera medida<br />

contribuiría al retorno de la normalidad. Nos referimos<br />

a la disminución del interés del dinero.<br />

En el periodo inflacionUta que caracteriza toda la economía<br />

occidental, el aumento del interés del dinero ha<br />

jugado el papel de un freno particularmente eficaz. Francia<br />

ha llegado a la cima europea de aquel nivel: 8 por 100.<br />

Tal'es el interés que cobra el Banco de Francia a las otras<br />

instituciones bancarias del país, las cuales dejan dinero a<br />

sus clientes a un índice todavía más alto, qíie, en el caso<br />

de las ventas a crédito, llega hasta el 17 por 100. Giscard<br />

d'Estaing, sin embargo, se ha negado a cualquier descenso<br />

porque no quiere parar el ingreso de capitales extranjeros<br />

qué quieren beneficiarse de aquel alto interés. Continúa,<br />

pues, la prosperidad francesa.<br />

M.<br />

V.

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