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PODERES SIN CONTROL
reportaje
s
goma, pero que está bien que ladre, que
ladre a la sociedad, mientras sea capaz
de meter miedo o conducir el rebaño…
Resulta paradójico oír hablar a los
políticos, siempre en privado, sobre las
debilidades del periodismo, cuando desde
el poder, por ejemplo, se convierten los
informativos de los medios públicos en
boletines de sucesos y se ignora, en los
desplantes autoritarios, que tras el periodista
que pregunta no está solo el medio
amigo o contrario, sino el ciudadano con
derecho a ser informado. Y más aún, oír a
los empresarios que no entienden que el
rescate de los medios no pasa tanto por el
salvavidas de un fondo de reptiles, valga
la metáfora, como por la recuperación de
la credibilidad.
En todo ello hay expresiones de una
crisis profunda, que no se resuelve con el
simple restablecimiento de la economía.
Una crisis sistémica, donde la degradación
democrática se ampara en unos
medios éticamente muy débiles, y de la
que, en buena lógica, se saldrá hacia escenarios
de mayor transparencia. Es difícil
concebir nuevos pasos de tuerca en la
dirección de la opacidad y la instrumentalización
sin una desafección aún mayor
de las audiencias, que corre pareja a la
pérdida de credibilidad. Pero si, aun con
“Tras el
periodista
que pregunta
no está solo el
medio, sino
el ciudadano”
todo, se profundizase en esa dirección,
¿no cabría proclamar, sin ambages, que
la democracia está en peligro…?
El problema de fondo no parece importar
mucho a los políticos, que en la
cuestión de los medios arrastran una asignatura
pendiente, y tampoco figura entre
las terapias de los editores. No ocurre lo
mismo con los periodistas y esa es una
diferencia significativa. La sensación de
crisis trasciende el propio drama laboral
y se proyecta en la clara conciencia de una
peligrosa deriva que ciega las expectativas
de futuro. Es posible que tras la oscuridad
de esa ceguera, que en España alcanza un
grado no reconocible en el resto de Europa,
vayan naciendo destellos de luz que
conecten con la sociedad, que recuperen
la independencia y la ética que hacen del
periodismo un contrapoder, no sujeto ni
sometido a los juegos del poder. n
A presión
Aumenta la presión a la que son sometidos
los periodistas, de un año para otro. Solo el
20,7% de los profesionales encuestados para
el Informe sobre la Profesión Periodística declara
no haber recibido nunca algún tipo de
presión, en 2013, para modificar el contenido
o la orientación de alguna información,
cuando en el año anterior la cifra se situó
en el 25,1%. El 79,3% restante afirma haber
recibido alguna presión. En la mayoría de
los casos, las presiones proceden de la empresa
o del jefe, mientras que suspende el
grado de independencia que dicen tener los
periodistas, un cuatro en una valoración del
uno al diez. Para el informe, realizado por
la Asociación de la Prensa de Madrid, con el
que colabora la FAPE, se ha realizado una
encuesta a 1.748 periodistas de toda España.
¿Ha recibido en alguna ocasión algún tipo de presión para
modificar el contenido o la orientación de alguna información?
Sí, en múltiples ocasiones
Sí, en varias ocasiones
Sí, en alguna ocasión
Sí, pero en pocas ocasiones
Nunca
2012
14,1
15,6
23,2
21,9
25,1
2013
14,3
17,8
23,9
23,3
20,7
¿De quién o quiénes llegaron esas presiones?
De su empresa o jefe
De instancias políticas
De instancias empresariales externas
De representantes de las instituciones públicas
De anunciantes del medio
De otros grupos de presión
Otros
76,1
23,1
14,7
13,9
16,9
4,5
4
Fuente: Informe Anual de la Profesión Periodística, 2013.
APM: Encuesta profesional, 2013. Cifras en porcentaje.
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