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tranquilizar al hombre que logra poseerlos. En <strong>la</strong> incertidumbre que es <strong>la</strong> vida, los<br />

conceptos son límites en que encerramos <strong>la</strong>s cosas, zonas de seguridad en <strong>la</strong> sorpresa<br />

continua de los acontecimientos. » 124 Para <strong>la</strong> autora buscar teorias lógicas, definiciones<br />

y conceptos es una función y una necesidad del ser humano, le parece terrible que los<br />

españoles hayan tenido tan pocos y llega a decir, sin ninguna indulgencia, <strong>«</strong><strong>di</strong>fícilmente<br />

pueblo alguno de nuestro rango humano ha vivido con tan pocas ideas, ha sido más<br />

ateórico que el nuestro » y más ade<strong>la</strong>nte <strong>«</strong> pocas ideas, a <strong>la</strong>s que nos hemos agarrado<br />

con obstinación casi cósmica y en <strong>la</strong>s que hemos llevado, encerrado como en un hábito,<br />

nuestro enten<strong>di</strong>miento ». María Zambrano se pregunta si acaso un pueblo tan generoso<br />

y heroíco no haya quedado desposeído de <strong>la</strong> capacidad lógica, o si el español no<br />

advierta <strong>la</strong> necesidad del saber teórico.<br />

Zambrano, para contestar, vuelve atrás en los siglos. Mientras en Europa desde<br />

Descartes a Hegel se creaban los sistemas filosóficos, mientras desde Galileo y Newton<br />

a <strong>la</strong> Re<strong>la</strong>tividad se descubrían los principios cientificos, en España, salvo alguna<br />

excepción, no había nada de esto. Sobre España caía el desdén de <strong>la</strong> Europa moderna<br />

pon su atraso o, en lo mejor de los casos, su oscurantismo atraía a los románticos. Los<br />

españoles mismos iban buscando <strong>la</strong>s teorías fuera del país, entre afrancesados del <strong>di</strong>ez y<br />

nueve y germanizantes del principio del siglo veinte. <strong>«</strong> Si como españoles nos hacemos<br />

responsables ante el mundo de todo cuanto pasa en nuestras tierras, tendremos que<br />

sentir una espantosa, casi insoportable vergüenza » pa<strong>la</strong>baras durísimas, sobre todo<br />

porque escritas por una filósofa.<br />

Mas, escribe, <strong>la</strong> falta de teorías no significaba un apartamiento de <strong>la</strong> cultura<br />

europea, y añade, con c<strong>la</strong>ra referencia a los sucesos políticos de aquel entonces, <strong>la</strong><br />

cultura europea <strong>la</strong> estaban salvando los españoles, hasta los campesinos españoles,<br />

dejados sólos por <strong>la</strong>s grandes naciones europeas justo mientras luchaban por los<br />

conceptos más importantes de <strong>la</strong> cultura de Occidente : <strong>la</strong> democracía y <strong>la</strong> libertad. Esto<br />

precisamente, para Zambrano es una prueba que España no es, y no ha sido, ajena a <strong>la</strong><br />

cultura europea. Y cierra <strong>la</strong> primera parte de su ensayo con una precupación más<br />

humana que filosófica :<br />

124 Ibidem, núm. 9, septiembre 1937<br />

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