escenas laborales - AELE
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Panorama de la<br />
Industria Peruana<br />
Muy recientemente se ha publicado el Censo de la Manufactura del año 2007, gracias<br />
al empeño del Ministerio de la Producción, y en especial de su Viceministerio de Industria<br />
y Comercio Interno. Se trata de una fuente muy importante para la futura planificación<br />
nacional, aún insuficientemente puesta en disposición del público, que es su destino más<br />
provechoso, dueño además de la información elaborada por el Estado.<br />
Por esta fuente sabemos ahora, que se empadronaron 114,485 empresas dedicadas a la<br />
industria en el país el año pasado. Como se sospechará, son en su mayoría empresas pequeñas.<br />
Para mayor precisión, el 96.4% (más de 110 mil 363) son microempresas y tienen entre 1<br />
y 10 trabajadores; solamente 3.2% (3 mil 664) están en el rango de la pequeña empresa,<br />
entre 11 y 100; y apenas el 0.4% del total pertenece al rango superior a los 100 trabajadores<br />
–ahora denominado como mediana y gran empresa– y suman sólo 457 empresas.<br />
Estas unidades productivas radican mayoritariamente, como también es de suponer, en<br />
Lima y Callao, que tienen en su territorio 54.9% de las empresas, pero por su mayor concentración<br />
de empresas grandes, mantiene un peso aún mayor –de dos tercios– en términos<br />
de ocupación y de producción. Para tener idea, mencionemos que el siguiente departamento<br />
en importancia en la estadística de número de empresas es Arequipa con 6.1% de<br />
ellas, seguido por La Libertad (4.4%), Junín (4.3%), Piura y Puno (cada uno con 3.2%),<br />
Cusco (2.9%), Lambayeque (2.7%), Ancash y Tacna (cada uno con 2.5%). En el otro extremo,<br />
tienen una participación menor al 1%, los departamentos de Moquegua (0.9%) , Apurímac<br />
(0.7%), Pasco y Amazonas (0.5% cada uno), Tumbes (0.4%), Huancavelica (0.3%) y<br />
Madre de Dios (0.2%). Hay una relación muy fuerte entre el tamaño poblacional y la presencia<br />
de empresas industriales, pero también con la riqueza, pues en los términos relativos<br />
en los que puede hablarse de mayor presencia de recursos, cuando hay más empresas<br />
industriales hay menos pobreza. También hay una relación importante entre el centralismo<br />
y la calidad de la industria, en el sentido de sus mayores requerimientos de capitales y<br />
especialización en el trabajo, como se nota al observar con mayor detalle los grupos industriales<br />
y su concentración en Lima.<br />
El peso del empleo tiene un perfil diferente al de la clasificación de la cantidad de<br />
empresas. La microempresa da cuenta del 43.3% de la ocupación, la pequeña empresa del<br />
20.3%, y el 36.4% de empleos se debe a las empresas medianas y grandes.<br />
La cantidad de empresas en la manufactura tiene sus mayores proporciones en el sector<br />
textil (20.1%), seguido por la manufactura de madera y papeles (17.3%), la metal<br />
mecánica (15.0%), la agroindustria (14.5%), la edición e impresión (8.3%), las pieles y<br />
cueros (4.3%). Hasta aquí, tenemos casi el 80 por ciento del total de las empresas, y la<br />
presencia artesanal es clarísima, así como la de la industria de bienes de consumo, en<br />
detrimento de la verdadera industrialización, signada por la presencia de la industria de<br />
bienes intermedios y de capital.<br />
En cuanto al empleo, el sector de alimentos y bebidas lidera la estadística con el 26%,<br />
la confección de prendas de vestir y los productos textiles siguen con 14.2% y 9.7% respectivamente;<br />
continúan los muebles con 9.1%, productos de metal con 7.3%, edición e<br />
impresión con 6.6% y productos químicos con 4.1%, con lo cual se completa el 77% de la<br />
ocupación. Estas cifras de empleo también fomentan la impresión de una escala baja en el<br />
funcionamiento productivo. Otro signo de este tipo de estructura es que según su organización,<br />
el 43.4% de empresas corresponde a personas naturales, el 39.6% no tiene identificación<br />
legal y solamente el 17% son empresas jurídicas.<br />
En un terreno más económico, el de la distribución de las ventas, la lectura sectorial<br />
tiene particularidades que las diferencian claramente respecto de las clasificaciones de<br />
tamaño. Las mayores ventas se dan en el grupo de alimentos y bebidas (26.1%), y siguen<br />
las refinadoras de petróleo (15.5%), los metales comunes (12.2%), los productos químicos<br />
(11.3%), los textiles (7.0%), otros minerales no metálicos y el caucho y los plásticos con<br />
5.0% cada cual. Nótese que los sectores que<br />
tienen mayor representatividad económica no<br />
tienen importancia si se les busca en la clasificación<br />
de cantidad de empresas. En cuanto<br />
a la distribución de las inversiones, la información<br />
disponible indica que el 88.1% de<br />
todas las inversiones es en maquinaria y equipos<br />
y el 73.0% corresponde a la gran empresa.<br />
La inversión en capacitación de personal<br />
o en innovación tecnológica, es marginal, menor<br />
al uno o dos por ciento del total de inversiones,<br />
respectivamente. ¿Normas técnicas<br />
de gestión y estudios ambientales? Están<br />
presentes en 4.3 y 7.4 por ciento de las empresas<br />
que se censaron.<br />
En conclusión, lo que tenemos como industria<br />
es esencialmente una amplia gama<br />
artesanal, en actividades de reducidas dimensiones,<br />
y si la economía de escala existe, también<br />
baja productividad, capacidades de acumulación,<br />
ingresos para sus propietarios y<br />
menores aún, condiciones de trabajo y remuneraciones<br />
aceptables de sus trabajadores.<br />
Esta situación amerita dos discusiones. La<br />
primera, la del modelo país, la imagen del desarrollo<br />
peruano en el mediano y largo plazo.<br />
¿Podemos continuar siendo un país exportador<br />
de materias primas con una industria anclada<br />
en la pequeña escala, como proyecto económico<br />
de desarrollo? ¿O debemos redefinir nuestras<br />
opciones y encarar la posibilidad de un desarrollo<br />
industrial competitivo?<br />
Como parece obvio, necesitamos más industria,<br />
porque ello significa más empleo y<br />
valor agregado de nuestra producción. Pero<br />
viene entonces el dilema de cómo industrializarse<br />
y qué tipo de políticas sectoriales aplicar,<br />
especialmente si tenemos malas experiencias<br />
proteccionistas. El orden natural –y el refugio de<br />
la poca industria fabril que nos queda– es que se<br />
comienza por la industria de consumo y por la<br />
más ligada al agro como en el caso de alimentos<br />
y bebidas, confecciones, textiles, y luego productos<br />
intermedios, como en la agroindustria exportadora,<br />
derivados de la pesca, productos químicos,<br />
derivados de la madera, transformación<br />
de minerales y metal mecánica, en los cuales<br />
tenemos abundancia de materias primas e incluso<br />
personal capacitado. Es necesario también<br />
diseñar modelos de colaboración público privada<br />
para acumular capacidades internas, dada<br />
nuestra ausencia de capitales y retrasos tecnológicos,<br />
y posiblemente una sintonía muy<br />
fina en la provisión de incentivos fiscales, especialmente<br />
descentralistas, guardando siempre<br />
el objetivo de la competitividad.<br />
Son tareas mayores pero obligatorias que<br />
el Censo Manufacturero del 2007 ha hecho<br />
patentes. Después de todo, ése es el rol fundamental<br />
de la estadística. (JGBA).<br />
2 OCTUBRE 2008 / ANÁLISIS