12.11.2014 Views

Soluciones para la triple crisis - Fundación Banco Santander

Soluciones para la triple crisis - Fundación Banco Santander

Soluciones para la triple crisis - Fundación Banco Santander

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

SOSTENIBILIDAD, ENERGÍA Y SOCIEDAD<br />

gana. La demostración de nuestro éxito sería precisamente un<br />

progreso continuado que se concreta en un dominio absoluto<br />

y excluyente de <strong>la</strong> naturaleza. Cuanto mayor es este dominio,<br />

aparentemente más progresamos.<br />

Quizás porque no nos resulta nada fácil enfrentarnos a una<br />

rea lidad que no coincide con esta visión y que por eso no nos<br />

gusta, y también porque vemos que el problema que se nos<br />

p<strong>la</strong>ntea es de una dimensión que abruma, preferimos ir tirando,<br />

procurando, eso sí, añadir el adjetivo «sostenible» a todo<br />

un conjunto de actuaciones y políticas económicas y sociales.<br />

Así, hab<strong>la</strong>mos de «desarrollo sostenible», de «progreso sostenible»,<br />

de «economía sostenible», de «movilidad sostenible»,<br />

de «edificación sostenible», de «turismo sostenible», o incluso<br />

de «crecimiento sostenible» –una verdadera contradictio in terminis–<br />

como si por el mero hecho de adjetivar <strong>la</strong>s cosas ya<br />

cambiásemos su sustancia.<br />

Todas estas políticas de sostenibilidad que podamos adoptar<br />

<strong>para</strong> mitigar <strong>la</strong>s consecuencias negativas de un modelo de crecimiento<br />

caótico, descontro<strong>la</strong>do y despilfarrador deben ser<br />

bienvenidas y apoyadas, porque nos ayudan a ganar tiempo, pero<br />

hemos de ser conscientes de que no eliminarán <strong>la</strong>s causas últimas<br />

del dilema que se nos p<strong>la</strong>ntea. La superación consciente de<br />

esta disyuntiva requerirá un cambio sistémico, que sólo será<br />

posible si somos capaces, en primer lugar, de entender cuál es<br />

<strong>la</strong> situación actual y qué es lo que nos ha llevado hasta aquí, y<br />

después, de convencer a nuestros conciudadanos de que el futuro<br />

no puede ser una simple extrapo<strong>la</strong>ción del pasado, con<br />

más abundancia material y más de todo, sino que habrá que ir<br />

buscando nuevas formas de vivir y de gozar que no nos lleven<br />

más allá de los límites del único p<strong>la</strong>neta que tenemos <strong>para</strong> vivir.<br />

Lo que sigue no pretende ser más que una pequeña contribución<br />

a un cambio cultural que es del todo imprescindible <strong>para</strong><br />

evitar una alternativa que sólo de pensar<strong>la</strong> horroriza: una lucha<br />

fratricida y despiadada entre individuos, naciones y Estados por<br />

apropiarse de unos recursos naturales cada vez más insuficientes<br />

<strong>para</strong> mantener el rumbo y el ritmo que <strong>la</strong>s sociedades occidentales<br />

marcamos hace poco más de ciento cincuenta años.<br />

¿Qué es el desarrollo sostenible?<br />

Creo que no nos equivocamos si pensamos que una mayoría<br />

de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción acepta que se imp<strong>la</strong>nten políticas genéricas de<br />

sosteniblidad, y que está dispuesta a contribuir con <strong>la</strong>s iniciativas<br />

que despliegan los gobiernos al respecto, pero creo también<br />

que todos tenemos un cierto grado de confusión sobre<br />

lo que realmente significa el concepto de desarrollo sostenible.<br />

Esta confusión es consecuencia de <strong>la</strong> propia definición que le<br />

dio su introductora, Gro Harlem Brundt<strong>la</strong>nd, en su informe de<br />

1987, Nuestro futuro común:<br />

«El desarrollo sostenible es un desarrollo que permite satisfacer<br />

<strong>la</strong>s necesidades del presente sin comprometer <strong>la</strong><br />

capacidad de <strong>la</strong>s generaciones futuras de satisfacer sus propias<br />

necesidades».<br />

Lo cual parece reconfortante, porque da por hecho que es<br />

posible un modelo de desarrollo con el que todos podremos<br />

satisfacer nuestras necesidades, tanto ahora como en el futuro,<br />

y sean cuales sean estas necesidades. La verdad, sin embargo,<br />

es que esta definición no nos ayuda demasiado, ni a saber<br />

cuáles son estas necesidades presentes sobre <strong>la</strong>s que tenemos<br />

el derecho de creación y a satisfacción, ni cuáles son <strong>la</strong>s necesidades<br />

futuras que no podemos poner en riesgo. Si acaso, podría<br />

interpretarse en el sentido de que sólo tenemos derecho<br />

a satisfacer determinadas necesidades si esta satisfacción presente<br />

no pone en riesgo el que <strong>la</strong>s generaciones futuras puedan<br />

también satisfacer<strong>la</strong>s. Pero no es esa <strong>la</strong> interpretación habitual,<br />

ya que, por ejemplo, querría decir que no tenemos<br />

derecho a seguir consumiendo recursos energéticos no renovables<br />

en tanto en cuanto no podamos asegurar que <strong>la</strong>s generaciones<br />

futuras tendrán a su alcance fuentes energéticas alternativas<br />

con <strong>la</strong>s que cubrir sus respectivas necesidades. La<br />

confusión, sin embargo, no termina aquí, porque cuando el informe<br />

Brundt<strong>la</strong>nd intenta concretar <strong>la</strong>s implicaciones del principio<br />

del desarrollo sostenible, acaba por re<strong>la</strong>tivizarlo y enturbiarlo<br />

un poco más:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!