milagros del carteo - Asociación Española de Bridge

lidad a quienes participen en la Bermuda Bowl.
Mantener en estas condiciones la inscripción de
Buratti-Lanzarotti es algo tan obstinado e inútil como
mantener por más tiempo una pareja tan heterogénea
como Ventín-Lantarón.
La desventurada participación en el Cavendish (Las
Vegas, Abril) es la gota que colma el vaso. El espectáculo
es lamentable y, desgraciadamente, tan vergonzoso
como público. La pareja Ventín-Lantaron se rompe.
La ruptura de una pareja no sería mayor obstáculo. Los
aspectos económicos o personales que deban dirimir es
algo que a la FEB no le importa. Lo que pasa es que la
no inclusión de Buratti-Lanzarotti, sumada a la ruptura
traumática de una de las parejas del equipo hacen
muy problemática la configuración del equipo nacional.
Solamente permanece la pareja Torres-Francés. Si no
hay cuatro jugadores no hay equipo y en tales circunstancias
es preceptivo convocar una prueba de Selección
nacional.
No se convoca dicha prueba. Alegar razones de falta de
tiempo es un pretexto. Todo menos jugar al bridge. Se
llega al mes de Junio y en Mentón se confirma la exigencia
de completar el equipo con jugadores nacionales.
El presidente convoca una reunión en la sede de la FEB
para tratar este tema.
A nadie escapa que Luis Lantarón ha sido mi compañero
durante muchos años. He sido y soy su pareja natural.
Ni quiero ni voy a interferir en este tema, tanto por
cuestión de oportunidad como por una obvia actitud de
dignidad. Quiero mantenerme al margen porque ni es
éste mi equipo ni he sido partícipe de sus logros ni he
asistido a su gestación y parto más que en calidad de
atónito espectador.
Unos días antes de aquella reunión Luis me pide, en
presencia de Torres y Francés, que acepte jugar con él.
Reconozco que no fueron fáciles aquellas conversaciones.
Si accedí a ello fue porque vi una buena fe por parte
de mis tres ex-compañeros de equipo y porque jugar un
mundial es plato apetecible aunque no sea con el mejor
equipo posible. Creo que mi trayectoria merecía este
reconocimiento.
En los locales de la FEB se reúnen los miembros del
equipo con el presidente. Se le comunica (no por sabido
menos relevante) la ruptura de la pareja Ventin-
Lantarón. Se decide que, para mantener el armazón del
equipo, ambos comuniquen el jugador con el que desean
formar pareja. Juan Carlos presenta por escrito la
solicitud de Carlos Fernández, que es aceptada sin más
consideraciones. Cuando Luis lee mi nombre se desencadenan
los acontecimientos. Aunque escueza tengo que
admitir que fui vetado y ni me avergüenza dicho veto ni
critico tal decisión. Simplemente me hubiera gustado
adelantarme y decir NO pero mi presencia ni fue solicitada
ni mi voz, naturalmente nada suave, fue escuchada.
Surgen otros nombres. Las posiciones se enconan.
Finalmente todos se suman al veto de Ventín aduciendo
razones de incompatibilidad. Luis se queda solo. Se desconvoca
la reunión. Negociaciones urgentes. Es necesario
llegar a un acuerdo. Finalmente Lantarón se compromete
a jugar con Amadeo Llopart en una operación
a tres bandas que toma como garantía el compromiso
Ventín a una contraprestación económica. Tal vez no
sea el equipo idóneo, pero hay fumata blanca .
Se hace pública la composición del equipo .
Pasan dos meses. Desavenencias fuertes entre Ventín y
Lantarón acerca del cumplimiento de sus acuerdos (ni
ESPECIAL BERMUDA BOWL
a ustedes ni a mí nos competen) hacen que Lantarón
denuncie el mismo y comunique a Llopart su negativa
a cumplir con su parte del acuerdo. La ruptura es total.
Intercambio de cartas. Markovic (capitán del equipo)
solicita la exclusión de Lantaron, y éste solicita la de
aquél. El presidente recaba la opinión de todos los componentes,
intenta rehacer un equipo deshecho. No convence
a Lantarón y las posiciones se enconan. Luis
habla conmigo reiteradas veces y remite carta tras carta
a la Federación solicitando jugar con quien desee al
haberse roto los acuerdos que eran la garantía de su participación
con un tercero. Todo es tan lamentable que
me gustaría ahorrarles este final, pero es necesario acabar.
Se reúne la Junta Directiva con carácter de urgencia. El
señor presidente minimiza el problema porque cree
haber llegado a un acuerdo privado del agrado de todos.
No hay tal.
Asamblea de la FEB en la Toja. Luis va a presentar una
moción para revocar las decisiones del presidente sobre
la composición del equipo nacional y exigir que se le
permita jugar con quien él desea. No es fácil mi postura.
Me sumo a la misma por una cuestión de vergüenza
personal. Estoy dolido con el presidente y con el resto
del equipo. He padecido demasiadas deslealtades como
para no dar la batalla.
Me llueven las muestras de solidaridad y las delegaciones
de voto. Quiero aprovechar estas líneas para hacer
público mi agradecimiento a todas y cada una de las personas
(delegados o no) que me manifestaron su apoyo y
su desaprobación formal a la gestión del presidente en
este asunto .
La Asamblea fue un prodigio de funambulismo.
Abrumadora mayoría de delegados que querían votar la
moción. Cruce de acusaciones. Quise dejar clara mi postura
y espero haberlo logrado. El final fue lamentable.
En medio de la protesta general el presidente obvia el
artículo 35 del reglamento y se compromete a una reunión
"in extremis" con el equipo para llegar a un acuerdo
haciéndose eco de los deseos de Lantarón y de la
gran mayoría de la Asamblea.
Se atisba el fin del culebrón. Interminables llamadas.
Soy vetado por segunda vez. Se intenta un compromiso
de emergencia. Nadie cede. Se busca pareja para
Llopart. Todo es infructuoso. Finalmente Torres se
suma a la solicitud de exclusión de Lantarón. Ya hay
"mayoría" de los miembros del equipo que la solicitan.
Se llama con carácter de urgencia a la pareja Graupera-
Pont para completar el equipo. Amadeo Llopart, en un
gesto que le honra, renuncia a su puesto en el equipo.
Hay quorum.
El equipo resultante es competitivo. La inclusión de la
pareja Graupera-Pont es un acierto. Pueden y deben
liderar el equipo. Desconozco el estado de forma de
Carlos, ausente hace varios lustros del equipo nacional,
pero me consta que se trata de un gran jugador capaz de
dar la batalla y, además, ha jugado muchas veces con
Ventín. En mi opinión es una pareja homogénea, probablemente
inferior a la formada por Graupera-Pont,
pero suficientemente competitiva. Torres-Francés tienen
una larga experiencia. Han sido muchas veces la tercera
pareja del equipo nacional y les avala su trayectoria.
Si les acompaña la suerte, la fase final está a su
alcance con relativa facilidad. Lo malo, lo verdaderamente
triste, es que a la mayor parte de los jugadores
españoles ya no les importa.
BRIDGE Febrero 2004 25