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Diagnóstico socio.ambiental Reserva Nacional El Nogalar de Los Toldos, Salta
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A pesar que durante el siglo XX se observó un crecimiento de la población, el patrón
más marcado es una tendencia hacia la concentración de los pobladores en el
pueblo de Los Toldos, que pasó de 122 a 833 habitantes entre 1980 y 1990,
concordando con un patrón regional de movimiento desde áreas rurales a áreas
semiurbanas (Grau et al en prensa). La distribución de edades en la población
muestra una reducción en la clase más activa (20-29 años), especialmente en el
sexo masculino, lo que sugiere una emigración hacia centros urbanos más grandes.
Si bien en la actualidad el pueblo de Los Toldos no puede describirse como urbano
(pueblos con más de 2000 personas), una proporción significativa de la población
presenta hábitos “urbanos”, tales como ser empleados estatales o en empresas de
servicios y ha disminuido proporcionalmente el número de agricultores en relación
a principios de siglo (Grau et al en prensa, Gil Montero en prensa) Desde el punto
de vista étnico, los pobladores del valle se autodefinen como criollos e inicialmente
pertenecían principalmente a la religión católica (Losert 1997), si bien en los últimos
años hubo un significativo aumento en los pobladores pertenecientes a la religión
evangélica, principalmente en Lipeo y Baritú (Malizia, datos inéditos.)
Desde el punto de vista de la tenencia de la tierra, los pobladores pueden ser
propietarios, propietarios indivisos y arrendatarios (Brown y Grau 1999). En el caso
de la propiedad indivisa, la tierra es usada por varias familias y cada una posee una
superficie cercada que incluye parcelas de uso privado, rodeadas de una matriz de
uso compartido.
La economía presenta características tradicionales y está orientada principalmente
al autoabastecimiento. Las actividades agropecuarias tradicionales son la ganadería
de trashumancia y la agricultura migratoria. La organización del trabajo es desde el
núcleo familiar, formado por el matrimonio, en ocasiones los abuelos y un gran
número de hijos (Losert 1997). Como se mencionó anteriormente, durante las
últimas décadas (80 y 90) un gran número de personas abandonaron las actividades
agropecuarias para dedicarse a empleos estatales y en empresas de servicios y
privadas, proceso que se ha revertido en parte con la crisis económica del 2001.
Otra actividad que se intensificó recientemente es la producción de artesanías,
como bateas, platos y cucharas de madera, canastos de bejuco, vasijas de barro,