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[En defensa del periodismo autónomo] en portada
Firma
como “para ahora y para el futuro”,
“por cualquier medio de transmisión
o distribución”, “en cualquier soporte”,
haciendo dejación de un derecho
que les corresponde, sin tan siquiera
unos emolumentos compensatorios.
Un tema anejo a éste de la propiedad
del trabajo (¿ya nos habíamos olvidado
de Marx) es la nueva concepción del
periodista como un profesional polivalente,
que tiene que trabajar en paralelo
para los diversos soportes (escritos,
digitales, audiovisuales) de la cadena o
grupo de comunicación. Y sobre este
punto merece la pena hacer un par de
comentarios. En primer lugar, profesionalmente
no es lo mismo escribir para
un medio impreso (diario o revista) que
para su versión digital y tampoco es lo
mismo un informativo radiofónico que
televisivo; hay diferencias de estilo y
de presentación de contenidos no fáciles
de superar satisfactoriamente. Pero,
y esta es la segunda observación al
respecto, ocurre que no pocas empresas
pretenden que esto se haga con el
mismo nivel remunerativo que antes,
retribución que casi nunca (salvo en el
caso de las figuras consagradas por el
éxito mediático) tiene nada de especial.
Cierto que todo es información pero
la adecuación a los formatos no es
sencilla y siempre conlleva una mayor
tarea que debiera tener la correspondiente
compensación y no sólo crematística
sino, por ejemplo, de reconocimiento
de firma.
El reportero autónomo
tiene las mismas
obligaciones legales
que cualquier otro
trabajador individual
El periodista se convierte
en un profesional
polivalente que
trabaja para los
diversos soportes
Obligaciones legales
El periodista autónomo tiene las mismas
obligaciones legales (ante Hacienda
y ante la Seguridad Social) que pueda
tener cualquier otro trabajador autónomo
individual, es decir, que no
tenga personal subcontratado. Son
obligaciones sencillas pero que requieren
una tramitación administrativa (léase
papeleo) a la cual estos profesionales
no están acostumbrados. En líneas
generales son las siguientes. Al inicio
de la actividad hay que cumplimentar
la Declaración Censal para saber en
qué situación tributaria se encuentra y
darse de alta en el Impuesto de Actividades
Económicas (IAE), que es un tributo
de carácter local, si no está exento,
que puede estarlo porque desde el
2003 se exige un cifra de facturación
muy alta (600.000 euros anuales). A
continuación hay que darse de alta en
el Régimen Especial de Trabajadores
Autónomos de la Seguridad Social (conocido
como el RETA). Luego durante
el desarrollo de la actividad, la fiscalidad
pivota sobre el Impuesto sobre la
Renta de las Personas Físicas (IRPF). A
cuenta se hacen unas retenciones
mensuales del 15%, que se abonan por
la empresa/cliente a Hacienda y, lógicamente,
debe ser declarado por el periodista
trimestralmente y en su liquidación
anual de la Renta. A anotar que
el ejercicio de la profesión periodística
es una de las pocas exentas del IVA
según la Ley del IVA (art. 20).
periodistasfape [15]