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R E P O R T E R O S S I N F R O N T E R A S : I N F O R M E A N U A L 2 0 0 8<br />

Entre impotencia,<br />

apatía y duplicidad<br />

Los periodistas tienen de qué preocuparse.<br />

Sus defensores parecen menos<br />

eficaces que nunca. Que Reporteros<br />

sin Fronteras escriba estas cosas<br />

puede parece extraño. Sin ser adeptos<br />

de la autoflagelación -hace mucho tiempo<br />

que conocemos nuestras fuerzas y nuestras<br />

debilidades-, hay que decir, sin embargo,<br />

las cosas como son: los periodistas no<br />

están ni correcta ni suficientemente defendidos<br />

en el mundo.<br />

Los Estados <strong>más</strong> represivos del planeta<br />

no quieren tener nada que ver ni con la<br />

libertad de expresión, ni con sus apóstoles.<br />

A las organizaciones no gubernamentales<br />

les prohíben la entrada. Las grandes instituciones<br />

internacionales pueden protestar,<br />

amenazar con sanciones, llevar a los tribunales<br />

a los <strong>más</strong> prestigiosos para que les<br />

condenen; pero no han hecho nada. Los<br />

predadores de la libertad de prensa hacen<br />

oídos sordos. Nuestra impotencia es su<br />

fuerza.<br />

Con frecuencia la Unión <strong>Europe</strong>a se erige<br />

en portavoz de los militantes de los derechos<br />

humanos. Y, sin embargo... A finales<br />

de octubre de 2007 el Parlamento <strong>Europe</strong>o<br />

condenó con firmeza las violaciones de las<br />

libertades fundamentales cometidas en la<br />

República Islámica de Irán, y particularmente,<br />

la condena a muerte del periodista<br />

Adnan Hassanpour. Se aprobó una resolución.<br />

Pocos días <strong>más</strong> tarde, el abogado del<br />

periodista supo que el Tribunal Supemo<br />

iraní había confirmado la sentencia de su<br />

cliente, un auténtico desafío de Teherán a la<br />

comunidad internacional. Es cierto que, a<br />

finales de enero de 2008 se suspendió finalmente<br />

la condena a la pena capital. ¿Debido<br />

a las presiones internacionales Ya nos<br />

gustaría creerlo. Digamos que han sido <strong>más</strong><br />

bien la tenacidad de su abogado.<br />

¿Cuantas resoluciones, declaraciones,<br />

cartas de protesta quedan sin efecto ¿Hay<br />

que dejar, por ello, de escribir, de votar No,<br />

naturalmente. Pero hay que inventar nuevas<br />

medidas de presión, nuevos métodos de<br />

intervención, para desestabilizar a los enemigos<br />

de la libertad de prensa; descubrir<br />

sus fallos y adentrarse en ellos.<br />

Cuando se siente despojada, la Unión<br />

<strong>Europe</strong>a amenaza con castigar. Solo que los<br />

tiranos no son escolares a los que se coge<br />

en flagrante delito de hacer trampas, y de<br />

los que se consigue que pasen por el aro<br />

con una regañina. El todopoderoso presidente<br />

de Uzbekistán, Islam Karimov, ni pestañea<br />

ante las sanciones de Europa. Como<br />

tampoco Robert Mugabe, en Zimbabwe,<br />

teme las medidas que se adoptan contra él.<br />

Congelación de sus haberes en el extranjero,<br />

prohibición de visados y desplazamientos<br />

a los Estados miembros, control de las<br />

exportaciones, reducción de las relaciones<br />

diplomáticas: las sanciones <strong>más</strong> graves no<br />

doblegan ni a las autoridades uzbekas, ni a<br />

las zimbabuenses. En ambos países, la<br />

situación de la libertad de expresión es<br />

catastrófica.<br />

La cobardía de algunos Estados occidentales,<br />

de las grandes instituciones internacionales,<br />

perjudica a la libertad de expresión.<br />

Si bien nadie se corta a la hora de<br />

levantar la voz frente a los países en vías<br />

de desarrollo, poco estratégicos, la cosa<br />

cambia cuando los interlocutores se llaman<br />

Vladimir Putin o Hu Jintao. Los dirigentes<br />

de los países democráticos no tienen<br />

ganas de ponerse a mal con las<br />

grandes empresas, para quienes el tiempo<br />

empleado en esas cuestiones no hace <strong>más</strong><br />

que retrasar la firma de nuevos contratos.<br />

La canciller alemana, Angela Merkel, tuvo<br />

que aguantar las acerbas críticas de los<br />

medios de negocios alemanes cuando, en<br />

septiembre pasado, recibió al Dalai Lama<br />

en Berlín. Tuvo el coraje de defender algunos<br />

valores y poner fin a lo que calificó de<br />

“diplomacia de cartera”.<br />

La “realpolitik” hace el juego a los opresores.<br />

El presidente francés, Nicolas Sarkozy,<br />

ha tenido el mérito de intervenir directamente<br />

para conseguir que pusieran en<br />

libertad a periodistas y ciberdisidentes<br />

encarcelados en Túnez, Chad y Vietnam.<br />

No han recibido el mismo apoyo sus colegas<br />

rusos y chinos que, sin embargo, lo<br />

necesitan mucho cuando faltan pocos<br />

meses para los Juegos Olímpicos.<br />

Finalmente, la duplicidad de algunos<br />

“defensores oficiales” de los derechos<br />

humanos causa grandes perjuicios a las<br />

víctimas. En ese juego, la palma se la lleva<br />

Naciones Unidas. Y con gran ventaja. Mientras<br />

que, en Nueva York, el Consejo de<br />

Seguridad aprueba una resolución enérgica<br />

para intentar yugular la macabra letanía de<br />

violencias cometidas con periodistas, en<br />

Ginebra, el Consejo de los Derechos<br />

Humanos emplea la misma energía para<br />

librar de cualquier condena a los responsables<br />

de esas violencias. En 2007 el Consejo<br />

capituló frente a países como Irán o<br />

Uzbekistán. Patentados violadores de los<br />

derechos humanos, esos Estados consiguieron<br />

no sólo evitar toda condena sino,<br />

<strong>más</strong> aún, que la situación de las libertades<br />

fundamentales en sus territorios ni siquiera<br />

se evocara en la sesión.<br />

Resulta muy preocupante la falta de<br />

determinación de los Estados democráticos<br />

para defender los valores que se supone<br />

que tendrían que encarnar. Aún lo son<br />

<strong>más</strong> la renuncia, o la duplicidad, de quienes<br />

pretenden proteger nuestras libertades.<br />

Los periodistas sufren cada vez <strong>más</strong><br />

violencia -en 2007 mataron a 86 periodistasy<br />

medidas de represión coercitivas: <strong>más</strong> de<br />

dos periodistas detenidos cada día en 2007.<br />

Ahora, las organizaciones no gubernamentales<br />

tienen que convencer al conjunto<br />

de los Estados para que cambien de actitud.<br />

Es necesario mantener la presión sobre los<br />

regímenes autoritarios para que dejen de<br />

burlar con total impunidad las libertades de<br />

sus ciudadanos. Pero también es necesario<br />

-y cada vez <strong>más</strong>- empujar a los Estados<br />

democráticos, y a las grandes instituciones<br />

internacionales, para que defiendan esas<br />

libertades en todo el mundo. Encontrar<br />

defensores de la libertad de expresión <strong>más</strong><br />

convencidos de sus responsabilidades, y<br />

por tanto <strong>más</strong> eficaces, es la nueva tarea<br />

que nos incumbe. ◗<br />

Robert Ménard, secretario general de RsF<br />

Jean-François Julliard, responsable de<br />

investigación<br />

4 REPORTEROS SIN FRONTERAS / Nº 10 / MARZO 2008

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