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<strong>Labuerda</strong> • Mayo de 2010<br />
<strong>El</strong> fotógrafo y los pajaricos<br />
<strong>El</strong> carbonero<br />
<strong>El</strong> carbonero común (Parus major) es un paseriforme, un párido, una preciosidad de pajarillo, muy común en Europa<br />
y Asia, que podemos encontrar en casi cualquier tipo de bosque o en un transitado parque de una ciudad. Es una<br />
especie sedentaria siendo en la península la excepción los individuos migradores.<br />
Es fácil de reconocer, mide unos catorce centímetros y tiene una llamativa<br />
corbata negra en su pecho amarillo, el cuello y cabeza son negros con<br />
las mejillas blancas mientras que su espalda es verde oliva. <strong>El</strong> obispillo<br />
es grisáceo y las alas tienen las primarias y secundarias negras, pero con<br />
bordes azules. En las alas se aprecia bien una franja blanca formada por<br />
las puntas de las cobertoras, que son de un gris azulado. Como muchos<br />
otros páridos tiene cantos muy variados y musicales; la mayoría de las<br />
veces que estando en el hide fotografiando, oyes un canto “raro” –que<br />
no habías oído hasta entonces- y te haces la ilusión de que vas a ver una<br />
especie nueva, resulta ser un carbonero.<br />
Es insectívoro aunque también se alimenta de semillas; en invierno, al no<br />
migrar, adapta su dieta y en los comederos prefiere cacahuetes, piñones o<br />
pipas. Si bien ocasionalmente se alimenta de fruta, suele hacerlo de las más maduras, ya pasadas, buscando un gusano<br />
o la puesta de huevos de una mosca. Se estima que una pareja de carboneros puede cazar durante la época de cría de<br />
los pollos no menos de 7 u 8.000 insectos, sobre todo orugas<br />
por lo que la utilidad e importancia de estos pájaros en las<br />
plantaciones de frutales y en los viveros forestales está fuera<br />
de toda duda, en contra de lo que muchos piensan, ya que<br />
es habitual entre algunos agricultores creer que pueden ser<br />
perjudiciales para sus frutales.<br />
Junto con los herrerillos son habituales en cualquier<br />
comedero montado para fotografía, tanto de sierra como<br />
de campiña, convirtiéndose en muchas ocasiones en los<br />
grandes animadores de éstos; a pesar de ser muy común es<br />
un pájaro tan bonito y alegre que no me canso de observarlo<br />
y de fotografiarlo, según qué ejemplar pueden ser muy<br />
confiados y suelen ofrecerte diferentes poses de una gran<br />
plasticidad, igual posan tranquilos sobre una rama que se<br />
cuelgan nerviosos de una fruta o una piña.<br />
Son numerosos los nombres vernáculos que recibe el carbonero<br />
común, muchos onomatopéyicos debido a la gran variedad y a lo<br />
sonoro de sus cantos, como chichipán, bisibisi, chochoví, aguaquí<br />
o cagachín y otros por sus formas, habilidades o colores, como<br />
curica, pajarito del agua, cerrojillo o mosquetero.<br />
Texto y fotos: Javier Milla<br />
Nota de la Redacción: En <strong>Labuerda</strong> les llamamos “chincharranas”,<br />
tanto al carbonero como al herrerillo.<br />
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