Cursos Educacion de Calle - Educadores de Calle
La calle, como espacio de libertad, de protesta, como hogar de indigentes, de pandillas de amigos y coleguismo, de aventuras y riesgo, de encuentro, de información y de espacio educativo si se sabe aprovechar, tiene un significado muy especial para los Educadores que han hecho de ella un campo de trabajo hasta hoy mal aprovechado para intenciones educativas. El Educador toma la calle y sirve de punto de referencia a jóvenes con dificultades, no sólo de integración, sino también de relación y amistad, de ocio y consumo, de estudios y trabajo. Pero el Educador no deja de ser una persona normal y corriente, aunque comprometida con la realidad que le rodea.
La calle, como espacio de libertad, de protesta, como hogar de indigentes, de pandillas de amigos y coleguismo, de aventuras y riesgo, de encuentro, de información y de espacio educativo si se sabe aprovechar, tiene un significado muy especial para los Educadores que han hecho de ella un campo de trabajo hasta hoy mal aprovechado para intenciones educativas. El Educador toma la calle y sirve de punto de referencia a jóvenes con dificultades, no sólo de integración, sino también de relación y amistad, de ocio y consumo, de estudios y trabajo. Pero el Educador no deja de ser una persona normal y corriente, aunque comprometida con la realidad que le rodea.
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RECURSOS DEL EDUCADOR DE CALLE<br />
El educador dispone <strong>de</strong> diferentes recursos humanos y materiales para el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> su<br />
cometido. Unos le son facilitados por la institución <strong>de</strong> que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>, otros están disponibles en<br />
la propia comunidad y los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>be buscarlos o generarlos para que se ajusten a sus<br />
objetivos.<br />
APTITUDES Y ACTITUDES DEL EDUCADOR DE CALLE<br />
Para <strong>de</strong>sempeñar el encargo social el Educador <strong>de</strong>berá tener una serie <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s o<br />
competencias, un cierto talante que le habilite para realizar tareas que incidan positivamente<br />
en el proyecto para el que trabaja. Algunas <strong>de</strong> esas habilida<strong>de</strong>s son propias pero otras <strong>de</strong>berá<br />
adquirirlas a través <strong>de</strong> la experiencia, la formación, el contraste <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, etc.<br />
El autocrecimiento personal también forma parte <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> Educador. Su experiencia,<br />
motivaciones, actitu<strong>de</strong>s, emociones y creencias dibujan un «estilo», una «forma <strong>de</strong> ser y<br />
hacer». No todos sirven para educadores, hay que hacerse a uno mismo, construirse como<br />
personas aptas para ser capaces <strong>de</strong> transmitir valores y normas, introducir cambios<br />
significativos en la propia vida y en la <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más cuando nos lo requieren. La propensión a<br />
compartir, al trabajo en grupo, a la comunicación, a las relaciones interpersonales, a la<br />
creatividad... repercutirá también en el «saber hacer» y «saber ser» que cualquier Educador<br />
precisa para el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> su misión, ésto es, conseguir unos objetivos concretos a través<br />
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