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Columna<br />
Clionautas<br />
Ak iá h u at l Ri v e r a<br />
Las pasiones y los intereses<br />
Albert O. Hirschman en su libro Las pasiones y<br />
los intereses analiza el proceso ideológico de <strong>la</strong><br />
consolidación del interés (entendido como obsesión<br />
por enriquecerse), condenado moralmente en un inicio, hacia<br />
<strong>la</strong> consolidación de querer exaltarlo como una virtud de<br />
desarrollo personal y social. Su ensayo es una reconstrucción<br />
de ideas entre<strong>la</strong>zadas, dando pruebas, con no pocas citas<br />
textuales, que ilustran dicho proceso. En <strong>la</strong> segunda parte<br />
el autor desarrol<strong>la</strong> particu<strong>la</strong>rmente los enfoques clásicos de<br />
algunos autores como Montesquieu y Sir James Steuart; por<br />
último, en <strong>la</strong> tercera parte, expone <strong>la</strong> importancia histórica<br />
de este episodio en el proceso intelectual y <strong>la</strong>s sugerencias de<br />
su aplicación en algunos problemas contemporáneos.<br />
Aunque el libro es sugerente, por su respaldo documental<br />
y porque no deja a ningún pensador importante fuera del<br />
análisis, adolece de explicación. El análisis clásico marxista<br />
(mejor conocido como materialismo histórico) y empleado<br />
por <strong>la</strong> historiografía francesa del siglo XX, sostiene que para<br />
comprender el devenir de <strong>la</strong>s ideas, <strong>la</strong> referencia obligada es<br />
<strong>la</strong> revisión de <strong>la</strong> dinámica económica. En el caso que venimos<br />
comentando, el papel del desarrollo económico no debe ser<br />
menor y, aunque el autor no parece desconocerlo, no hace una<br />
mención importante de <strong>la</strong> lógica económica en <strong>la</strong> formación<br />
ideológica de <strong>la</strong> Europa del siglo XVII y XVIII; es decir, que en su<br />
descripción de <strong>la</strong> evolución de <strong>la</strong>s ideas sobre el interés se nota<br />
un vacío en <strong>la</strong> explicación cuando aparecen, aparentemente<br />
de <strong>la</strong> nada, ideas casi contrapuestas. Hemos de recordar que<br />
el ideal de <strong>la</strong> búsqueda de gloria y del rechazo generalizado<br />
de <strong>la</strong> codicia y <strong>la</strong> ganancia permanecieron intactos durante<br />
casi toda <strong>la</strong> Edad Media, pues <strong>la</strong> organización productiva<br />
proporcionaba condiciones objetivas para que dicho proceso<br />
ocurriera sin complicaciones. En otras pa<strong>la</strong>bras, el fomento<br />
de <strong>la</strong>s actividades económicas mercantiles era poco frecuente,<br />
aún más, <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de vasal<strong>la</strong>je se sostenían, como diría<br />
Marx, en re<strong>la</strong>ciones patriarcales idílicas, reconocidas como<br />
re<strong>la</strong>ciones no económicas, sino basadas en el honor o en <strong>la</strong><br />
gloria; el dominio de c<strong>la</strong>se se sostenía “en el cálculo egoísta del<br />
santo temor de Dios y de <strong>la</strong> devoción mística, el entusiasmo<br />
caballeresco y <strong>la</strong> me<strong>la</strong>ncolía del filisteo”; el autoconsumo<br />
traía como consecuencia una miseria generalizada que se<br />
expresaba en pocas aspiraciones de superación y desde <strong>la</strong>s<br />
c<strong>la</strong>ses altas <strong>la</strong> censura de aspirar a tener comodidades, que<br />
eran condenadas como pasiones bajas cuya consecuencia era<br />
<strong>la</strong> putrefacción moral.<br />
Como el Renacimiento en Italia, <strong>la</strong> consolidación del<br />
interés personal como virtud hal<strong>la</strong>ría su fundamento en el<br />
renacer comercial del mar Mediterráneo en el siglo XIV y<br />
XV; todo esto aparejado con el nacimiento y esplendor de <strong>la</strong>s<br />
vil<strong>la</strong>s como centros económicos florecientes, antítesis de los<br />
feudos. Más ade<strong>la</strong>nte, <strong>la</strong> revolución en <strong>la</strong> industria en el siglo<br />
XVIII y <strong>la</strong> articu<strong>la</strong>ción de un mercado mundial, sobre todo por<br />
<strong>la</strong>s conquistas económicas de <strong>la</strong> India y de China, fincaría en <strong>la</strong><br />
humanidad <strong>la</strong> idea de que el progreso es tangible, alcanzable<br />
y confiable.<br />
Es c<strong>la</strong>ro que Hirschman no tenía <strong>la</strong> intención de dibujar<br />
un panorama completo de <strong>la</strong> historia de Europa de aquellos<br />
tiempos; su objetivo era describir <strong>la</strong> evolución puramente<br />
intelectual. Lo sustancial es apreciar cómo el método<br />
propuesto por el materialismo histórico de atender a <strong>la</strong> base<br />
económica en el momento de analizar un proceso social,<br />
hace más diáfana <strong>la</strong> comprensión de <strong>la</strong> historia y <strong>la</strong> aleja de<br />
<strong>la</strong> concepción anticuada que <strong>la</strong> ve como un re<strong>la</strong>to de hechos<br />
contingentes o un recuento de curiosidades de un pasado<br />
ajeno y soporífero.<br />
44 19 de agosto de 2013<br />
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