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12 Domingo, 30 DE Octubre DE 2011<br />
arte Y estilo<br />
Tom Waits evoca raíces inquietas y las vuelve canción<br />
Michael Loccisano/Getty Images<br />
Bad as me, nuevo CD de Waits, izq., mezcla oldtime y surrealismo. Con Neil Young en Nueva York.<br />
POR JON PARELES<br />
PETALUMA, California — Adrenalina<br />
e inquietud atraviesan Bad<br />
as me, el más reciente álbum de<br />
Tom Waits y primer conjunto de<br />
canciones nuevas desde Real Gone,<br />
de 2004.<br />
A <strong>los</strong> 61 años, Waits es aclamado<br />
como una maravilla estadounidense:<br />
un compositor que puede ser<br />
inteligente y esencial, estridente y<br />
meticu<strong>los</strong>o, etéreo y terrenal, sombrío<br />
y cómico. Ha cantado sobre<br />
borrachos, prostitutas y asesinos,<br />
inventando cuentos chinos e hilando<br />
asociaciones libres que de alguna<br />
manera tienen lógica; también<br />
ha mostrado un costado vulnerable<br />
en canciones tiernas de amor sin<br />
ironía.<br />
Graba desde hace ya 4 décadas<br />
en las que forjó un sonido que se<br />
ajusta a su voz y sus letras: es una<br />
mezcla de extraño representante<br />
del viejo EE. UU., en parte escultura<br />
que utiliza materiales de<br />
desecho, en parte experimento<br />
de científico loco, dibujo animado<br />
o sermón del fuego eterno del infierno.<br />
Pese a haber alcanzado un solo<br />
disco de oro en EE. UU. —la colección<br />
de material nuevo y viejo de<br />
2006, Orphans: Brawlers, Bawlers<br />
& Bastards”— Waits, que este año<br />
fue admitido en el Salón de la Fama<br />
del Rock and Roll, es muy querido<br />
por <strong>los</strong> músicos de su generación,<br />
que lo consideran un hábil compositor<br />
y un marginal inflexible. “Me<br />
identifico con esos tipos que dibujan<br />
con salsa Tabasco sobre cartón<br />
con un clavo, tipos marginales”,<br />
dijo. Bruce Springsteen, <strong>los</strong> Eagles,<br />
Rod Stewart y últimamente<br />
Robert Plant (con Alison Krauss en<br />
el álbum Raising sand, ganador del<br />
Grammy) son algunos de <strong>los</strong> que<br />
han cantado canciones de Waits.<br />
Sin embargo su público “no son<br />
viejos como yo que escuchan a viejos<br />
como yo”, señaló.<br />
Cuando Waits surgió en <strong>los</strong> años<br />
1970, había estudiado claramente a<br />
<strong>los</strong> autores Beat, a <strong>los</strong> pioneros del<br />
jazz y a <strong>los</strong> músicos del Delta Blues.<br />
Ahora <strong>los</strong> músicos del rock independiente<br />
lo estudian a él.<br />
Los siete años transcurridos entre<br />
<strong>los</strong> nuevos álbumes fueron activos.<br />
Waits y Kathleen Brennan,<br />
su mujer y compañera en la composición<br />
y producción, reunieron<br />
Orphans. Waits hizo una gira por<br />
EE. UU. y Europa, lanzó un álbum<br />
en vivo Glitter and doom live y actuó<br />
en películas (como The Book of Eli<br />
en 2010). Este año, un impulso compositivo<br />
dio como resultado Bad as<br />
me. Las letras son directas. “Eres<br />
la cabeza de la lanza, eres el clavo<br />
de la cruz/Eres la mosca en mi cerveza,<br />
eres la llave que se perdió”,<br />
canta en la canción que da título al<br />
álbum. Es un disco de canciones de<br />
amor, que presenta reflexiones sobre<br />
la muerte y, en la mayoría de <strong>los</strong><br />
casos, canciones cuyo tema es emprender<br />
viaje. “Quiero perderme”,<br />
declara en Get <strong>los</strong>t.<br />
Los arreg<strong>los</strong> evocan la mezcla de<br />
surrealismo y nostalgia que Waits<br />
cultiva hace tiempo con guitarras<br />
gangosas, trompas agresivas, el<br />
piano confuso de bar y la batería<br />
que conjura tabernas a la orilla de<br />
la ruta y tatuajes militares. Hay<br />
media docena de blues con ritmo<br />
machacado, en <strong>los</strong> que Keith Richards<br />
se une en contrapuntos de<br />
guitarra con David Hidalgo de Los<br />
Lobos, y el músico de jazz ecléctico<br />
y líder de banda Marc Ribot.<br />
También hay tres canciones bailables<br />
lentas.<br />
Back in the crowd es una balada<br />
country con un dejo de mariachi.<br />
“Kathleen quería hacer canciones<br />
de tres minutos, 12”, dijo Waits. “Yo<br />
tiraba versos por todas partes, y<br />
cortaba todo”. (El disco terminó<br />
con 13 canciones en su lanzamiento<br />
estándar y 16 en una edición de<br />
lujo.)<br />
Waits intentaba escribir “canciones<br />
<strong>para</strong> demorarse”, una expresión<br />
que aprendió en una colección<br />
de temas folk de Alabama. “Igual<br />
que en el blues, uno se instala y empieza<br />
a quedarse en un tema particular”,<br />
dijo. “Era simple y evocaba<br />
muchísimo”.<br />
Cuenta cuáles son las sugerencias<br />
que le hacen <strong>los</strong> músicos de<br />
Un trovador<br />
entrecano y un<br />
pasado con blues.<br />
jazz que lo acompañan: “Quiero<br />
que toques como si tuvieras 7 años<br />
y estuvieras en un recital”. O “Tocá<br />
como si no tuvieras <strong>los</strong> pantalones<br />
puestos”.<br />
Ribot, Hidalgo y Richards trabajaron<br />
por se<strong>para</strong>do y viajaron a<br />
California por unos días varias veces<br />
e hicieron trabajo de post-sincronización,<br />
<strong>para</strong> poder efectuar<br />
posteriormente la mezcla.<br />
Mientras tanto, la voz de Waits –<br />
ronca, canturreando ásperamente<br />
o flotando en un falsetto desvencijado–,<br />
generalmente se reduce<br />
a una interpretación en una sola<br />
grabación.<br />
En un diálogo, Waits habla del<br />
oficio de grabar cuando se baten<br />
palmas y el descubrimiento fortuito<br />
del significado que encontró<br />
en las rimas triples. Las incorpora<br />
a una canción nueva After<br />
you die, una larga lista de símiles<br />
–“like a tramp choir crying/like a<br />
campfire dying” (como un coro de<br />
vagabundos gimiendo/como una<br />
fogata muriendo)- <strong>para</strong> analizar<br />
el olvido.<br />
“Hay verdades que brotan de<br />
lo que parece ser simplemente un<br />
juego de palabras”, dijo. “Eso es lo<br />
que me resulta misterioso respecto<br />
de <strong>los</strong> significados de las cosas: de<br />
alguna manera se desenroscan de<br />
las palabras prácticas”.<br />
Un vals llamado Last leaf celebra<br />
la imagen de una hoja solitaria<br />
colgada de un árbol: “El otoño se<br />
llevó al resto pero no me llevó a mí”,<br />
canta.<br />
Resulta tentador escucharlo como<br />
una declaración de obstinada<br />
persistencia. “Supongo que se podría<br />
decir que todo es una metáfora<br />
de todo”, dijo Waits. “Pero a veces<br />
es simplemente lo que es. Se refiere<br />
a lo que dice –a un árbol–”.<br />
Dale Carnegie, 75 años después<br />
dwight<br />
Garner<br />
Ensayo<br />
Los libros de Dale Carnegie<br />
y Emily Post definen el arte de<br />
hacer lo correcto. Etiqueta <strong>para</strong> la<br />
era de <strong>los</strong> a<strong>para</strong>tos electrónicos.<br />
Actualizaciones con consejos<br />
sobre <strong>los</strong> inconvenientes<br />
que presentan<br />
Twitter y Facebook.<br />
How to win<br />
friends and influence<br />
people (Cómo ganar<br />
amigos e influir<br />
sobre las personas)<br />
de Dale Carnegie, que este año<br />
cumple 75 años, vendió más de 30<br />
millones de ejemplares y sigue en<br />
la lista de libros más vendidos. El<br />
libro, un himno a la integridad, el<br />
buen humor y la calidez en nombre<br />
del capitalismo amigable, es tan<br />
sano como una pintura de Norman<br />
Rockwell.<br />
Las advertencias esenciales que<br />
contiene –aprender a escuchar,<br />
admitir rápida y enfáticamente<br />
<strong>los</strong> errores y sonreír más seguido,<br />
entre otras– son eternas.<br />
Consejos <strong>para</strong> evitar<br />
actos fallidos en<br />
Twitter y Facebook.<br />
Ahora, Dale Carnegie and Associates<br />
Inc., que ofrece clases de<br />
liderazgo y oratoria, volvió a editar<br />
el libro <strong>para</strong> la generación de<br />
la laptop con el título Cómo ganar<br />
amigos e influir sobre las personas<br />
en la era digital.<br />
No es el único clásico de autoayuda<br />
que se actualiza este otoño<br />
<strong>para</strong> <strong>los</strong> tiempos de Facebook y<br />
Google. Hay una nueva edición<br />
de Emily Post’s etiquette, esta vez<br />
acompañado por el subtítulo de<br />
anticipación Manners for a new<br />
world.<br />
Ambos libros ofrecen consejos<br />
sensatos <strong>para</strong> ser educado a la hora<br />
de enviar correos electrónicos<br />
y navegar entre <strong>los</strong> obstácu<strong>los</strong> de<br />
Twitter. Sin embargo, manipular<br />
estos favoritos conlleva sus riesgos.<br />
En particular Cómo ganar<br />
amigos e influir en las personas en<br />
la era digital es una reelaboración<br />
tan radicalmente desventurada<br />
del texto de Dale Carnegie que<br />
casi parece un acto de suicidio de<br />
marca.<br />
El problema es que su ADN<br />
verbal no sólo fue manipulado sino<br />
alterado. La gran virtud de Carnegie,<br />
más allá de la simplicidad de<br />
sus ideas centrales, era su prosa<br />
despojada. Eso aquí desaparece.<br />
Esta nueva adaptación parece<br />
haber sido armada utilizando<br />
imanes de la refrigedora con<br />
mensajes de la jerga empresarial:<br />
“competencia transaccional”,<br />
“continuo de oportunidades” y “la<br />
persuasión de nuestra creencia”.<br />
La destrucción, en lo que se refiere<br />
al encanto original de Carnegie, es<br />
prácticamente total.<br />
Emily Post’s etiquette: manners<br />
for a new world es la 18 edición<br />
de un libro que se publicó<br />
por primera vez en 1922;<br />
esta es la primera revisión<br />
desde 2004.<br />
La edición más reciente<br />
tenía partes dedicadas al<br />
correo electrónico y a <strong>los</strong><br />
mensajes de texto, pero esta última<br />
abarca un mundo más amplio:<br />
aborda temas como <strong>los</strong> tatuajes<br />
y <strong>los</strong> piercings, trabajar desde la<br />
casa, <strong>los</strong> riesgos de Facebook y<br />
Twitter, y cómo hablar mal cortésmente<br />
cuando se participa en <strong>los</strong><br />
videojuegos.<br />
Esta edición retoma principalmente<br />
la información que aparece<br />
en las versiones anteriores. Está,<br />
quizá, sobrecargada de consejos<br />
tan obvios que uno se pregunta si<br />
<strong>los</strong> autores ponen en duda la capacidad<br />
que tienen sus lectores <strong>para</strong><br />
salir a la calle a salvo. De la página<br />
25: “Sea prudente al dar vuelta la<br />
esquina de <strong>los</strong> edificios <strong>para</strong> no<br />
chocar con alguien que venga en la<br />
WILLIAM P. O’DONNELL/the new york times<br />
Los libros de Dale Carnegie y<br />
Emily Post definen el arte de<br />
hacer lo correcto.<br />
dirección contraria”. Ciertamente.<br />
No obstante, la lección fundamental<br />
del libro es viejísima,<br />
tanto online como fuera de línea.<br />
“Cuando dos personas se reúnen”,<br />
dijo en su momento Emily Post, “y<br />
sus conductas se ven mutuamente<br />
afectadas, hay etiqueta”. Lo único<br />
que queda, según entonan Dale<br />
Carnegie y ella a lo largo de las<br />
décadas, es hacer lo correcto. Una<br />
idea que no necesita ninguna actualización.