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numeros paginas - Revista La Central

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Otra del barrilete cosmico9 de junio de 1996. Duodécima fecha del Clausura. Casi 400 mil pesos de recaudación. El árbitro es LuisOliveto. Al minuto del segundo tiempo, César <strong>La</strong>barre le ataja un penal a Maradona. ¡Tomá vos! A los 35minutos, el ‘Manteca’ Martínez –tras pase de Maradona– pone en ventaja a Boca. A los 44, proyectadopor derecha, pero de zurda, el Diego tira un sombrerito y clava el segundo. Golazo. <strong>La</strong> Bombonera se vieneabajo. En una de las bandejas superiores del estadio, este atrevido pirata, del Club Atlético Belgrano,se mira con sus dos hermanos, también celestes, e intuye que deben celebrar igual. En el abrazo entiendetodo: es la última oportunidad de ver (en) vivo y vivar al 10.A los 80 minutos del film Maradona by Kusturica se reproduce aquel lujo con el que el Boca de CarlosBilardo le ganó al Belgrano de Pedro Marchetta. A este atrevido pirata de pata-de-palo y parche-en-el-ojo,sepan perdonar, se le pianta un lagrimón.como ‘la mano de Dios’. El partido finalmenteterminó 2-1 con una exitosa victoria deArgentina que le permitió clasificar a semifinales”.¿Qué dice Kusturica de un golazo que, aunquehaya sido clonado por Lionel Messi (Barcelona,18 de abril de 2007, Camp Nou),sigue siendo único? “Fue un milagro que laTierra no acabara fuera de su eje cuandomás de mil millones de personassaltaron al unísono, en el momentoen que Maradonamarcaba el gol contraInglaterra. <strong>La</strong> Tierra hacontinuado girandoinalterada alrededordel Sol porqueaquel fue un saltopor la Justicia. HastaDios estuvo involucrado.Fue laprimera vez que unpaís desangrado por ladeuda pública triunfó sobreuna de las potenciasmundiales. ‘¿Quién es ese hombre?–me pregunté– ¿Quién es esemago del balón?’. El Sex Pistols del fútbolinternacional. <strong>La</strong> víctima de la cocaína que,después de haber dejado la droga, parecíaFalstaff o un testimonio de los spaghetti. SiAndy Warhol estuviese vivo, sin duda habríapuesto a Maradona entre sus serigrafías,con Marilyn Monroe y Mao Tse-Tung”.Lo malo, interiores, (re)toma 1: Elafán de figuración del propio Kusturica, quese hace llamar “el Maradona del Cine”, queaparece en pantalla más minutos que el Diegoen cancha, que aburre mostrando cómosale de compras por San Telmo o de farracon strippers, que analiza las crisis argentinascon la ligereza de un eructo bosnio, queEl problemade Maradonaby Kusturica es que,de entrada, todossabemos cómotermina: de este ladode la línea de cal.compara cada adversidad de la existenciadiega con alguna escena de su filmografíaanterior, y superior… Se dice de Emir: “Eldirector intenta ver en Maradona y en diferentesaspectos de su vida, de manera forzada,ecos de la suya propia” (Kinodelirio).Lo malo, interiores, (re)toma 2: Maradonaby Maradona. Sus participaciones en(¡caaada!) bailes, la Iglesia Maradoniana,el simplismo ideológicocon el que adhierey se despega de padresy desmadres políticos,el ingreso a terapiaintensiva por crisishipertensiva conarritmia ventricularcompleja, la salidadel túnel de la droga,el programa televisivo<strong>La</strong> Noche del10, donde el propioKusturica anuncia quehará “la mejor película sobreDiego Armando Maradonade todos los tiempos”…Hoy resulta que es lo mismo ocupar un palcoen la Bombonera, alentando junto a <strong>La</strong>12, que una tribuna en el estadio mundialistade Mar del Plata, haciendo minuto desilencio por la muerte del ALCA junto a HugoChávez y Evo Morales.Reza un credo disparatado, incluido en elguión cinematográfico de este film: “Diegonuestro que estás en las canchas, santificadasea tu zurda. Venga a nuestros ojos tumagia, y háganse recordar tus goles así enla Tierra como en el Cielo. Danos hoy unaalegría y perdona a aquellos periodistas,así como nosotros perdonamos a la mafianapolitana. No nos dejes caer en la tentación,y líbranos de João Havelange. Diego”.Tripledoblevéwww.kustu.com / www.diegomaradona.com.arLo feo: En el certificado de desgracia eternaconstan todas estas palabrotas: FIFA, antidoping,Mundial, efedrina, Basile, Nigeria,estimulante, positivo, contraprueba, Grondona,Havelange, Cerrini, estadio Foxboro…Pero, sobre todo, se ausenta el nombre deaquella rubia regordeta, Ingrid, de apellidoFrog (en castellano, Rana), que entró, buscóy se llevó a Diego de la mano y ya nuncalo verás como lo vieras gambeteando enla vidriera y deleitándote. Ninguna enfermeracaliforniana se ha parecido tanto a la Parcacomo aquella asalariada sanitaria deBoston que inspiró aquel “me cortaron laspiernas”.Ni bueno ni malo, el testimonial con el queEmir Kusturica versiona, y empequeñece, al“10” no hace otra cosa que constatar el dañoirreversible: nada ha sido igual. DesdeEstados Unidos ’94, todo lo que haga o dejede hacer Maradona o el resto del mundorespecto a Diego carece de sentido futbolístico.Lo dice él, en la película, en tiempode descuento: “Cuando transponía la líneade cal, mandaba yo”. El problema de Maradonaby Kusturica es que, de entrada, todossabemos cómo termina: de este ladode la línea de cal. Y a esa película, sí, ya lavimos. No hace falta esperar su estreno.13

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