cinco pacientes sin cambiar guantes ni instrumental.<strong>La</strong> primera operación que hiceahí fue a uno que llegó con una herida aun lado del torso. Estábamos en una casay no teníamos la infraestructura de los militares,así que se reunieron los familiaresy discutieron. Al final aceptaron que lo operaracon la condición de que me ayudaraun médico egipcio que tenía una pistola alcinto. Según él, era cirujano y operaba todo.Operamos y lo que estaba roto era elbazo. Toda mi vida, cuando saqué el bazo,Carta blanca (Chad, 1977)El fotógrafo francés Raymond Depardon lepropuso ir al Chad, donde los toubou teníana 250 prisioneros en medio del desierto. <strong>La</strong>Cruz Roja Internacional no se relacionaba con“<strong>La</strong> gente de Savimbi me amenazó de muerte y tuve que rajarde Angola en un auto prestado".movimiento. Un tipo muy bien, muy alto yflaco, como son los toubou. Goukouni creíaque íbamos a negociar por los prisioneros,pero fue la liberación más cautivante que vien mi vida porque no teníamos nada queofrecer. Goukouni, muy inteligente, se diocuenta. Entonces le pedimos que permitieraque los prisioneros escriban a sus familias.Al otro día, antes de irnos, pasamos abuscar las cartas. El enfermero no había escritola suya porque nos había acompañadoa ver a los enfermos. 'No hay problema,–le dijimos– escribí que te esperamos'. El tipoescribió sobre el guardabarro del auto yle dio la carta a Bernard. En ese momentollegó uno de los jefes militares y le dijo quele diera la carta. Bernard siempre me hacíareír porque tiene un descaro increíble, comocuando en plena guerra de Beirut fue a hacerseafeitar. Entonces, Bernard le dijo: 'No38yo hacía la ligadura de la arteria. Nuncaconfié en nadie para que la haga. Pero ahí,como era él y quería ser activo en la operación,lo dejé. A las cuatro de la mañaname despertó la enfermera y me dijo que elpaciente no tenía más presión, que estabablanco. Vi el colchón manchado de sangrey dije que había que hacer una transfusióny volver a operar inmediatamente. El pacientetenía un hermano con el mismo grupode sangre pero la madre no quería quese la dé. Entonces, con el guardaespaldasque yo tenía le sacamos sangre a punta deametralladora y el chico, que tenía 18 años,se salvó. Una semana después estaba otravez con la ametralladora en la calle. ¿Dequé sirve la ayuda humanitaria? Yo leí todolo que hay sobre la guerra de Beirut yno sé por qué se mataban. Para mí la guerraes una psicopatología, una locura. Elgusto que encuentra elhombre por matarse…No sé”.DURÁN, EL FOTÓGRAFOMario Durán también fue pintor yfotógrafo. “Como pintor, cuandohacía las exposiciones me cansabade que me dijeran doctor Durán,entonces firmaba los cuadroscomo San Javier para que la genteme hable como pintor y no comomédico. Me lo puse porque soy de Villa Dolores, en el Valle de San Javier", contó. Durán pasólos últimos meses de su vida pintando en Traslasierras, pero en sus viajes siempre llevó una cámarade fotos.Ahora, la FotoGalería de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdobava a ser la primera en exponer en Argentina algunas de las cientos de imágenes que tomó ensus viajes por el mundo, en una muestra que será itinerante. <strong>La</strong> exposición comenzará el 9 deseptiembre próximo y se podrá visitar en la Ciudad Universitaria de lunes a viernes de 10 a 21 hs,con entrada libre y gratuita.guerrillas que no fueran parte de algún gobiernoreconocido. Los toubou, que teníancomo jefe al famoso Hissène Habrè, queríantomar el país. Así que le dijeron a Depardonque había “unos locos que a lo mejor ibanal Chad”.Entre esos locos estaban Durán, BernardKouchner –ministro de Asuntos Exteriores yEuropeos del actual gobierno de Francia–, yun par más que se habían decidido a formarMédicos Sin Fronteras. Aceptaron. FueronKouchner, la fotógrafa estadounidense SusanMeiselas, Depardon y Durán. Entraronpor Trípoli, Libia, en una época en la que MohammadKadhafi “estaba un poco loco y sosteníaa todos los movimientos terroristas”.“De ahí, viajamos días y días sin parar porel desierto. Los prisioneros estaban en el Tibesti,el desierto más alto del mundo. Losexaminamos y les dimos remedios. Estabantodos desnutridos. A la noche hablamos conGoukouni Oueddei, uno de los líderes delse la doy'. En pleno desierto, con ese viento,todos con ametralladoras, sabiendo que ahíte bajan. 'Para qué meterse', pensé. El tipo ledijo: 'Usted no sabe quién soy yo'. Y Bernardle respondió: 'Usted tampoco sabe quién soyyo'. Era un silencio tremendo. Yo pensé quenos bajaban. Al final el tipo nos dejó ir y nosfuimos cantando Jacques Brel”.
¿Qué es Médicos Sin Fronteras?ASISTIR INDISCRIMINADAMENTEMédicos Sin Fronteras (MSF) es una organización humanitariainternacional de acción médica que asiste a poblaciones en situaciónprecaria, a víctimas de catástrofes y de conflictos armados,sin discriminación de raza, religión o ideología. Esindependiente de todo poder político, económico o religioso.Está en más de 70 países con cerca de 500 proyectos y 19 oficinasen los cinco continentes. Cada año envía a más de tres milprofesionales internacionales, que trabajan con 15 mil profesionaleslocales. Cuenta con más de 3 millones de socios y colaboradoresen todo el mundo. Tiene más de 30 años de experienciay le otorgaron el Premio Nobel de la Paz en 1999.Mario Durán fue uno de los responsables de su formación, eramiembro de honor y, además, fue uno de losfundadores de Médicos del Mundo, otra delas organizaciones humanitarias más importantesdel planeta. “Cuando empezamoséramos cuatro gatos locos, ahora MSF puedemandar 10 aviones de un golpe", recordóDurán. Y agregó: “Además, éramoslibres de ir adonde quisiéramos y hacerlo que quisiéramos. No dependíamos de ninguna autoridad: laautoridad éramos nosotros mismos".MSF tiene su origen en el inconformismo de dos grupos demédicos que coincidieron en Francia a principios de los añossetenta. Unoshabían sido testigosdel genocidiode la minoríaibo durante laguerra de secesiónde Biafra,en Nigeria duranteel 68, y estabanfrustradosante la obligaciónde quedarsecallados que les exigía la organización con la que trabajaban.Otros acababan de comprobar sobre el terreno la descoordinacióny la falta de medios con que se atendió a las víctimasde las inundaciones que en 1970 asolaron Pakistán Oriental,actual Bangladesh. Pronto coincidieron en que la acción humanitariadebía adaptarse a los nuevos tiempos y se pusieronmanos a la obra.Foto de Jean–Pierre Amigo / MSFDe consultorio a prisión (Chad, 1977)De ahí se fueron a Bardai, la capital del Tibesti.Durán trabajaba en un dispensario yuna mañana llegó el Primer Ministro. “Lepregunté a la enfermera qué pasaba y merespondió: `¿No le dijeron que usted está detenido?'.En ese momento llegó una mujercon un aborto en curso. Tuve que atenderlacon el marido al lado con un cuchillo enla cintura. Y cuando estaba terminando, vinierona buscarme porque en el medio deldesierto se había dado vuelta un camióncon un grupo de toubou. Había tres o cuatromuertos. Los compañeros de los heridosestaban con sus fusiles Kalashnikov. Yo estabacompletamente perdido, prisionero. `Nosalgo más de acá. ¿Adónde vine a parar?´,pensé. Entonces me fui a una pieza a pensar,sin hablar con nadie, en un momentoverdaderamente profundo. Me senté en unacama sin colchón. Yo estaba con una expresiónde la cual no se puede salir, no era ungesto fingido. Ahí entró Depardon con suLeica y click, me sacó una foto. Lo hubieramatado. En un momento así me pareció unafalta de respeto, una intromisión, una violación.Pero después, al ver la foto, me parecióextraordinaria”, contó Durán, que ademásera fotógrafo y pintor.A la semana de estar prisionero, Depardonarregló las cosas y se fueron. “De nuevo aatravesar el desierto. Nos subimos a unavión en algún lugar de Libia. El tipo queiba al lado de Bernard me dijo: 'Qué raro.Ustedes se ocupan de salvar vidas y yo meocupo de lo contrario'. Y me mostró: iba consus pistolas en el avión”. Tiempo después,los toubou tomaron el país.Hospital sin amarras (Mar de la China, 1979)Médicos Sin Fronteras mandó un barco hospital,el Île de Lumière, para auxiliar a los refugiadosque escapaban del gobiernocomunista de Vietnam. “Se iban en barcosde mierda, en unas condiciones terribles.Muchos murieron en el camino, violados,raptados…”, relató Durán. Para ellos, la únicavía de escape era por Malasia, Indonesia,Tailandia, Hong Kong o Filipinas. Con esebarco, MSF también buscaba documentarlas violaciones a los derechos humanos perpetradaspor las autoridades vietnamitas,que serían indagadas por un equipo de periodistasa bordo. Kouchner montó el comitéUn barco para Vietnam, al que atrajo aJean-Paul Sartre, Raymond Aron, AndréGlucksmann, Michel Foucault, Bernard Henri-Lév,Brigitte Bardot e Ives Montand, entreotros. Durán iba en el barco.Tratamiento ambulatorio (Afganistán, 1988)“Afganistán fue una de las guerras que másme impactó porque es un país en el que nohay nada. Los rusos trataron de exterminara los afganos. Terminó la guerra y nadie lesdijo nada. Pero los afganos lucharon con coraje,con fuerza. Ahora, ¿de qué sirve si hace30 años que están en guerra y no tienenni qué comer? Entramos al país de formaclandestina y empezamos el viaje en Penshawar,en Pakistán, el lugar por donde andabaBin <strong>La</strong>den. Viajamos 15 días a caballopara llegar al centro del país. Fue un viajeterrible. Atravesamos Kabul bombardeada.Al final del viaje ya estábamos totalmentelocos, teníamos la cabeza perdida. Era imposiblepensar en nada. Yo a la noche en elcaballo trataba de pensar y decía: `Me voya concentrar, voy a pensar en mis hijos´. Peroera imposible pensar. En esos momentoshay una energía biológica que le nace al individuocuando no tiene pensamientos, quees muy buena. El primer hospital que hicimosfue bombardeado por los rusos. Cuandovimos venir a los aviones corrimos a unade esas cuevas de las que están llenas las“Yo pensé que nos bajaban. Al final el tipo nos dejó ir y nosfuimos cantando a Jacques Brel”.montañas afganas. Cinco oseis pacientes que no podíanmoverse murieron en el hospital.Después lo reconstruimosen un lugar protegido por lasmontañas”.Pronóstico reservado (Córdoba, 2007)Al momento de esta entrevista, El doctorMario Durán estaba desilusionado, cansado.“Estoy completamente disgustadocon la sociedad. <strong>La</strong> guerra es una cosahorrible… horrible. Cortar piernas, sacarojos, abrir vientres, cortar brazos. Sigue todoslos días y no parece que vaya a parar.Ya no creo más en la sociedad ni en el hombre.<strong>La</strong> codicia hizo del hombre un monstruo.Si tuviera que hacer de nuevo lo quehice, no lo haría.”, concluyó. Sin embargo,quienes lo conocieron de cerca aseguranque haría lo mismo, y más.TRiPLEDOBLEVÉ: www.msf.org.ar39
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